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El agente del CNI en la cárcel: alejado de presos comunes y bajo estricta vigilancia
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El agente del CNI en la cárcel: alejado de presos comunes y bajo estricta vigilancia

Uno de los dos arrestados por vender datos reservados a EEUU permanece en la prisión de Estremera, con módulo específico para fuerzas de seguridad, y apenas tiene contacto con otros internos

Foto: La ministra de Defensa, Margarita Robles (d), durante una visita a la sede del CNI. (EFE/Fernando Alvarado)
La ministra de Defensa, Margarita Robles (d), durante una visita a la sede del CNI. (EFE/Fernando Alvarado)
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Los dos agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) detenidos por vender presuntamente a EEUU datos reservados de la Inteligencia española ingresaron en la cárcel madrileña de Estremera. Uno de ellos ya está en libertad provisional a la espera del desarrollo de la investigación, pero el otro sigue preso. Fuentes conocedoras de su situación detallan a El Confidencial que permanece alejado de los presos comunes y que está sometido a una estricta vigilancia, especialmente cuando ocasionalmente accede a zonas comunes del centro penitenciario.

La cárcel de Estremera, inaugurada en 2008, es una de las consideradas prisiones modernas y cuenta con 16 módulos (incluyendo enfermería y aislamiento) a razón de unas 500 celdas en cada uno. Tiene la particularidad de que uno de ellos es para miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Es el módulo en el que estuvieron, por ejemplo, el polémico comisario José Villarejo durante más de tres años o Hugo Carvajal, el que fuera máximo responsable de la Inteligencia militar venezolana, detenido en España a petición de EEUU por narcotráfico. El agente del CNI acusado de revelación de secretos hace vida en uno de los llamados módulos polivalentes.

Foto: El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado. (Eduardo Parra/Europa Press)

La estancia cuenta con tres plantas. Al entrar, se ve una sala de estar amplia y un lugar contiguo al comedor en el que se les dispensa la comida. Esa planta baja da a un patio propio del módulo que conecta también con unas salas donde se desarrollan algunos talleres ocupacionales. En las dos plantas superiores se encuentran las celdas, donde ingresan obligatoriamente después de cenar hasta las ocho de la mañana del día siguiente. Las fuentes consultadas indican que el arrestado está bien de salud y que no mantiene mucho contacto con otros presos.

La enfermería es una de las zonas comunes, también un polideportivo en el que se asignan horarios a cada módulo. Otro lugar común es la biblioteca, donde los internos pueden acudir a pedir libros prestados. También hay unas instalaciones para estudiantes. Las fuentes consultadas indican que estas primeras semanas de internamiento, el miembro del CNI está sometido a una estricta vigilancia, especialmente cuando se tiene que mover de su módulo, siempre acompañado por uno o en ocasiones dos funcionarios de prisiones. Es una medida de protección para evitar cualquier incidente, siempre según las mismas fuentes.

Régimen de visitas

Al no haber sido condenado y estar en prisión provisional, la cárcel todavía no le ha asignado un grado penitenciario de cumplimiento de condena. Su régimen de visitas es el común al resto de internos. Puede comunicarse por teléfono con una lista de personas que propone él y autoriza la dirección de la cárcel y también puede recibir visitas presenciales de su abogado y de allegados.

Esta operación policial es una de las más sensibles a las que se ha enfrentado la seguridad del Estado en los últimos años y ha generado un conflicto diplomático con Estados Unidos, aunque el Gobierno trató de que no trascendiera. En la Moncloa y en el Ministerio de Defensa no entienden que un país aliado recurra a este tipo de subterfugios para conocer información en lugar de acudir a los cauces establecidos. El Confidencial contactó con la embajada antes de sacar a la luz esta investigación y rehusaron a hacer declaraciones alegando que afecta a cuestiones de Inteligencia.

Foto: La ministra de Defensa, Margarita Robles (i), junto a la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Esperanza Casteleiro. (EFE/Fernando Alvarado)

La Fiscalía de Madrid presentó en un juzgado de la capital una querella a instancias de la información que le proporcionó el propio CNI tras detectar la filtración. A los dos agentes se les acusa de consultar y recopilar archivos altamente sensibles que no formaban parte de las funciones que tenían legalmente atribuidas. El presunto delito de revelación de secretos del que se les acusa puede costarles hasta cinco años de cárcel. Podría incluso llegar hasta los 12 años si se considerase un delito de traición en la modalidad de espionaje.

El Gobierno evita de manera consciente las críticas a EEUU o la petición de responsabilidades. Después de que El Confidencial revelara que la Justicia investigaba este caso de espionaje, hasta tres ministros del ala socialista se han pronunciado sobre este tema sin hacer un solo reproche a la Administración Biden o trasladar públicamente alguna queja por el hecho de que los americanos sean los receptores de información altamente sensible. Ni la ministra de Defensa, Margarita Robles, de quien depende el CNI. Ni el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños. Tampoco este martes la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, que en línea con las valoraciones de sus compañeros, se escudó en que se trata de un asunto inmerso en una investigación judicial abierta. "Está bajo secreto", recalcó.

Los dos agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) detenidos por vender presuntamente a EEUU datos reservados de la Inteligencia española ingresaron en la cárcel madrileña de Estremera. Uno de ellos ya está en libertad provisional a la espera del desarrollo de la investigación, pero el otro sigue preso. Fuentes conocedoras de su situación detallan a El Confidencial que permanece alejado de los presos comunes y que está sometido a una estricta vigilancia, especialmente cuando ocasionalmente accede a zonas comunes del centro penitenciario.

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