El presidente del CGPJ insinúa en público que dimitirá si la nueva negociación fracasa

El presidente en funciones del Consejo General del Poder Judicial, Vicente Guilarte, ha insinuado este martes en público que abandonará su actual responsabilidad en el caso de que el nuevo intento de renovación del órgano que arranca con la cita entre el ministro Félix Bolaños y el representante del PP Esteban González Pons en Bruselas acabe, otra vez, en fracaso. El tono empleado ha sido jocoso, muy lejos del ultimátum o la amenaza. Pero el mensaje ha calado, según aseguran distintas fuentes.

En un acto organizado con ocasión del Día Internacional de la Mediación, Guilarte se ha dirigido a los presentes para destacar la "ventana de oportunidad" que se abre con la reunión en presencia del comisario de Justicia, Didier Reynders, y la necesidad de "aprovecharla" y no alargar más tiempo la actual situación de interinidad. "Si no es así, me volveré al confort de la Universidad de Valladolid", lanzó.

No es la primera vez que el presidente en funciones se refiere a que su nombramiento es algo efímero y que está de paso. Desde un inicio, mantuvo hasta el último momento la duda sobre si aceptaría el cargo tras la salida por jubilación de Rafael Mozo. Nombrado en su día por el turno de juristas de reconocido prestigio, su trabajo como docente y en un bufete de abogados había provocado que parte del CGPJ pusiera reticencias a la hora de encumbrarle. Renunció a esa actividad privada para dedicarse en exclusiva a su nuevo puesto. De 70 años y elegido en su día a propuesta del PP, Guilarte es catedrático de Derecho Civil, letrado del Colegio de Registradores de la Propiedad y asesor jurídico de la Universidad de Valladolid, además de ejercer como abogado desde 1979.

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Distintas fuentes consultadas hacen una lectura en clave interna de ese mensaje. Según explican, hace solo unos días el Consejo no respaldó su propuesta de cambiar la composición de la Comisión Permanente. Defendió entonces sin éxito que el vocal Enrique Lucas debía sustituir a Pilar Sepúlveda, pero no logró apoyos. Hay quien opina que este resbalón ha podido provocar sus palabras y que el mensaje iba más bien dirigido a los vocales. Otros apuntan, sin embargo, que está harto desde hace mucho del estado del órgano y que no dudará en marcharse.

La sombra de Lesmes

Sea como sea, la sombra de una nueva baja vuelve a cernirse sobre el Consejo y es inevitable recordar lo sucedido con Carlos Lesmes hace dos años. Harto de confiar en un acuerdo entre el PP y el PSOE para que el órgano que presidía fuera renovado y de advertir del deterioro de la institución y ver cómo avanzaba imparable, Lesmes se marchó sin mirar atrás. Lanzó un ultimátum en septiembre de 2022 y cumplió su palabra tras comprobar que las excusas de los partidos continuaban pese a todo. La advertencia, el amago de Guilarte, se produce justo a las puertas de la enésima intentona de renovar sobre la que, gracias al papel de mediación de la UE, sobrevuela un cierto optimismo.

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En caso de que de las palabras pasara a los hechos si no hubiera renovación a la vista, el siguiente en asumir el puesto por edad sería el vocal Wenceslao Olea, también del bloque conservador. El Consejo sumaría otra baja y quedaría aún más mermado y debilitado, lleno de bloques y enfrentamientos en que el paso del tiempo y los últimos acontecimientos han ido haciendo mella. La degradación institucional provocada por la interinidad antinatural que ha mantenido activo el órgano casi una década pesa.

Desde hace meses, Guilarte se ha movido para tratar de empujar la renovación, incluso ofreciéndose a mediar y proponiendo un plan intermedio. El plan Guilarte pasa por quitarle a este órgano la potestad de hacer nombramientos a dedo y profesionalizar la designación de las vacantes del Tribunal Supremo. "Clamar en el desierto cansa", resumen las fuentes consultadas.