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La renuncia de dos ediles alimenta las dudas en el PSOE sobre el pacto con Bildu en Pamplona
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La renuncia de dos ediles alimenta las dudas en el PSOE sobre el pacto con Bildu en Pamplona

La sorpresiva salida de dos concejales horas antes de la moción de censura contra UPN tensiona al grupo, que tendrá un voto menos para apoyar al partido de Otegi. "Es agrio, pero hay que explicarlo", señalan en el partido

Foto: Sánchez junto a la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua y el senador Gorka Elejabarrieta. (EuropaPress/Eduardo Parra)
Sánchez junto a la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua y el senador Gorka Elejabarrieta. (EuropaPress/Eduardo Parra)
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La renuncia sorpresiva de dos ediles socialistas horas antes de que se celebre la moción de censura contra UPN en el Ayuntamiento de Pamplona ha alimentado las dudas sobre el pacto del PSOE con Bildu en la capital navarra. La dirección socialista alude a las "presiones" de la formación foralista como argumento para excusar la decisión de Tomás Rodríguez y María José Blasco, números seis y siete de la lista del PSN. Pero ninguno de los dos ha dado explicaciones públicas en las últimas horas y en el entorno de los socialistas navarros se alude a que la decisión responde al malestar interno. El partido que dirige María Chivite descarta discrepancias.

Sobre Tomás Rodríguez, que iba en el número seis de la lista socialista en Pamplona, el PSN señala que habría renunciado por "presiones" de UPN, mientras que Blasco lo hará por "motivos laborales". Será el número ocho, Miguel Matellanes, un estudiante de 23 años, quien sustituya a Elma Saiz, candidata a la alcaldía y ahora ministra de Seguridad Social. Su recambio ha generado un dolor de cabeza al partido. Matellanes no llegará a tiempo de votar en la moción de este jueves 28 de diciembre tras la fuga de dos de sus compañeros de lista.

En todo caso, la elección de Asiron no peligra, ya que los cuatro ediles del PSN suman lo suficiente con los nueve de EH Bildu, los dos de Geroa Bai (PNV) y el representante de Contigo-Zurekin (Podemos). Pero estas dos renuncias en una ciudad que vivió el terrorismo de ETA dan pista de las tensiones internas y externas que ha provocado el paso que el PSOE ha dado con Bildu. Los mensajes de los principales portavoces socialistas, incluido el presidente del Gobierno, han ido encaminados a localizar al máximo el acuerdo en Pamplona y la "parálisis" que vivía el ayuntamiento. Pero al mismo tiempo la frase del ministro da pistas de que en el partido del puño y la rosa han cruzado un Rubicón con los radicales.

"Esto va de bloques y para tener estabilidad debemos llegar a acuerdos con el diablo, si hace falta", señala un dirigente con peso territorial

"Esto va de bloques y para poder tener estabilidad tenemos que llegar a acuerdos con el diablo, si hace falta". Esta frase es de un dirigente territorial con peso en el PSOE, que al mismo tiempo admite que se trata de "acuerdos agrios que hay que explicar". "Preferiríamos estar solos o con Sumar en todos sitios", abunda este mandatario socialista, un mensaje que repiten las distintas fuentes consultadas. "¿Ellos pueden acordar con Vox y nosotros vamos a tener cordones con Bildu?", abunda esta fuente, que defiende que los acuerdos con el partido de Arnaldo Otegi son legítimos mientras la formación sea legal.

Son varios los dirigentes del PSOE que ponen el foco en esa necesidad que hay en la militancia de recibir explicaciones porque se trata de una alianza "que a la gente no le agrada". "La cosa no es como antes, que era Satanás; se ve como algo bueno, que da pasos hacia la normalización, pero alegría no hay", explica otra fuente. No es casualidad que en la misma Navarra se hayan convocado asambleas para dar cuenta del acuerdo, que solo les fue comunicado a los militantes de Pamplona horas antes del anuncio, el pasado 12 de diciembre. Hay quien pone el foco en esa falta de información en las renuncias de los dos miembros de la lista del PSN en la capital, pero esto es algo que niegan de plano en la dirección socialista de la comunidad foral.

Foto: María Chivite, Santos Cerdán, Elma Saiz y Ramón Alzórriz, en un mitin de campaña. (EFE/Jesús Diges)

"De verdad que creo que este pacto con Bildu no ha creado ningún terremoto en las bases", apunta un dirigente regional con trienios en el Senado y que está convencido de que el mensaje de Rubalcaba —"o bombas o votos"— debe "cumplirse". Un miembro de la Comisión Ejecutiva Federal apunta en el mismo sentido y asegura no haber recibido mensajes contrarios en sus encuentros con la militancia, a pesar de que su origen queda lejos de las zonas más castigadas por el terrorismo de ETA. "Cada paso en ese sentido cambia el enfoque general social", añade un barón regional consultado por esta redacción, que utiliza un adjetivo recurrente dentro del PSOE cuando se pregunta por el efecto de los pactos con Bildu: "Creo que está amortizado".

Este dirigente añade un matiz llamativo, que tiene que ver con los veteranos críticos con esta política de alianzas, a quienes ya ve "difícil" de recuperar para el actual PSOE. Hay que tener en cuenta que el principal barón crítico con la cúpula que encabeza Pedro Sánchez, Emiliano García-Page, ha dejado ver un perfil muy distinto tras el acuerdo con Bildu si se compara con su reacción a las alianzas con el independentismo catalán. Su crítica se centró en el cambio de posición y en el problema de credibilidad que le genera que el acuerdo en Pamplona se produjera tras la investidura del líder socialista. El presidente de Castilla-La Mancha, en su única declaración al respecto, llegó a bendecir la política del PSN en la persona de María Chivite, la líder del partido en la comunidad, que ha sido elegida en dos ocasiones gracias a la abstención de los radicales abertzales.

"En el partido, está interiorizado que hay 350 escaños y todos representan a ciudadanos que ni son terroristas ni tienen cuentas con la Justicia", apunta un líder provincial del PSOE. Aquí encajan los pactos que el PSOE ha firmado con Bildu a lo largo de la pasada legislatura, que continúan en esta después de la investidura de Pedro Sánchez. No es casualidad que la formación de Arnaldo Otegi sacara pecho el martes de haber cerrado con el Gobierno la prórroga de la prohibición de los desahucios a familias vulnerables en el decreto anticrisis que se aprobará este miércoles en el Consejo de Ministros.

La coalición abertzale está inmersa en un giro posibilista, centrado en su perfil de partido de izquierdas en Madrid y que saca pecho por sus logros no solo en Euskadi, sino en todo el país. Ahí radica parte de su éxito electoral en los territorios donde se presenta, captando voto de fuerzas a la izquierda del PSOE y plantando cara al PNV. Y todo ello con las elecciones vascas a la vuelta de la esquina.

El factor aglutinador

"No hay nada que una más que un enemigo común", apunta una de las fuentes consultadas en relación con las posibles grietas en la militancia después de este polémico pacto. Este dirigente del PSOE pone el foco en los "ataques furibundos" de la derecha, que son el argumento utilizado por el PSN para explicar la renuncia del número seis de la lista de Pamplona. En esos casos, abundan los socialistas, el acuerdo ejerce de factor aglutinador, "todo se ve con esa perspectiva". Este jueves, UPN volverá a manifestarse junto al ayuntamiento de la capital navarra. "No hay ningún sitio donde esté escrito cuántos años tienen que pasar para hacer política después de dejar las pistolas; ¿eso lo tiene que decidir el PP?", zanja un secretario general provincial del PSOE.

La renuncia sorpresiva de dos ediles socialistas horas antes de que se celebre la moción de censura contra UPN en el Ayuntamiento de Pamplona ha alimentado las dudas sobre el pacto del PSOE con Bildu en la capital navarra. La dirección socialista alude a las "presiones" de la formación foralista como argumento para excusar la decisión de Tomás Rodríguez y María José Blasco, números seis y siete de la lista del PSN. Pero ninguno de los dos ha dado explicaciones públicas en las últimas horas y en el entorno de los socialistas navarros se alude a que la decisión responde al malestar interno. El partido que dirige María Chivite descarta discrepancias.

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