¿Podemos y ERC, juntos en las elecciones europeas?

Irene Montero ha dado inicio a su gira mediática para encabezar la candidatura de Podemos a las elecciones europeas del próximo mes de junio. Le tocó el lunes el turno matinal a la emisora líder en Cataluña, RAC1. Por dos veces, el conductor del programa, Jordi Basté, preguntó a la exministra de Igualdad si descartaba que en esos comicios Podemos y ERC pudieran confluir en una única candidatura. Y también por dos veces Irene Montero tocó el violín con virtuosidad para no responder con claridad a la cuestión. El doble circunloquio de Montero quedó limitado a echar florecillas a Gabriel Rufián, al buen entendimiento con los republicanos en la pasada legislatura y a insistir en que esa provechosa colaboración ha de continuar en el futuro.

El rumor sobre una candidatura conjunta ERC-Podemos para las elecciones europeas nació antes de los comicios a Cortes del pasado mes de julio. Fue en el momento álgido de la guerra de trincheras entre los morados y el resto de las familias integradas en Sumar, entre ellas, la de los comunes de Ada Colau. Fueron estos últimos quienes explicaron a los medios detalles sobre la existencia de un plan B por parte de Podemos, que supuestamente pasaba por acudir a las elecciones generales junto a los republicanos. Podemos se puso de perfil ante esa filtración, a fin de cuentas, todo valía entonces para intentar —sin éxito— hacerse valer ante Yolanda Díaz. Pero ERC desmintió tajantemente esa posibilidad a través de sus voceros. No puso cara y voz al desmentido, pero sí insistió vehementemente en negar la existencia de negociación alguna sobre ese extremo.

Ahora vuelven a sonar los mismos tambores para las elecciones al Parlamento Europeo. Ayuda a alimentar esta teoría el hecho de que sea el propio Gabriel Rufián quien más lágrimas ha derramado por la aniquilación de Podemos en el Gobierno de España.

El líder de ERC en el Congreso se ha prodigado en el piropo político a Irene Montero sin reparar en gastos. Pero esta buena química personal y política ¿tiene alguna posibilidad de convertirse en algo real de cara a unas futuras elecciones? ¿Pueden ir juntos Podemos y ERC a unas elecciones europeas? El propio Rufián aclaró este extremo el pasado noviembre en una entrevista en RNE. Explicó que las palabras en el debate de investidura que dirigió a las exministras podemitas —“Yo os aplaudo y ojalá podamos sumar juntos o juntas”— no guardaban relación alguna con una hipotética coalición electoral y que debían circunscribirse a la posibilidad de seguir marcando de cerca a Pedro Sánchez desde el hemiciclo.

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No es fácil que una operación como esta cuaje. Para ERC, cerrar coaliciones electorales europeas con Bildu y el BNG es fácil de explicar. Un trío de formaciones izquierdistas e independentistas no requiere muchas explicaciones para el electorado republicano. Con Podemos, es diferente. Aunque esta sea la formación de alcance político estatal que más cerca se sitúa de los postulados independentistas a través del referéndum, una coalición con Podemos resultaría indigesta para muchos votantes republicanos. Exigiría demasiadas explicaciones.

Pero no solo eso. ERC intenta ocupar en Cataluña el espacio político que va desde el centro a la izquierda. El rojo carmesí lo utilizan los republicanos en el Congreso, confundiendo en muchas ocasiones a Gabriel Rufián con un podemita más. Pero al mismo tiempo, sin salir del Congreso, intenta hacer guiños también a la moderación en el eje ideológico. De ahí, por ejemplo, la incorporación en la presente legislatura en listas al Congreso —y ahora con acta de diputado— de personajes como Francesc Marc Àlvaro.

Opinión

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Esta voluntad de fijar un pie en el centro y el otro tan a la izquierda como sea posible es todavía más visible en Cataluña a través del Gobierno de la Generalitat. Pere Aragonès y su Ejecutivo se escoran claramente a la izquierda, pero vigilando los excesos para no abandonar su parte del pastel electoral, que en el eje social tiene frontera con el PSC y también con Junts.

Una coalición electoral con Podemos rompería ese equilibrio y escoraría a los republicanos en exceso hacia la izquierda, porque, a diferencia de los acuerdos con otras formaciones independentistas de otras comunidades, sería aprovechada claramente por su principal adversario —Junts— para acusar a los republicanos de flirtear con la extrema izquierda y de abandonar el proyecto independentista sumando esfuerzos con un partido que no lo es. Ambas cosas serían costosas para ERC. El efecto contaminante sería una realidad. Imposible imaginar a ERC desde la Generalitat intentando convencer al empresariado y a las clases medias menos izquierdistas de que el suyo es el mejor Gobierno posible y al mismo tiempo abrazar una coalición con un Podemos embravecido ahora que ya no lo sujetan —lo poco que lo hacían— las bridas institucionales de formar parte de la coalición del Gobierno de España.

Si tienes que dar demasiadas explicaciones y si tampoco hay un claro beneficio a la vista, ¿por qué deberías hacerlo? Con esta pregunta se responde la del titular.