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En primera persona: "Sufrimos un tsunami devastador, estamos reventados"
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"COMO SIGAMOS ASÍ, TIRAMOS LA TOALLA"

En primera persona: "Sufrimos un tsunami devastador, estamos reventados"

Carmen González, presidenta de la asociación Basta ya y médico de atención primaria de Málaga, la zona cero del covid-19 en Andalucía, narra el colapso de los centros de salud

Foto: Carmen González, médico de atención primaria de Málaga. (Agustín Rivera)
Carmen González, médico de atención primaria de Málaga. (Agustín Rivera)

Me llamo Carmen González y soy médico de atención en el centro de salud Perchel, en Málaga capital. Tengo 55 años y llevo 30 años ejerciendo la Medicina. Me formé en Granada, estuve seis años como interina. Esperé diez años hasta que se convocó una oposición y la aprobé. Del centro de salud de Campanillas (en Málaga) me fui por agresiones. Querían cortarme el cuello por negarme a hacer un certificado falso. No pusieron medidas de seguridad y me planté.

Soy la presidente de la asociación Basta ya Málaga y quiero denunciar que la atención primaria se está muriendo. Nos han convertido en los chicos o muchachas que hacemos de todo en vez de nuestras funciones. Estamos olvidados, abandonados, tenemos una absoluta falta de recursos. Nunca ha sido lo que tenía que ser. El sistema sanitario nunca ha estado centrado en la atención primaria. No tenemos plantilla suficiente ni accesos a pruebas diagnósticas. Ya estábamos absolutamente colapsados y desbordados y no nos llegaba a hacer nuestro trabajo bien porque nos echan encima competencias y tareas que no son nuestras.

Sufrimos un tsunami devastador. Nos han reventado y encima no nos dejan hacer nuestro trabajo.

Foto: Playa de La Malagueta. (Reuters)

Ahora somos salubristas, pero la salud pública no es nuestra. Si hubiera querido ser especialista en salud pública preventiva me habría especializado. Mi tarea es el diagnóstico y el tratamiento. El rastrear y buscar los contactos sanos no es lo mío. Estamos haciendo el nuestro y el de otros compañeros ausentes. Esto no puede ser. Si ya antes estábamos clamando, ahora más. Queremos centramos en la atención primaria, no en la burocracia, no en los arbolitos que pueden poner en un centro de salud, sino en los que hay que hacer ya, con urgencia.

"La vida no tiene repuesto"

Como siga la cosa así, los profesionales nos vamos, tiramos la toalla. Vamos a dar el do de pecho, pero estamos trabajando como leones. Queremos colaborar, pero trabajar bien, que nos respeten. No podemos más y si podemos más, no queremos más. Ya hemos arriesgado nuestra vida. Estamos dispuestos a hacer una huelga, a ajustarnos a nuestro horario porque nuestra vida y salud vale lo mismo que la de cualquier ciudadano. Y nadie tiene derecho a obligarnos a lo que ninguna otra persona estaría dispuesta a darte. La vida no tiene repuesto y yo desde luego me entrego en trabajo y altruismo a montones, pero que me respeten como profesional y como persona.

A raíz del covid la situación ha empeorado de manera exponencial y mucho ahora en el verano, con un tercio de la plantilla ausente. No hay forma de cubrir las bajas porque no queda nadie en la bolsa del SAS (Servicio Andaluz de Salud). No se puede tener el cupo de enfermos, más el covid, más el rastreo… Que no, que no podemos. Claro que se nos queda gente sin atender aunque trabajemos mañana, tarde y noche y fines de semana.

placeholder Carmen González, junto al portavoz de la asociación de pacientes de Málaga (Agustín Rivera).
Carmen González, junto al portavoz de la asociación de pacientes de Málaga (Agustín Rivera).

Esto no se puede solucionar trabajando solo los médicos de atención primaria o pediatras. La población tiene que cumplir con sus medidas de seguridad y que estas sean razonables y coherentes. Algunas que tenemos no lo son, como que te obliguen a llevar la mascarilla en la calle cuando vas solo y paseando por el monte. Tampoco es coherente que aquí estamos hablando tres personas más de 15 minutos, cerca, a menos de metro y medio, y tengamos que llevar la mascarilla y si me siento en un bar a un tomar una cerveza con 15 personas puedo estar dos horas. Eso es un contacto estrecho de altísimo riesgo.

Cuando ponemos normas incoherentes a la ciudadanía aparecen los rebeldes, los que dicen: "¡A mí me vas a decir lo que tengo que hacer!". Mira, el presidente del Gobierno. Y voy a ser muy dura. Porque todos tenemos que dar ejemplo. Llega allí al atril a un sitio cerrado, que yo sepa no está en el bosque, ¿no? ¡Y se quita la mascarilla! Si quien tiene que dar ejemplo no lo da, ¿qué hubiera pensado si yo estoy en un acto público sin mascarilla? Yo cuando lo hago llevo puesta una FFP2. ¿Por qué? Porque ayer y antes de ayer he visto pacientes con covid y yo no se lo puedo contagiar a nadie. Tengo que protegerme y a los demás.

González a una señora mayor sin mascarilla: "Si usted no me protege a mí, ¿por qué voy a protegerla a usted y encima arriesgando mi vida?"

Hay que tener muy claro cómo se están llevando las normas y a lo mejor nos estamos equivocando en cómo gestionamos la pandemia, pero que nos pregunten a los epidemiólogos, a atención primaria y a los profesionales de la comunicación, porque aquí hace falta pedagogía a reventar. También psicólogos que conozcan la naturaleza humana y que, si pones una norma, se pueda anticipar cómo va a reaccionar una población.

La gente joven se siente invulnerable y no es consciente porque todavía no se ha desarrollado esa solidaridad que se aprende con los años y ese aprendizaje que se tiene que hacer con la vida, que es largo. También están los egoísmos de la gente mayor. Y son población de riesgo que va sin la mascarilla.

placeholder Personal sanitario haciendo test rápidos para detectar coronavirus en un centro sanitario de Córdoba (EFE).
Personal sanitario haciendo test rápidos para detectar coronavirus en un centro sanitario de Córdoba (EFE).

El otro día me acerqué a una señora mayor en el supermercado. La estaba observando y le dije que se tenía que poner la mascarilla para taparse la nariz y la boca y me dijo: "¡A mí esto me agobia". Y yo le dije que a mí también. "Es que me da tos", me contestó. "Usted perdone, llevo un tiempo observándola y usted no ha tosido. Soy médico y sé ver". ¿Sabes qué me contestó? "Para que me la voy a poner si ya la llevas tú puesta". Y le dije: "Señora, estamos a menos de metro y medio. Soy médico, veo a pacientes con covid, ¿me la quito? Porque si usted no me protege a mí, ¿por qué voy a protegerla a usted y encima arriesgando mi vida".

Ese egoísmo tiene que desaparecer y la gente responsable, que somos la mayoría, tenemos que colaborar, juntarnos y unirnos y que se oiga solo nuestra voz y al que no es responsable enseñarle a que lo sea y si no quiere aprender, las cosas pueden tener consecuencias. Y esas consecuencias no las puede pagar la sociedad entera con vidas y la economía arruinada.

"Estamos en transmisión comunitaria total, en unas tasas más altas que las que dicen. Las autoridades no mienten, pero no tienen todos los datos"

El problema que yo veo desde mi experiencia como médico de familia que atiende todos los días es que estamos en la misma situación que justo antes del confinamiento. El pasado miércoles ya envié a dos pacientes a las urgencias, como el peor día de la primera oleada. Atendí a una señora tenía más de 70 años que sufría problemas cardiovasculares y renales. La otra tenía más o menos la misma edad y con clínica de que se podría complicar. La tercera era persona de riesgo, pero más joven. Esta señora, de unos cincuenta y tantos años, es exquisita. Le pregunté si había tenido exposición al covid. Me dijo que sí, que en su trabajo. Ella trabaja en una nave grande donde hay muchos empleados. Habían tenido algunos casos de coronavirus y me dijo que incluso a algunos compañeros les habían ingresado en el hospital. Lo que veo es que las autoridades no mienten, que dan los datos que tienen.

Estamos en transmisión comunitaria total, en unas tasas más altas que las que dicen. Ellos lo que cuentan son las PCR positivas y lo que no saben es que a muchos estamos llegando tarde y le estamos haciendo la PCR cuando ya no tienen síntomas de covid. Y luego, a no ser que alguno de esos contactos salga positivo, entonces ya lo estudiamos. Se nos están escapando muchos casos positivos.

Brotes sin notificar

Encima de mi mesa del centro de salud tengo pacientes que han dado positivo con el rastreo correspondiente. Y a mí no me ha dado tiempo a hacer la tabla Excel para enviarlo a epidemiología. Todos estos contactos los he llamado yo y les he pedido yo la PCR, yo he notificado los casos de sospecha, pero no tienen conocimiento de ese brote porque no lo he notificado. Y si eso me pasa a mí les pasa a todos los médicos de atención primaria.

Nos ha pasado como al principio de la pandemia: todos los políticos de todos los signos de todos los países han querido creer que el covid era menos de lo que era. China nos engañó y luego Italia nos abrió los ojos, pero a pesar de que nos alertara con lo que estaba pasando allí todos los políticos tenían miedo a tomar decisiones drásticas. Están en una posición muy difícil.

placeholder El consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre, y el presidente andaluz, Juanma Moreno (EFE).
El consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre, y el presidente andaluz, Juanma Moreno (EFE).

En Andalucía, por poner un caso concreto, han vuelto a caer en lo mismo, en pensar que el covid no iba a llegar porque había bajado muchísimo la transmisión. Yo en el mes de junio vi uno o dos casos de coronavirus en todo el mes. Han confiado mucho en que los contagios iban a tardar en subir y no iba a llegar la siguiente oleada hasta otoño. Se han equivocado, pero no ha sido maldad… porque ninguno podemos anticipar el futuro. Y como en la anterior oleada no hemos vigilado cuando entró el virus en España hasta que se vio clara la oleada, no se podía prever.

Entiendo que es normal equivocarse, pero una vez que lo haces, sé transparente. Hazlo ya. Si es sincero, lo vamos a entender, que nadie es infalible. Lo que nos estamos jugando es mucho. Esto no puede ser el sálvese quien pueda.

Me llamo Carmen González y soy médico de atención en el centro de salud Perchel, en Málaga capital. Tengo 55 años y llevo 30 años ejerciendo la Medicina. Me formé en Granada, estuve seis años como interina. Esperé diez años hasta que se convocó una oposición y la aprobé. Del centro de salud de Campanillas (en Málaga) me fui por agresiones. Querían cortarme el cuello por negarme a hacer un certificado falso. No pusieron medidas de seguridad y me planté.

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