Cargos del PP cuestionan las primarias y abren una vía a la dirección para reformar el sistema

Un 2 de abril de hace dos años, Alberto Núñez Feijóo fue elegido presidente del PP con el 98,35% de los votos en un congreso extraordinario. Cuesta recordarlo, pero llegó al cargo con el mismo sistema que Pablo Casado, unas primarias a dos vueltas en el que primero vota la militancia y después los compromisarios. Ese mecanismo está en estos momentos en discusión en el PP.

Se trata de una corriente de opinión soterrada porque el intenso ruido que acompaña a la perenne contienda electoral lo empaña todo. En medio de la cascada de elecciones consecutivas desde hace un año, el debate interno se queda en un segundo plano, a la espera de poder abordarlo en un congreso con ponencia política y de estatutos. Pero el cuestionamiento de las primarias aparece con insistencia en las conversaciones con los cuadros del PP. Está muy presente en el partido y alcanza a la propia dirección, según confirman distintas fuentes.

Hay una sensación transversal, aunque no unánime, de que las primarias que en 2018 enfrentaron a María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado fueron muy contraproducentes para el PP y es necesario volver a la votación clásica de delegados.

Diversos cargos del partido consultados por este diario se muestran partidarios de este cambio y lo apoyarán sin reservas si Génova lo plantea. Algo que, apuntan, ven "muy probable". Porque la misma incomodidad que revelan estas fuentes afecta a la cúpula popular. Feijóo no fue un entusiasta del cambio, que el PP de Mariano Rajoy se vio impelido a hacer por el empuje renovador en el espectro del centroderecha que significó Ciudadanos. "Por culpa de Albert Rivera, el partido casi acaba triturado", señalan fuentes de la organización.

"Aún se sigue pasando a cuchillo a la gente por aquello", sostienen, en referencia a la encarnizada lucha que mantuvieron Casado y Sáenz de Santamaría y que el apoyo vital del entonces presidente de la Xunta de Galicia, decantó a favor del primero. Luego fue precisamente el propio Feijóo quien le retiró de la vida política al ponerse al frente de la oposición contra Casado. "Todavía hay quienes no se hablan desde ese congreso", subrayan, sobre la división del PP en dos bandos que provocó el cónclave para elegir al sucesor de Rajoy. Fue un "error", señalan.

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A. Rodríguez

"Es un clamor", asegura otra fuente, que se debe eliminar este sistema que "llenó de frikis la primera vuelta (hubo hasta seis candidatos) y acabó dando el triunfo a Casado, como salida a la vendetta interna entre Soraya y Cospedal". "Es mejor el sistema de avales de los compromisarios", sostiene. En la misma línea se pronuncia un dirigente territorial: "Yo creo que deberíamos cambiarlo". "La doble vuelta", añade, "no es más democrática, en algunas agrupaciones se ha intentado pervertir con la afiliación masiva de afiliados".

En esta postura se sitúan decenas de cargos que creen que la dirección aprovechará el próximo congreso, cuando tenga a bien convocarlo, para reformar esta fórmula de elección. La impresión general es que, al menos a nivel nacional, es mucho más seguro que voten solo los delegados porque, aunque se produzca una confrontación, es más fácil llegar a un "consenso" sobre quién debe ser el líder popular.

Pero no todos en el PP están de acuerdo con aprobar esta modificación, que representaría, afirman, un paso atrás. Fuentes de la organización sostienen sin reservas que Génova "se quiere cargar las primarias", dando así por hecho que esta es su intención, y censuran la operación. Otro dirigente interpelado defiende que "reducir la democracia interna sería un mensaje letal para la sociedad". "Ya sólo Vox elige a dedo sin ningún mecanismo democrático. Ningún afiliado entendería que se le quitara el derecho a elegir a sus líderes", apunta.

Fuentes de la organización sostienen sin reservas que Génova "se quiere cargar las primarias"

La realidad es que, al margen de Ciudadanos, fue la propia evolución de la sociedad española, el desencanto político posterior a la crisis económica que en 2015 provocó el fin del bipartidismo, lo que obligó al PP a instaurar el mecanismo de doble vuelta. "Respondió a una exigencia social", destacan fuentes del partido.

La reivindicación del voto de las bases estaba muy extendida en el PP. Tanto, que en la conferencia política celebrada en julio de 2015, la propia dirección tuvo que comprometerse con el modelo de un militante, un voto. Dos años más tarde lo diluyó con la fórmula de las dos votaciones, que dejó de nuevo en manos de los delegados —un censo sobre el que se ejerce un mayor control— la elección del presidente del PP. De hecho, en 2018, las bases apoyaron a Sáenz de Santamaría y los compromisarios se decantaron después por Casado, lo que restó todo el valor al pronunciamiento de la militancia.

Pero, para acabar con el sistema dual, es necesario hacerlo en un congreso, con la redacción de unos nuevos Estatutos. Y el PP, tras los cónclaves extraordinarios para elegir a Casado y a Feijóo, no celebra un congreso ordinario con debate ideológico desde el año 2017.