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El agente del CNI en prisión por filtrar información a EEUU era especialista en Rusia
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el segundo detenido es un subordinado

El agente del CNI en prisión por filtrar información a EEUU era especialista en Rusia

El funcionario que permanece en la prisión de Estremera por un delito de revelación de secretos ocupaba un puesto de responsabilidad intermedia en el organigrama del CNI y el otro detenido formaba parte de su equipo

Foto: Esperanza Casteleiro, directora del CNI. (EFE/Kiko Huesca)
Esperanza Casteleiro, directora del CNI. (EFE/Kiko Huesca)
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El agente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que permanece en prisión por filtrar presuntamente información reservada a Estados Unidos llevaba años dedicado a los asuntos relacionados con Rusia y ocupaba un cargo de responsabilidad intermedia en la estructura del organismo. El segundo funcionario investigado, que ya está en libertad provisional, formaba parte de su equipo, según han explicado a El Confidencial fuentes próximas a las diligencias que dirige el Juzgado de Instrucción número 22 de Madrid.

La condición de experto en Rusia convirtió al presunto cabecilla de la filtración en un objetivo especialmente valioso para Estados Unidos, aunque se da por hecho que el funcionario, que acumulaba más de dos décadas de carrera en los servicios de inteligencia españoles, también proporcionó a Washington información de otras áreas. Las alarmas del CNI saltaron precisamente tras detectar que los dos investigados estaban mostrando interés por asuntos ajenos a los que tenían formalmente encomendados.

España es aliado de Estados Unidos y existe una relación fluida con sus servicios de inteligencia, pero, en algunas áreas, como en ciertas zonas geográficas y en concursos de obra pública y defensa de terceros países, la rivalidad es máxima. Además, ninguna agencia comparte las identidades de sus propios efectivos y los nombres de sus fuentes y confidentes. Cualquier revelación podría ponerlos en peligro.

Aunque no dispone de tantos recursos como la CIA, el CNI utiliza otros métodos para mantener su propia red de informadores en Rusia. Además, por el elevado trasiego de turistas, España ha sido tradicionalmente una base logística confortable para los principales servicios de inteligencia. En los años noventa, el MI6 británico captó en Madrid al espía ruso Sergei Skripal, envenenado por Moscú en 2018. Otro exagente de la KGB asesinado por Rusia en 2006, Aleksandr Litvinenko, llegó a trabajar para el CNI.

Foto: Margarita Robles, ministra de Defensa (dcha.), y Esperanza Casteleiro, directora del CNI. (EFE/Fernando Alvarado)

En el último año y medio, la actividad en España de los servicios de inteligencia estadounidenses, así como la agresividad de su personal, se ha disparado. Fuentes del CNI explican que se ha detectado un aumento de los intentos de intrusión, que estaría relacionado con la onda expansiva de la guerra de Ucrania.

La institución que dirige Esperanza Casteleiro está analizando los documentos y archivos incautados el pasado septiembre en los domicilios de los dos agentes para calibrar la gravedad de la fuga de datos. El factor sorpresa juega a favor de las pesquisas. Los sospechosos fueron investigados durante meses con la máxima cautela, para evitar que se marcharan de España antes de su arresto, como le ocurrió a Estados Unidos con Edward Snowden en 2013. Cuando fueron detenidos, ni siquiera imaginaban que habían sido descubiertos.

Cuando fueron detenidos, ni siquiera imaginaban que habían sido descubiertos

Las pruebas halladas en los registros apuntalaron los indicios en su contra. La instructora del caso los envió automáticamente a la prisión de Estremera, acusados de un delito de revelación de secretos, como adelantó este diario el pasado 4 de diciembre. Las pesquisas también se centran ahora en sus cuentas bancarias y patrimonio. Los servicios de inteligencia estadounidenses tienen fama de pagar grandes sumas de dinero a sus colaboradores, aunque son especialistas en ocultar esas entregas. Los investigadores sospechan que el móvil económico fue determinante en la captación de los agentes del CNI, detallan las fuentes consultadas.

Si aparece algún pago de Washington, los dos funcionarios podrían afrontar una imputación por un delito de traición a España en su modalidad de espionaje, castigado con entre seis y 12 años de cárcel. El precedente más directo es el de Roberto Flórez, otro exagente del CNI que fue detenido en 2007 y condenado a 10 años de prisión por vender información a los rusos. Se sospecha que se vendió por al menos 200.000 euros, pero nunca se encontró el dinero.

El agente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que permanece en prisión por filtrar presuntamente información reservada a Estados Unidos llevaba años dedicado a los asuntos relacionados con Rusia y ocupaba un cargo de responsabilidad intermedia en la estructura del organismo. El segundo funcionario investigado, que ya está en libertad provisional, formaba parte de su equipo, según han explicado a El Confidencial fuentes próximas a las diligencias que dirige el Juzgado de Instrucción número 22 de Madrid.

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