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Moreno abre la transición en Andalucía con guiños a Vox y el PSOE alentando protestas
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DISCURSO CON ESCASAS IMPROVISACIONES

Moreno abre la transición en Andalucía con guiños a Vox y el PSOE alentando protestas

El futuro presidente de Andalucía se empeña en ofrecer diálogo y cambio tranquilo pero real, desde el centro derecha y para todos los andaluces, "sin complejos ni cordones sanitarios"

Foto: Juanma Moreno, durante el discurso de investidura. (EFE)
Juanma Moreno, durante el discurso de investidura. (EFE)

Hora y media de discurso con pocas improvisaciones respecto a lo recogido en el papel. Solo la mención solidaria al dolor de los padres del pequeño Julen, al que buscan en un pozo en Totalán (Málaga), y la mirada sostenida agaredeciendo el trabajo a Susana Díaz, que lo observó todo atenta y con un gesto insondable. Juan Manuel Moreno no hizo un discurso épico. No es su registro. No convirtió su mensaje de investidura en una gran gesta pese a que sí glosó el cambio político como un hecho histórico que parecía imposible. Quiso vender moderación, normalidad porque él es, se jactó, "una persona normal y voy a gobernar desde la normalidad".

Moreno Bonilla apuesta por un diálogo "sin complejos, sin prejuicios y sin cordones sanitarios"

Moreno abrió paso a "algo parecido a una Transición" en Andalucía y apeló a Adolfo Suárez para dejar claro que el cambio será llevado a cabo por "un reformista radical" pero desde el centro político y "con la máxima participación y consenso posibles". Una Transición, explicó, que ya han hecho con normalidad todas las comunidades de España porque "la alternancia es consustancial a la democracia".

A las puertas, unas 3.000 personas, según cifras ofrecidas por la Policía, se agolpaban coreando 'A por ellos' y 'Ni un paso atrás'. La convocatoria de la protesta estaba dirigida por más de 200 colectivos feministas. Muchos de los participantes bajaron de los numerosos autobuses que, identificados por logos del PSOE y municipio de origen, fueron estacionando en un lateral de la Cámara. Los socialistas arroparon las protestas, explicaron. Adelante Andalucía, también, aunque especificó con claridad que no habían pagado ningún vehículo. "Mi puerta siempre estará abierta y mi mano tendida", dijo Moreno dentro buscando la mirada huidiza de Susana Díaz.

Foto: Susana Díaz. (EFE)

Moreno recibió sólo aplausos de sus 26 diputados. Ni Vox ni Cs jalearon sus palabras desde los escaños. Al término, en las valoraciones, se notó mucho más entusiasta a Francisco Serrano, diputado de Vox, muy satisfecho con la mención expresa a la defensa de la familia en el discurso, que a Juan Marín, futuro vicepresidente andaluz. El portavoz de Cs sí celebró que Moreno hubiera recogido buena parte de la hoja de ruta pactada, con 90 medidas, para el futuro Gobierno de coalición.

Al futuro presidente de la Junta la emoción sólo le desbordó, y no del todo, cuando terminado el discurso entró en la sala de usos múltiples del Parlamento donde lo esperaban los suyos entre vítores y aplausos. El PP empezó a celebrar lo que todavía a muchos les cuesta creer: gobernará Andalucía. El viernes ahí mismo tomará posesión.

Llamó la atención que Moreno arrancara sin esconderse y con una defensa cerrada de que "el Gobierno del cambio obliga al diálogo, sin complejos, sin prejuicios, sin cordones sanitarios". Es lo que Vox pedía, que nadie estigmatice a ninguna fuerza política sea cuál sea su extracción ideológica. Era necesario arrancar así, explicaron los populares, cuando a las puertas había montado "un escrache" de grandes dimensiones y que atribuyeron al mal perder de los socialistas. Las feministas explicaban a las puertas del Parlamento que coreaban contra la posibilidad de que se devalúen las leyes de igualdad o contra la violencia de género.

Parafraseó a Adolfo Suárez en un discurso para el que también eligió frases de Machado, Lorca o Virgilio y se acordó de Blas Infante. Los primeros aplausos sonaron cuando recalcó que iba a ser el primer presidente de Andalucía no socialista. Y el primero también nacido en Málaga.

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"Conciliador, pero real"

Moreno dedicó casi el mismo tiempo de su intervención a ajustar las cuentas con el PSOE y con la falta de alternancia política en Andalucía hasta la fecha que a glosar propuestas que bajarán a la realidad ese cambio "conciliador pero real", desde "el centro derecha" pero para todos los andaluces. Lamentó sin titubeos no haber encontrado "el respeto institucional" que esperaba y acusó a los socialistas de haber tratado de "desestabilizar" al nuevo Gobierno antes incluso de que tome posesión. De nuevo las quejas veladas por las protestas a las puertas se colaban en el hemiciclo.

Habrá días para la confrontación con el Gobierno de Pedro Sánchez. Nadie oculta que PP y Cs, con Vox como aliado externo, van a protagonizar de forma importante la oposición a ese Ejecutivo de la nación al que llevan toda la campaña andaluza dedicando la parte más dura de sus discursos. De momento, el futuro presidente andaluz cargó contra los Presupuestos Generales del Estado y advirtió de que "Andalucía se opondrá frontalmente a privilegios a otros territorios para sostener gobiernos".

Los anuncios fueron los pactados con Cs. El primero, el compromiso de limitación de mandatos a ocho años. Después una larga lista de medidas de regeneración democrática y contra la corrupción. Su principal promesa fue la creación de empleo. Evitó cifras pese a que en la campaña de las andaluzas sí se comprometió a la creación de 600.000 puestos de trabajo. Acusó al PSOE de haber gobernado Andalucía como si el desempleo fuera "un mal intrínseco" y aseguró que no trae "soluciones mágicas" pero sí el convencimiento de que "no es una maldición insuperable". Impulso económico y empleo, cultura y riqueza, políticas sociales, sanidad y educación, fueron los epígrafes que enmarcaron en su discurso las políticas ya cerradas con la formación de Albert Rivera. Con sonoro aplauso a la intención de eliminar de forma urgente el impuesto de sucesiones y donaciones.

Foto: El portavoz parlamentario del PSOE andaluz, Mario Jiménez. (EFE)

La mención expresa a la defensa de "la familia como núcleo esencial de la sociedad" agradó a Vox. Su compromiso de "sacar de la contienda política" la violencia de género y de situar "el maltrato como una lacra social" que deben erradicar, sonó mejor a Ciudadanos. Moreno mencionó las mismas veces la Constitución y el Estatuto de Autonomía, dejó claro que en su partido sienten tan suya "la blanquiverde como la rojigualda". Hubo recordatorio a las víctimas de ETA y una llamada a todos los andaluces, "desde Pulpí a Ayamonte", haciendo suya una frase de Susana Díaz, para que participen del cambio político "sin miedos y sin complejos".

"Pueden los que creen que pueden", se dijo Moreno al cierre, como autoconvenciéndose de que él estaba ahí, en esa tribuna, a punto de poner el punto y final a 37 folios de discurso de investidura, porque cuando todo el mundo decía que no llegaría él se acordaba de Virigilio: "Pueden los que creen que pueden". "El cambio es ley de vida", pudo decir el PP 37 años después, tras diez legislaturas socialistas. "Hoy comienza el futuro de Andalucía". A la undécima legislatura, fue la vencida. 37 folios y 1,8 millones de andaluces, los que eligieron la papeleta de PP, Cs o Vox el pasado 2 de diciembre, pusieron fin a 37 años.

Hora y media de discurso con pocas improvisaciones respecto a lo recogido en el papel. Solo la mención solidaria al dolor de los padres del pequeño Julen, al que buscan en un pozo en Totalán (Málaga), y la mirada sostenida agaredeciendo el trabajo a Susana Díaz, que lo observó todo atenta y con un gesto insondable. Juan Manuel Moreno no hizo un discurso épico. No es su registro. No convirtió su mensaje de investidura en una gran gesta pese a que sí glosó el cambio político como un hecho histórico que parecía imposible. Quiso vender moderación, normalidad porque él es, se jactó, "una persona normal y voy a gobernar desde la normalidad".

Susana Díaz Juan Marín Ciudadanos Vox
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