Por qué Feijóo prefiere verse con Sánchez en el Congreso y no en la Moncloa

—Señor Feijóo, diálogo cuando quiera, como quiera, sobre lo que quiera y donde quiera.

—Como quiera, sin mediador. ¿Le parece bien? Cuando quiera, el próximo viernes. Donde quiera, en Ginebra no, en el Congreso.

—Para usted la perra gorda, nos vemos aquí.

—La perra gorda, para usted, es la que le da Bildu.

Alberto Núñez Feijóo no había puesto como condición reunirse fuera de la Moncloa para sentarse con Pedro Sánchez este 22 de diciembre. "La hora la fijará el Gobierno en función de la agenda. El lugar, también será de la elección del presidente del Gobierno, siempre que sea en territorio nacional", precisó Génova en un comunicado. Eran las 8:35 del miércoles. A pocos minutos de que arrancase la comparecencia en la que el jefe del Ejecutivo dio carta blanca al líder del PP para escoger la ubicación. Y Génova aprovechó para mover ficha y evitar la primera foto en la Moncloa tras la victoria pírrica del 23-J.

Mientras Sánchez y Feijóo seguían con el cara a cara en el hemiciclo, la confusión se instaló en los pasillos del Congreso. En la dirección del PP no las tenían todas consigo. Creían que el Ejecutivo no aceptaría la condición de sentarse en sede parlamentaria, "para intentar proteger su posición de ventaja en el Palacio de la Moncloa". El alboroto también se instaló en las filas del PSOE, con cargos que veían con buenos ojos la propuesta de Feijóo, y otros que defendían la sede de la Presidencia del Gobierno como única opción para mantener el decoro institucional.

Fue el propio Sánchez el que zanjó el debate. No se desdijo. Según el PP, porque se había quedado sin margen. Porque "sería un nuevo récord de velocidad en la historia de los cambios de opinión". El jefe del Ejecutivo cedió, pero con ironía. Casi con recochineo. "Es curiosa su apelación a la política para adultos. La de 'me gusta la fruta' y jugar al escondite. La de 'me reúno con el presidente, pero en el Congreso, no en Moncloa'. Pues para usted la perra gorda", pronunció Sánchez. "Él buscaba que Pedro le dijera que no. Enredando", analizan fuentes socialistas. "Nunca tuvo que hacer tanto un presidente del Gobierno para reunirse con el jefe de la oposición. Otro logro de Feijóo", sintetizan.

En la Moncloa prefirieron no dar más vueltas al asunto. Hasta este miércoles, las posibilidades de que se celebrase una cumbre Sánchez-Feijóo eran casi nulas. El PP se encerró en la condición sine qua non de que el Ejecutivo remitiese por escrito su agenda antes de fijar fechas. "Sin orden del día, no hay reunión", repetían. Pero el miércoles, Génova giró el timón. Envió una lista de temas ampliada y accedió a reunirse con Sánchez el 22 de diciembre, en parte para "tapar" esa fotografía con el sorteo de la lotería de Navidad. La cita en el Congreso no era una condición, pero sí una preferencia.

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"Por nosotros no va a ser nunca", justificaban en la Moncloa. "Este tipo de gestos suele retratar más a quien los lanza que a quien los contempla. No había excusas y no le vamos a dar una. No por el Gobierno, sino porque la gente no entiende la política de escaramuzas", lamentan. En el PP, por su parte, ven como una victoria haber conseguido llevar a Sánchez a su terreno con la cita en la Cámara Baja. Es un sitio "neutral", presumen en la dirección popular, con el que anulan la "escenografía" de que el jefe del Ejecutivo reciba bajo el rol de anfitrión al líder de la oposición en la Moncloa.

Al PP no le ha resultado fácil enjuagar el shock de no haber logrado pisar la moqueta presidencial pese a haber ganado las elecciones. La aritmética le jugó una mala pasada a Feijóo que, hasta la fecha, ha venido repitiendo aquello de que "no soy presidente del Gobierno porque yo no me vendo" al independentismo. "Han pasado cinco meses, y usted, señor Feijóo, no puede seguir atascado en las mismas consignas y con una expresión, si me lo permite, avinagrada", se regodeó Sánchez este miércoles. Que la reunión sea en el Congreso y no en la Moncloa, y en esto coinciden tanto en Génova como en Ferraz, "iguala" en cierta medida a los dos dirigentes.

La predilección del PP por la Cámara Baja parte también por la "desconfianza" larvada con el jefe del Ejecutivo. Y permite también a Feijóo apaciguar a los suyos. Como publicó El Confidencial, en algunos sectores del partido no veían con buenos ojos que aceptase la reunión con Sánchez, al menos no en este momento. Temían que Feijóo cayese "en su trampa" y permitiese a Sánchez "blanquear" sus acuerdos con el independentismo y la foto con Bildu en Pamplona. Con el marco del Congreso, Génova defiende que podrá despachar al presidente del Gobierno "con luz y taquígrafos", "fiscalizar" su agenda y "retratar sus barbaridades". "Hay que jugar esta partida y ser más listos que él", añaden fuentes populares.

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Pese a los mensajes oficiales, en los que Génova minimizaba las opciones de acudir al cónclave con Sánchez, el PP tenía tomada la decisión de aceptar la cita desde hace una semana. Estaban dispuestos incluso a aceptar el calendario del Ejecutivo, antes de fin de año. Pero esperaron a este miércoles para oficializar la decisión para "marcar la agenda" de Sánchez justo en el día en que el jefe del Ejecutivo tenía tiempo ilimitado en la Cámara Baja para colocar su argumentario, a cuenta de la comparecencia para dar cuenta de su etapa al frente de la presidencia rotatoria de la UE.

Pese a los tira y afloja, primero con la propia cita, después con la fecha y más tarde con la ubicación, Sánchez y Feijóo volverán a verse las caras este 22 de diciembre a las 10:30 en el Congreso. Las posibilidades de acuerdo son mínimas. Las posiciones están aún lejos en la renovación del Consejo General del Poder Judicial y en materia de financiación. Pero el PP sí da por "cerrado" un acuerdo para reformar el artículo 49 de la Constitución, para lo que exige una garantía escrita de que el PSOE limitará esa modificación constitucional al término disminuido, frente a las pretensiones de sus socios.