Pedro Sánchez y Susana Díaz empiezan su ‘deshielo’ político por cálculo electoral
Sus números dos acuerdan el despliegue de la dirección de Ferraz en Andalucía para afianzar al PSOE y dejar atrás disputas internas pero la guerra fría aún no se ha enterrado
Este martes Pedro Sánchez estará en Sevilla y el principal empeño tanto de Ferraz como de Susana Díaz y el PSOE andaluz es que se empiece a hablar de “normalidad”. En eso insisten todos los portavoces de las direcciones socialistas, en que el secretario general socialista y la presidenta andaluza han puesto punto y final a sus desavenencias para ayudarse electoralmente. Tendrán que demostrarlo más allá de la foto y las palabras educadas y de reconocimiento que ambos se dedicarán en su reencuentro, no habrá mucho más, pero “algo es algo”, admiten en el PSOE.
Las elecciones andaluzas, que tocarían en marzo de 2019, son las primeras en el calendario electoral, antes de las municipales y autonómicas. El PP ya ha adelantado su campaña en esta comunidad y Mariano Rajoy inauguró el sábado en Sevilla su particular pugna con Cs. Andalucía aporta muchos millones de votos en unas generales y todos los partidos políticos lo saben. Susana Díaz, que cree que obtendría muchos mejores resultados en Andalucía que el PSOE en unas generales, no quiere que nadie pueda acusarla de haber dañado la marca socialista en unas elecciones. De ahí que haya aceptado la invitación de Sánchez a través siempre de terceros de “normalizar” las relaciones. Ellos hablan, cada vez un poco más, pero no traspasan las líneas de lo políticamente correcto, ni profundizan, ni intercambian ideas ni se dicen lo que de verdad piensan, confirman desde ambos equipos.
El encargo de los números dos
Quien fue íntimo enemigo de Susana Díaz, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, se ha llevado semanas trasladando a los lugartenientes del PSOE andaluz que ahora toca engrasar la maquinaria electoral y dejar atrás recelos, que Díaz y Sánchez se necesitan mutuamente para las siguientes citas con las urnas y que Ferraz tenía que empezar a pisar terreno andaluz más pronto que tarde. Y ellos dicen que encantados, ondeando la bandera blanca con intención de que quede claro que no hay problema.
Como Susana Díaz no olvida las afrentas, desconfía, y mucho, de este miembro de la ejecutiva federal al que conoce desde las Juventudes. Ella encargó el diálogo por arriba, entre el secretario de Organización José Luis Ábalos y su homólogo andaluz, Juan Cornejo. Ellos son quienes han empezado a avanzar en el armisticio con la consigna a Ferraz de que se informe de las visitas de la dirección federal a Andalucía y la réplica desde Madrid de que así se haría siempre que se trataran de facilitar las cosas y no de poner palos en las ruedas. Y resulta que se entienden más de lo que ellos mismos pensaban.
La pugna por las listas electorales aún queda muy lejos y la consigna es no abrirla, además se elegirá a los candidatos a municipales en primarias
La dirección federal va a desplegarse por Andalucía en los próximos meses. Vendrá ahora todo lo que no ha venido en estos últimos ocho meses, en los que la comunidad andaluza era terreno vetado. Ábalos tendrá agenda en Córdoba la próxima semana, Sánchez estuvo en Granada la pasada, Adriana Lastra visitó Cádiz este fin de semana. “Tenéis que empezar a saber que eso es lo normal”, dicen desde la dirección federal.
Lastra va por libre
Esa última visita de Lastra a Cádiz escapó al control de la dirección andaluza e incluso de la federal, según trasladaron cuando se ha pedido explicaciones. Fue la dirigente socialista a apoyar al portavoz municipal del PSOE en Cádiz, Fran González, al que la dirección andaluza quiere quitarse de en medio cuanto antes para remontar en una capital donde son tercera fuerza política y gobierna Podemos. Podría interpretarse como un espaldarazo a quien quiere volver a ser candidato. Que sepan que el PSOE andaluz no lo apoyará. “Quienes son candidatos se decidirá en primarias y aún tenemos que esperar que Ferraz desarrolle el reglamento que dirá cómo y cuando son esas primarias”, contestó Cornejo este lunes a este respecto. Esa será otra batalla, la de las listas electorales, tanto en municipales como en generales, pero empezar ya a abonar esa pugna sería saltarse varias pantallas en el largo juego que queda por delante.
El tándem Ábalos-Cornejo funciona con prudencia y es lo que ha facilitado la agenda de Pedro Sánchez en la capital andaluza, con el paraguas del PSOE de Sevilla que dirige Verónica Pérez. Los primeros pasos para esta visita los dio por su cuenta Gómez de Celis pero fue contraproducente, aseguran en el PSOE. El control del partido es férreo en Andalucía y más en Sevilla, hasta el punto de que teléfono que se colgaba tras pedir un foro o una visita para el líder del PSOE, teléfono que sonaba de inmediato dando cuentas a San Vicente, sede del PSOE andaluz, o San Telmo, sede del Gobierno, pidiendo permiso para recibir con honores al jefe socialista. Algo nunca visto pero que dice mucho de cómo son de verdad las relaciones y de lo imbricado que está el PSOE en la sociedad andaluza. Sánchez tendría muy difícil tener agenda si Díaz no lo autoriza. Tanteó visitar el puerto de Sevilla o la empresa Airbus pero sin el visto bueno de la Junta había poco que hacer.
Tener agenda en Andalucía al margen del PSOE-A y la Junta es casi imposible, casi nadie recibiría a Sánchez si Díaz antes no da el visto bueno
Finalmente Pedro Sánchez departirá en un foro de un medio de comunicación andaluz, el Grupo Joly, en un hotel de la capital andaluza presentado por la periodista Pilar del Río. Hay quien cree que lo lógico hubiera sido que Susana Díaz hiciera los honores pero ella, cuando se le pregunta, despacha con un: “Así está bien, está bien. Lo que necesite Pedro aquí estoy. Lo que ellos decidan”. Exactamente lo mismo y con el mismo tono de las segundas generales, en junio de 2016, mientras preparaba su propia candidatura a las primarias que perdería casi un año más tarde.
Sánchez con el alcalde
Después, Sánchez tendrá una visita a un centro de formación dual de la Junta y un encuentro con la secretaria general de UGT-A, Carmen Castilla. Cabe recordar que el apoyo del sindicato, para disgusto profundo de Díaz por aquel tiempo, fue clave para Sánchez en las primarias. En Andalucía las relaciones con el sindicato ‘hermano’ se rompieron durante meses por el presunto desvío de fondos públicos de los cursos de formación que aún investigan los tribunales. UGT lamentó que la petición de la Junta de que devolvieran millones de euros de ayudas por irregularidades administrativas habían puesto al sindicato contra las cuerdas. Ahora, la Junta ha rebajado la presión y todo está en manos de los tribunales. El cierre será la asamblea abierta que contará con el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, y la líder del PSOE sevillano junto a Sánchez.
La animadversión es mutua y superarla deberá ser tarea de ambos, Sánchez probó a ningunear a la andaluza pero le han convencido de que no es el camino
Tras la encarnizada batalla por las primarias del PSOE, Pedro Sánchez y Susana Díaz tienen por delante el reto de entenderse. Están condenados a ello. No es fácil. No sólo porque la presidenta de Andalucía aún tuerza el gesto cuando se le pregunta sobre aquella contienda sino porque tampoco Sánchez ni su equipo más cercano tiene una relación normal con Díaz ni hablan de ella como del resto de barones susanistas que rápidamente se subieron al carro del nuevo equipo de Ferraz. La animadversión es mutua. El intento de superarla deberá ser tarea de ambos, admiten quienes tienen más perspectiva dentro del partido. Sánchez es muy frío, no confía nada en Díaz y directamente ha optado estos meses por ignorarla, aplicando una estrategia de ninguneo que ha admitido por la vía de los hechos que tiene que cambiar.
El calor de julio
Sánchez volvió en julio a Sevilla tras vencer sin paliativos en las primarias. Lo hizo para acompañar a Susana Díaz en la clausura del congreso regional que confirmó su liderazgo en Andalucía. Todo estaba aún demasiado reciente. El ambiente estuvo muy caldeado entre la militancia. La estampa que quiso arrojar normalidad lo que demostró fue todo lo contrario. Un grupo de militantes con banderas a favor de Sánchez sin poder entrar en el espacio destinado a la clausura del congreso regional y enfrentados con los organizadores del acto de Díaz. Sánchez durante un rato largo esperando a la presidenta andaluza en una salita del hotel sin que nadie apareciera para recibirlo.
Aquel julio, el lenguaje corporal habló alto y claro. La dirigente andaluza tensa y con cada movimiento delatando su incomodidad. Y como colofón los discursos. A él le apagaron el aire acondicionado en cuanto empezó a hablar, según denunció su equipo. Ella le retó con aquello de “no me hagas elegir entre el PSOE y Andalucía” a cuenta de la “plurinacionalidad” que ahora ha quedado orillada. Porque como dicen Díaz y los suyos cada vez que tienen oportunidad, así como quien no quiere la cosa, quien ha cambiado su discurso y se ha movido hacia las posiciones que defendió Díaz y por las que cree que perdió las primarias, en defensa de la unidad de España o del 155, son “los otros”, es decir Pedro Sánchez.
Agua pasada. Sánchez y Díaz no van a ser amigos ni confidentes pero tienen la obligación de mantener una relación normal y cortés. Al menos, hasta que pasen las elecciones. La financiación autonómica es un ‘miura’ complicado y abre muchas diferencias dentro del PSOE pero hasta en eso, asunto clave para el Gobierno andaluz, desde las filas de Díaz admiten que hay que ser listos y que la única intención de Mariano Rajoy es no asumir su responsabilidad, no presentar un modelo y echar a los socialistas a pelear. Y ellos, insisten, ya no quieren más pelea.
Este martes Pedro Sánchez estará en Sevilla y el principal empeño tanto de Ferraz como de Susana Díaz y el PSOE andaluz es que se empiece a hablar de “normalidad”. En eso insisten todos los portavoces de las direcciones socialistas, en que el secretario general socialista y la presidenta andaluza han puesto punto y final a sus desavenencias para ayudarse electoralmente. Tendrán que demostrarlo más allá de la foto y las palabras educadas y de reconocimiento que ambos se dedicarán en su reencuentro, no habrá mucho más, pero “algo es algo”, admiten en el PSOE.
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