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El cabo de Gata, contra El Algarrobico marino: una central eólica junto al parque natural
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El cabo de Gata, contra El Algarrobico marino: una central eólica junto al parque natural

Más de 60 asociaciones y colectivos se oponen a una infraestructura de 70 kilómetros cuadrados y 20 aerogeneradores de 261 metros de altura que se proyecta levantar a 15 kilómetros de la costa

Foto: Recreación de cómo se vería el parque eólico marino desde la playa de Los Muertos.
Recreación de cómo se vería el parque eólico marino desde la playa de Los Muertos.

En el éxtasis inmobiliario que sacudió el litoral andaluz a finales de los noventa y comienzos del nuevo siglo se hicieron muchos desmanes. Edificaciones cimentadas sobre irregularidades administrativas y políticas de cohechos en primera línea de playa. Pero si hubo un caso especialmente llamativo, que durante años fue capaz de arañar espacio en los medios de comunicación, detonante de una pelea social que se trasladó a los tribunales, fue el del hotel de El Algarrobico, en pleno cabo de Gata. Ahora, cuando el paso del tiempo ha transformado sus instalaciones en un esqueleto pétreo, los vecinos del parque natural se enfrentan a lo que consideran una nueva amenaza: un huerto eólico de 70 kilómetros cuadrados y cuyos 20 aerogeneradores de 261 metros de altura se alzarían frente a las costas. Un proyecto impulsado por la mercantil Parque Eólico Marino Mar de Ágata SL, que aún está en estudio, pero que está concitando un gran rechazo y que, al igual que ocurre con las macrogranjas solares, cuestiona los planes energéticos del Gobierno y su Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Pilar González es portavoz de Amigos Parque de Cabo de Gata, una asociación que es la matriz del movimiento ‘Stop Parque Eólico Mar de Ágata’ y al que hasta el momento se han adherido 63 colectivos vecinales, profesionales, organizaciones ecologistas, partidos políticos y organismos como la Unesco. “El proyecto atenta de una manera salvaje al medioambiente y tiene un impacto paisajístico cuyos efectos se extienden por todo el parque natural, además de afectar a las migraciones de aves y al lecho marino”, explica a El Confidencial. “Nos enteramos en Navidad y desde hace diez días nos estamos movilizando”, detalla.

Foto: algarrobico-la-mentira-indestructible Opinión
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“No nos fiamos”, añade González en referencia a qué pasos pueden dar las administraciones y por eso han puesto en marcha una campaña de recogida de firmas. “El asunto está en estudio”, pero “queremos hacer ruido”, remarca, y así mostrar su oposición desde el principio y evitar cualquier desarrollo de la infraestructura. El objetivo es que no ocurra como con El Algarrobico, que se logró paralizar tras un largo batallar en los juzgados.

El presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras (Faape), José María Gallart, también es de los que opina que hay que actuar de forma preventiva, porque, “una vez que el ministerio [de Transición Ecológica] diga que es una obra de interés social, sabemos que lo tenemos perdido”. Si finalmente la promotora decide continuar adelante, “queda todo el trámite administrativo”. “Presentaremos todas las alegaciones y recursos que podamos y llegaremos hasta la última instancia”, avisa, antes de precisar a este periódico que el del cabo de Gata no es el único proyecto de similares características que se proyecta en el litoral mediterráneo con las bendiciones del Ejecutivo central.

El sector pesquero advierte: esta problemática se extiende a otros puntos del Mediterráneo

“También hay otros parques eólicos marinos planteados en Menorca, en el Poniente almeriense o en Gerona”, recuerda, mientras González apunta que “el que quieren construir frente al cabo de Creus está generando mucha contestación social”. “Tuvimos una reunión a nivel general con el Ministerio en la que se nos informó de algunas zonas que podían ser susceptibles de que se implanten estos proyectos” y “dijimos que nos íbamos a oponer a todo aquello que tuviera afección en la pesca”, relata Gallart. El sector no se ha quedado parado y ha constituido una plataforma en la que participan todas las asociaciones mediterráneas para hacerse oír y coordinar actuaciones.

“No estamos en contra de las energías renovables”, sostienen ambos, “pero instaladas en lugares que no dañen al medioambiente o a actividades como la pesca”. Porque hacen hincapié en que los aerogeneradores se instalarán a 4,9 kilómetros de distancia de la reserva marina del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar y se “invadirá” un hábitat ecológico.

Motivos en contra

¿Pero cuáles son los daños que el proyecto podría causar a este espacio virgen del litoral andaluz? El movimiento Stop Parque Eólico Mar de Ágata los resume en tres puntos de un manifiesto al que se han adherido científicos y otros profesionales: “Supondrá un gran impacto paisajístico, tendrá efectos negativos sobre las aves y el medio marino y no cumple los criterios de transición ecológica justa”.

Foto: Playa de los Genoveses en el Parque Natural de Cabo de Gata.  (EFE/Carlos Barba)

El parque eólico, “durante el día, será visible desde muchos kilómetros de la costa y, por la noche, luces intermitentes irrumpirían en el cielo nocturno sobre el horizonte”, sostienen los opositores, que consideran que la recreación realizada por una de las empresas promotoras, en la que apenas se divisan los aerogeneradores, está “maquillada” para crear ese efecto. “Si eliminas el PhotoShop, la cosa cambia”, advierte Pilar González, que explica que “un compañero ingeniero ha hecho una simulación y los molinos se verían a seis kilómetros de la punta de la playa de Los Muertos; a 10 de Aguamarga; y a 12 de [la pedanía de] Las Negras”. Para después recordar que el Decreto 314/1987, de 23 de diciembre, concedía un régimen jurídico especial al cabo de Gata con la finalidad de ”atender a la conservación de sus ecosistemas naturales y valores paisajísticos”.

placeholder Mapa de ubicación del parque eólico. (EC)
Mapa de ubicación del parque eólico. (EC)

La infraestructura, agregan, tendrá una gran afectación en los ecosistemas de numerosas especies y alerta de que los ejemplares pueden impactar con los aerogeneradores. Así lo piensa también el presidente del Grupo Ecologista Mediterráneo, José Rivera, que explica que la infraestructura supondrá “una pérdida de naturalidad del espacio”, que ya se ve cercado por “explotaciones agrícolas” y que en las últimas fechas protesta por la construcción de un hotel en la zona de Genoveses.

“Hay estudios que ponen de relieve que estas instalaciones generarían una indudable presión en las especies del entorno”, agrega, para seguidamente recordar que se alzarían en “una zona de paso de cetáceos y aves migratorias”.

Los detractores acusan que el proyecto responde a un modelo de explotación de multinacionales

Esta “macroinstalación industrial”, según la definen sus detractores, “responde a un modelo de explotación de las grandes multinacionales que controlan el mercado de la energía y venden la producción en la autopista energética, explotando el territorio sin miramientos y priorizando el beneficio económico, con escasas o nulas ventajas para la población local”. “No generará, como dicen, miles de puestos de trabajo, y mucho menos en la población local”, algo sobre lo que también expresa sus dudas José María Gallart, que dice que le parece “perfecto” que cree empleos, “pero que busquen un sitio donde no perjudiquen a otra gente, porque zonas hay”.

“Estudios rigurosos”

El parque eólico es promovido por la mercantil Parque Eólico Marino Mar de Ágata SL, que está participada por Blue Float Energy y Sener Renewable Investments. Entre sus singularidades destacan que contará con una cifra inicial de 20 aerogeneradores de 261 metros de altura que se distribuirán por una superficie aproximada de 70 kilómetros cuadrados —11,5 de largo y seis de ancho—. Para fijarlos, se instalarían 80 anclajes al lecho marino y se instalaría “una red kilométrica de cables enterrados y suspendidos”, señala Stop Parque Eólico Mar de Ágata.

Javier Monfort, uno de los directivos de Mar de Ágata, expresó a este periódico su sorpresa “por el rechazo frontal que determinados grupos ecologistas —no todos— ejercen hacia el proyecto”, ya que considera que “cuenta con claras ventajas desde el punto de vista medioambiental y también para el desarrollo socioeconómico sostenible de la zona frente a otras opciones de producción de energía”.

“El reciente desmantelamiento de la central térmica de Carboneras abre una enorme oportunidad para sustituirla por energías renovables” y defiende que, “de todas las alternativas”, Mar de Ágata es “la mejor”. “No invade espacios del parque natural, ofrece un perfil de producción estable y contribuye a la generación de empleo local”, sostiene Monfort, que apunta a que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha identificado el litoral almeriense como “zona de alto potencial” para el desarrollo de la energía eólica marina.

Los impulsores del proyecto aseguran que “responde de forma directa a las necesidades actuales para que España culmine con éxito su transición ecológica. “Hemos calculado que, gracias a Mar de Ágata, se evitará la emisión de más de 12 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. La energía eólica es una energía 100% limpia y de kilómetro cero. Esto significa que se descentraliza la generación de energía y se rompe con la enorme dependencia energética exterior”, explica Monfort, que insiste en que “el parque resulta compatible con la fauna”. “Su tecnología y sistema flotante minimizan el impacto en el ecosistema marino al no utilizar estructuras fijas cimentadas en el fondo” y “es respetuoso con los corredores de cetáceos y las vías migratorias de aves. “Se prevé aplicar las mejores prácticas internacionales con el objetivo de que Mar de Ágata influya positivamente sobre el mantenimiento de la biodiversidad”, agrega.

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Sobre el impacto socioeconómico, la mercantil ha estimado que generará 2.000 puestos de trabajo directos en Andalucía y una contribución al PIB nacional de 630 millones de euros, que en el caso de Andalucía representaría el 0,28%.

Javier Monfort, por último, aseguró que las acusaciones de manipulación de las recreaciones visuales del proyecto “no tienen ningún fundamento”. “Han sido desarrolladas por la consultora independiente Plain Concepts, con gran experiencia y prestigio, y en la web está disponible el estudio, donde se explica detalladamente y con gran transparencia la metodología empleada”. Ha requerido un trabajo “de más de dos meses” y ofrece “una versión objetiva y fidedigna que evidencia la compatibilidad del parque con su entorno”. “La recreación de los aerogeneradores está hecha con precisión y todo el rigor científico” y “se representan exactamente con las dimensiones que se verán desde la costa”.

Estas explicaciones, no obstante, no convencen a los opositores, que avisan que medirán los contactos con las empresas porque no quieren que cualquier contacto sea una “excusa” para “legitimar” el proyecto. E insisten en remarcar que están "de acuerdo con la necesidad de producir energía a partir de fuentes limpias que no produzcan contaminación ambiental, entre cuyas posibilidades está la energía eólica”. Pero “no se puede dar carta blanca a todo proyecto por llevar la etiqueta de energía limpia o renovable, ya que no es sinónimo de sostenible”. Una argumentación que también están esgrimiendo los que se muestran contrarios a la instalación de grandes huertos fotovoltaicos en zonas rurales y que pone en un brete la política de transición energética que está impulsando el Gobierno.

En el éxtasis inmobiliario que sacudió el litoral andaluz a finales de los noventa y comienzos del nuevo siglo se hicieron muchos desmanes. Edificaciones cimentadas sobre irregularidades administrativas y políticas de cohechos en primera línea de playa. Pero si hubo un caso especialmente llamativo, que durante años fue capaz de arañar espacio en los medios de comunicación, detonante de una pelea social que se trasladó a los tribunales, fue el del hotel de El Algarrobico, en pleno cabo de Gata. Ahora, cuando el paso del tiempo ha transformado sus instalaciones en un esqueleto pétreo, los vecinos del parque natural se enfrentan a lo que consideran una nueva amenaza: un huerto eólico de 70 kilómetros cuadrados y cuyos 20 aerogeneradores de 261 metros de altura se alzarían frente a las costas. Un proyecto impulsado por la mercantil Parque Eólico Marino Mar de Ágata SL, que aún está en estudio, pero que está concitando un gran rechazo y que, al igual que ocurre con las macrogranjas solares, cuestiona los planes energéticos del Gobierno y su Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

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