La crisis de los 40 días: un ministro para Economía y más galones para Montero

El tercer Gobierno de Pedro Sánchez afronta su crisis de los 40 (días), aunque en puridad este viernes el nuevo gabinete vaya a cumplir 39 jornadas desde que el presidente del Ejecutivo nombrase sus ministros. Será entonces cuando Nadia Calviño se baje del barco para volver a la órbita europea, como presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Y también ese día se conocerán los planes del líder socialista para ocupar el hueco de su mano derecha en lo económico, la burócrata europea que hacía las veces de nexo con Bruselas y moderaba al Gobierno de coalición.

Ya con la cuarentena cumplida, el Ejecutivo tendrá una nueva mujer fuerte en los números y todo apunta que María Jesús Montero será quien asuma ese papel. Ascendió a vicepresidenta cuarta en el nuevo gabinete después de ser la responsable de Hacienda desde la moción de censura, en junio de 2018. Y ahora podría subir en el escalafón. Hay que tener en cuenta que ya es la vicepresidenta de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, que lidera todavía Calviño. Lo era cuando estaba por detrás de Yolanda Díaz en la prelación del Gobierno y todo hace indicar que Montero mantendrá esta primacía sobre la ministra de Trabajo, ya como vicepresidenta primera.

Tiene sentido que Pedro Sánchez, en su comparecencia para cerrar el año de este miércoles, haya hablado de "protagonistas" en este cambio de carteras casi navideño. Los focos apuntan a la titular de Hacienda, que también es la vicesecretaria del PSOE y, a la sazón, una de las personas que conforman el núcleo de poder que rodea al presidente del Gobierno, tanto en lo institucional como en lo orgánico. Ya ha heredado de Calviño una de sus responsabilidades, la de confrontar con Yolanda Díaz dentro del Ejecutivo. La negociación para el decreto anticrisis la han protagonizado los equipos de Montero y Díaz, un papel que hace solo unos días correspondía a la ministra de Economía, como ocurrió con la reforma del subsidio de desempleo.

Lo que parece imposible es que Montero vaya a heredar la cartera que deja Calviño. La fórmula del Ministerio de Economía y Hacienda se antoja lejana y en el entorno de la sevillana se han escuchado incluso bromas al respecto. "Suficiente trabajo tiene con lo suyo", apuntan estas fuentes. Con la fusión casi descartada, el escenario vira hacia el nombramiento de un nuevo ministro (o ministra) de Economía con una solvencia equiparable a la que tiene la presidenta del BEI in pectore. Hay que tener en cuenta que la salida de Calviño estaba en los planes de Sánchez. Incluso era un deseo. Pero la gallega quería cerrar el año en Madrid para poder culminar sus trabajos en la reforma de las reglas fiscales europeas, uno de los logros que se ha apuntado la presidencia española del Consejo de la UE sobre la bocina.

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Así se entiende que el presidente del Gobierno mantuviese a Calviño como vicepresidenta y ministra de Economía aunque fuera para 40 días. Su marcha se confirmó el 8 de diciembre, aunque el apoyo de Alemania a su candidatura al BEI, a principios de noviembre, ya despejó mucho el camino. Y poco después de que el Ecofin, el cónclave de ministros económicos de la UE, ungiese a la española, el propio Sánchez dejó caer que ya tenía en mente quién sustituiría a la responsable de dar lustre a los números de su Ejecutivo. En la ronda de entrevistas posterior a su investidura jugó al despiste y no aclaró si haría un fichaje fuera del gabinete o si optaría por alguno de los miembros que ya se sientan cada martes en la larga mesa del Consejo de Ministros.

La pregunta no era casual, ya que los focos apuntaron a José Luis Escrivá desde el mismo 20 de noviembre. El banquero albaceteño dejó la cartera de Seguridad Social para coger la de Transición Digital, unas competencias que, hasta entonces, eran de Calviño. Sus buenas relaciones con Bruselas y su experiencia en la banca (BBVA) y el sector público (presidió la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, AIReF) le daban papeletas en la rifa de la sustitución de Calviño. Pero su nombre ha dejado de sonar con la misma intensidad para ser sustituido por otros ajenos al Gobierno.

Opinión

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Las características del nuevo titular de Economía deben ser similares a las que tenía Calviño, sobre todo en el plano europeo. El año que vuelven las reglas fiscales, es decir, la ortodoxia en el gasto, el nuevo ministro debe tener una conexión engrasada con la UE. Y el 9 de junio se celebran unas elecciones al Parlamento Europeo que amenazan la estabilidad de la coalición entre socialdemócratas y conservadores que ha gobernado la Unión desde casi su nacimiento. A esa mirada comunitaria, el nuevo titular debe sumar una solvencia técnica comparable a la que tiene Calviño, que pertenece a la élite del funcionariado español, el Cuerpo Superior de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado.