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El mensaje del Supremo al Gobierno sobre Puigdemont: "No solo ETA es terrorismo"
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El mensaje del Supremo al Gobierno sobre Puigdemont: "No solo ETA es terrorismo"

La decisión abre un nuevo frente al Ejecutivo socialista, que verá incrementarse la presión de Junts para que amnistíe, por completo, el delito intocable para Moncloa

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, escucha la intervención del 'expresident' catalán Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo. (EFE/Ronald Wittek)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, escucha la intervención del 'expresident' catalán Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo. (EFE/Ronald Wittek)
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El Tribunal Supremo ha hablado y su decisión no puede coincidir menos con el mensaje que lleva lanzando el Gobierno desde hace semanas. El alto tribunal ha oficializado la segura imputación de Carles Puigdemont por un delito de terrorismo en el caso de Tsunami Democràtic y, en su auto, es muy evidente el esfuerzo de la Sala para explicar bien esta interpretación. Los magistrados, que han apoyado abrir causa contra el expresident de forma unánime, dedican varios folios del escrito en tratar de dejar claro por qué consideran que los disturbios que impulsó la plataforma en 2019 entran en esa categoría a pesar de no ser asimilables al tipo penal tradicional que se atribuye a los actos de ETA o de células yihadistas.

Explican, para empezar, que el terrorismo es un fenómeno que cambia y se diversifica y obliga a seguir esa evolución aplicada a la realidad social del momento. Inspirados por la doctrina aplicada tantas veces a la conocida como kale borroka -la lucha callejera del País Vasco- los magistrados ven similitudes en Tsunami que coinciden “con exactitud” con los comportamientos de aquella. Tirando de ese hilo, la Sala de Admisiones explica que para determinar si una conducta es terrorista es necesario centrarse en dos aspectos. La gravedad y la finalidad. Y concluye que en el caso analizado se dan ambos.

De la gravedad, deslizan, no hay duda. Hasta la Fiscalía General del Estado en la etapa de Dolores Delgado mencionó a Tsunami. Respecto de la finalidad, tampoco. Para que el delito sea calificado como terrorista es imprescindible que se ejecute movido por alguna de las que recoge el Código Penal y en el caso de la plataforma hay varias que encajan: subvertir el orden constitucional, suprimir o desestabilizar gravemente el funcionamiento de las instituciones políticas o de las estructuras económicas o sociales del Estado, obligar a los poderes públicos a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo, alterar gravemente la paz pública….

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo.  (EFE/Ronald Wittek)

Hay incluso en el auto un mensaje directo que suena a recado o respuesta a la frase tantas veces repetida por el Gobierno del PSOE en general y Pedro Sánchez en particular. Frente a “el independentismo no es terrorismo”, la Sala indica que esa afirmación que aflora en algunos políticos y medios de comunicación "es incompatible con la definición que del terrorismo se deriva del actual artículo 573", artículo reformado en 2015 por aplicación de una directiva de la Unión Europea.

El hombre de atrás

Una vez sentado que las acciones coinciden con el delito terrorista, el Supremo pasa a explicar por qué pueden atribuírsele a Puigdemont. Tras detallar los indicios que le vinculan con la plataforma, indica que no se necesita determinar que tenía un control sobre las acciones que iban a ejecutar otros ni que diera órdenes en un sentido o el contrario o quisiera incluso que los altercados se llevaran a cabo. Era, dice, "el hombre de atrás" que, estando a la cabeza de la cadena y conociendo el aparato de poder organizado y sus actividades ilícitas, decidió que continuaran con ellas. Era, añade, el autor mediato. Liderazgo indiscutible y autoría intelectual. Pudo evitar el desarrollo de los hechos retirando "su apoyo carismático", pero lejos de eso animó a seguir en las acciones violentas que se desarrollaron con su conocimiento y consentimiento".

La decisión coloca al expresident catalán fuera de la amnistía en su redacción actual y tendrá el efecto de acrecentar la presión sobre el PSOE en la exigencia de Junts de que el perdón abarque por completo el terrorismo, en cualquier fase. También le coloca ante una cercana citación que la Sala ya anticipa. Mientras tanto, las negociaciones sobre la ley que busca salvarle continúan con cinco días de margen. La aprobación definitiva de la norma está, incluso si hay acuerdo, aún muy lejos. La causa y la tramitación transcurrirán en paralelo.

El Tribunal Supremo ha hablado y su decisión no puede coincidir menos con el mensaje que lleva lanzando el Gobierno desde hace semanas. El alto tribunal ha oficializado la segura imputación de Carles Puigdemont por un delito de terrorismo en el caso de Tsunami Democràtic y, en su auto, es muy evidente el esfuerzo de la Sala para explicar bien esta interpretación. Los magistrados, que han apoyado abrir causa contra el expresident de forma unánime, dedican varios folios del escrito en tratar de dejar claro por qué consideran que los disturbios que impulsó la plataforma en 2019 entran en esa categoría a pesar de no ser asimilables al tipo penal tradicional que se atribuye a los actos de ETA o de células yihadistas.

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