Es noticia
La parada de autobús que va a bajar 20 grados la temperatura en el verano tórrido de los sevillanos
  1. España
  2. Andalucía
El coste es similar a una normal

La parada de autobús que va a bajar 20 grados la temperatura en el verano tórrido de los sevillanos

Un grupo de científicos de la Universidad de Sevilla desarrolla una instalación bioclimática que ayudaría a soportar el calor de la espera de los autobuses. Se va a instalar un prototipo en 2024 que cuenta con el aval del Ayuntamiento hispalense

Foto: Dos hombres pasan por delante de uno de los termómetros que marcan la temperatura en Sevilla. (EFE / José Manuel Vidal)
Dos hombres pasan por delante de uno de los termómetros que marcan la temperatura en Sevilla. (EFE / José Manuel Vidal)

La imagen se repite cada verano, cuando los termómetros instalados en las calles de Sevilla empiezan a protagonizar los informativos al acercarse a los 50 grados. Junto a las paradas de la empresa pública de autobuses de la capital hispalense, una ristra de ciudadanos se refugia del sol porque debajo de la marquesina hace incluso más calor. Pero hay un grupo de ingenieros, en colaboración con expertos de varias disciplinas, que ha ideado un artefacto para acabar con esas esperas “infernales”. Y cuenta con el aval del Ayuntamiento de Sevilla, que va a instalar el prototipo de una parada de autobús que puede bajar hasta 19 grados la temperatura y ejercer casi de refugio climático.

La idea es sencilla y su diseño no dista mucho de las actuales marquesinas. En vez de hacerlas de vidrio, la propuesta es crear un armazón de acero e instalar por dentro una red de tubos por la que correrá agua. Encima, en el techo, una placa fotovoltáica generaría durante el día la energía necesaria para enfriar ese agua que permitiría reducir la temperatura del aire alrededor de la estructura en las horas de la canícula, entre las 13:00 y las 19:00. Lo mejor, explica el ingeniero José Sánchez Ramos, es que estas marquesinas tienen un coste similar a las actuales, que ronda los 26.000 euros por unidad.

Foto: Un hombre se refresca en una fuente de Valencia (Reuters) Opinión

Sánchez Ramos es investigador de la Escuela de Ingenieros de Sevilla y es uno de los responsables del proyecto, que nació en 2016 ante el comienzo de la preocupación por fenómenos como el de la isla de calor, que eleva la temperatura en el centro de las ciudades por el calor que acumulan elementos como el asfalto o los edificios. Además, cuenta con el aval del Consistorio hispalense y de la Junta de Andalucía. Por ese motivo el coste de las nuevas marquesinas refrigeradas es similar al actual y muy parecido en su forma. El objetivo es pasar cuanto antes del laboratorio a la calle y eso ocurrirá en 2024, después de una licitación que el gobierno local, ahora en manos del PP, tiene previsto poner en marcha después del verano.

La primera de estas paradas de autobús se instalará en la avenida de la Cruz Roja, una arteria recientemente reurbanizada con estos parámetros bioclimáticos. “Por eso se ha instalado ya un aljibe de 50 metros cúbicos y la red de tuberías para llevar el agua a la marquesina”, cuenta el ingeniero sobre un proyecto que va más allá de la parada del autobús. En la misma Cruz Roja, esas tuberías servirán para reformar el patio de un colegio cercano y una plaza que cuenta con una fuente que generará “aire frío” gracias a su diseño y las fuentes existentes. Todo ello incluye también la plantación de un gran número de árboles, aunque su efecto no se dejará notar hasta dentro de unas décadas. Mientras tanto, hay un sistema de velas reversibles que amortiguarán el sol mientras crezca la masa vegetal.

Estos ingenieros proponen que el sistema de paradas refrigeradas se instale en todas las reurbanizaciones que se hagan a futuro en Sevilla

La iniciativa se llama LifeWaterCool y cuenta con financiación europea. Estaba pensada para analizar espacios de espera en las ciudades con intervalos de estancia de corta, media y larga duración. Las marquesinas son el ejemplo de esas zonas en las que la espera se prolonga entre los 5 los 20 minutos. Y antes del prototipo, el grupo de trabajo Termotecnia, del departamento de Ingeniería Eléctrica de la Hispalense, ha creado una demo en sus laboratorios de la Isla de la Cartuja para poner a prueba sus ideas. En ese prototipo ha colaborado también un grupo de arquitectos que ha ayudado a elegir los materiales para mantener el coste en esos 26.000 o 27.000 euros. “Hay incluso empresas interesadas”, asegura Sánchez Ramos, que cuenta que han recibido numerosas visitas en el laboratorio.

La inspiración de la Expo92

No deja de ser una paradoja que el ensayo de esta instalación bioclimática se haya llevado a cabo en los terrenos donde se celebró la Exposición Universal de 1992, que ya contaba con un sistema de refrigeración para bajar la temperatura en aquel verano sevillano, ya que la Expo se prolongó entre abril y octubre. En los laboratorios de la Escuela de Ingenieros de la US, el equipo de Sánchez Ramos ha “excitado” el artilugio en una máquina climática para ponerlo en “situaciones endemoniadas”. “Así hemos podido ver cuánta agua hay que bombear, a qué temperatura y qué respuesta tienen las paredes”, ilustra el investigador, que está enfrascado en la fase de divulgación científica del proyecto. En ese contexto hay que incluir la publicación de un artículo en la revista Science Talks con el resultado de sus indagaciones.

Foto: Una concentración en apoyo de la ley de bioclimatización en Sevilla, antes de su aprobación (EFE / Raúl Caro)

El siguiente paso es la instalación del citado prototipo en la avenida de la Cruz Roja, pero la idea de los investigadores y de la propia Administración es aplicar este modelo en una ciudad que a esta fecha del verano encara su tercera ola de calor. “El sobrecoste de incluir las tuberías en el proyecto de la Cruz Roja ha sido ínfimo”, defiende el ingeniero, que pone el foco en las obras inminentes que están previstas en la capital andaluza y que van a levantar grandes avenidas donde este tipo de marquesinas serían muy útiles.

Se refiere así al plan de ampliación de la red de metro, que este mismo lunes ha visto cómo se licitaba un nuevo tramo en el barrio de Pino Montano, al norte de la ciudad. Será precisamente en 2024 o 2025 cuando la obra llegue a la llamada Ronda Histórica, la vía que imita el recorrido de la muralla que rodeaba Sevilla en la época almohade y que será reurbanizada con motivo de la construcción del suburbano. Y la intención de estos ingenieros y arquitectos es que se aproveche, como en el resto de la ciudad, para instalar estas infraestructuras bioclimáticas que deben servir para que Sevilla siga siendo habitable un contexto de crecimiento de la temperatura media por culpa del cambio climático.

La imagen se repite cada verano, cuando los termómetros instalados en las calles de Sevilla empiezan a protagonizar los informativos al acercarse a los 50 grados. Junto a las paradas de la empresa pública de autobuses de la capital hispalense, una ristra de ciudadanos se refugia del sol porque debajo de la marquesina hace incluso más calor. Pero hay un grupo de ingenieros, en colaboración con expertos de varias disciplinas, que ha ideado un artefacto para acabar con esas esperas “infernales”. Y cuenta con el aval del Ayuntamiento de Sevilla, que va a instalar el prototipo de una parada de autobús que puede bajar hasta 19 grados la temperatura y ejercer casi de refugio climático.

Sevilla