Vázquez, Conde, Fúnez y Pons: el Gobierno de Feijóo que pudo haber sido y no fue

Desde 2015, hacer predicciones en política se ha convertido en una actividad resbaladiza. La sociedad española es más compleja y los dogmas de siempre no funcionan. El ombligo de Madrid distorsiona el cuerpo electoral global. Aun así, muchas personas dieron por seguro que Alberto Núñez Feijóo sería el próximo presidente del Gobierno. Y él les creyó. Pero el año concluye con un nuevo vaticinio incumplido y una larga lista de nombres que no fueron ministros, aunque acariciaron el cargo durante semanas, incluso meses.

En el verano de 2022, ya era difícil encontrar en la capital a un empresario o un consultor que no vieran en el gallego al siguiente jefe del Ejecutivo. En otoño, todo el Ibex pensaba que en 2023 habría cambio de ciclo electoral. Entre las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo y las generales del 23 de julio, la euforia se desató. En el ecuador de la campaña, el propio Feijóo apuntó a una victoria por encima de los 160 diputados y subiendo, reconoció que tenía claros algunos nombres de ministros y contestó a preguntas sobre el traspaso de poderes.

El PP y sus entornos tenían absolutamente interiorizado que iban a gobernar. En Madrid, las especulaciones sobre quiénes formarían parte del nuevo Ejecutivo corrían desde hace meses. Había mucha gente "haciendo papeles", "manteniendo reuniones" y "hablando con gente" como paso previo a ocupar la Moncloa. Un enjambre de abejas alrededor del panal.

En ninguna de las quinielas que circulaban se dejaba sitio a Vox. La idea con la que se trabajaba era que, aunque fueran necesarios, no se les haría hueco en el Consejo de Ministros. Como no tendrían otra salida posible, apoyarían la investidura de Feijóo. Durante la campaña, el dirigente popular dejó algunas pistas sobre la composición de su Gabinete. Habría una vicepresidenta que, dijo, es política "y ha gobernado, aunque no en España". La idea más extendida en el PP, según distintas fuentes consultadas, es que habría sido Cuca Gamarra.

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Al llegar a Génova, la confirmó como portavoz del PP en el Congreso y le dio galones de secretaria general. Feijóo, con un grupo totalmente ajeno, necesitaba a alguien que diera tranquilidad a los diputados en esos meses de mudanza y mantuviera todo bajo control. Por eso, explican en el partido, la convirtió en su número dos, para concederle autoridad mientras él intentaba proyectar desde el Senado su imagen pública. Con el tiempo, han sintonizado. Quienes la conocen bien, destacan de ella que "es muy trabajadora" y "está siempre disponible cuando se le necesita".

Con un pasado como alcaldesa de Logroño, encaja en las coordenadas de Feijóo. Hay bastante unanimidad en que habría sido vicepresidenta. Pero, quienes se precian de conocer las tripas de Génova, apuntan que "la persona en la que confía es Carmen Fúnez", a quien, recientemente, en los últimos cambios, ha nombrado vicesecretaria de Organización. Con más o menos galones, Fúnez —con cierto recorrido en el área de Igualdad— habría formado también parte del Ejecutivo.

Vázquez, Economía; y Conde, Industria

Sobre el futuro ministro de Economía, el dirigente popular afirmó que "ni es político ni ha ocupado nunca puestos en ningún Gobierno", a pesar de que está "totalmente acreditado y tiene un amplísimo conocimiento de la economía". A día de hoy es el secreto mejor guardado. Tanto, que el PP carece todavía de referentes económicos visibles. Con el paso de los meses, se ha consolidado la idea de que habría sido Pablo Vázquez, presidente de la fundación Reformismo 21, concebida como vivero de ideas del PP.

Es el nombre al que aluden con más claridad distintas fuentes del PP. Vázquez fue director ejecutivo de Fedea entre 2005 y 2012, y ha sido presidente de Ineco y de Renfe. Industria habría recaído en Francisco Conde, exvicepresidente de la Xunta y exconseller de Economía e Industria. Ahora es diputado en el Congreso, uno más de los que dieron el salto a Madrid con la vista puesta en el Gobierno. Ha sido nombrado presidente de la Comisión Mixta de la Unión Europea y, casualmente, portavoz de Industria del grupo parlamentario popular.

El área económica la hubiera completado Fátima Báñez. Su vuelta al frente del Ministerio de Trabajo también es una circunstancia asumida ahora en el PP, igual que Juan Bravo como ministro de Hacienda. Otro de los nombres con lo que se especulaba, y que se han consolidado en la lista de los que fueron ministrables, es Alicia Richart, especialista en transformación digital, con una gran experiencia empresarial y un pasado como jefa de gabinete de José Manuel Soria, exministro de Industria en el Gobierno de Mariano Rajoy.

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Junto a ella, en el partido se identifican otros nombres de posibles ministros, como Elena Pisonero o los hermanos Álvaro y Alberto Nadal, aunque sin llegar a situarles en un puesto concreto. Durante los largos meses en que se especuló con el futuro Gobierno de Feijóo, en el mundo económico madrileño ya se les atribuía el papel de enlaces con Génova.

Otro de los ministros que en el PP veían como seguro era Esteban González Pons. Hay una corriente mayoritaria que le colocaba al frente del Ministerio de Exteriores, pero como paso previo a convertirse en comisario europeo. En el partido creen que habría sido la propuesta española para la cúpula de la UE, tras las elecciones de junio de 2024.

Sin embargo, a pesar de que se asume que González Pons habría querido ser ministro de Exteriores, hay quienes le situaban en Presidencia. También se da por hecho que Elías Bendodo "habría jugado" a estar en el Gobierno, posiblemente en Turismo. Fuentes populares confirman además el deseo de Isabel Tejerina de volver a Agricultura. Incluso mantuvo algún contacto con Feijóo en esa línea.

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La larga lista de ministros nonatos, al menos por el momento, incluye a Borja Sémper. Polivalente, como González Pons, sus compañeros lo colocan en un ministerio tan heterogéneo como Cultura, pero quienes más cerca están de Génova creen que en el reparto de cargos que ya había diseñado Feijóo le habría correspondido la portavocía del grupo parlamentario en el Congreso.

Algo similar sucede con Pedro Rollán que, como presidente del Senado, ocupa el mayor puesto institucional en manos populares. Su destino, en caso de gobernar, podría haber sido el Ministerio de Política Territorial. Todos tendrán que esperar.