José Manuel Albares, el hombre que abrió las puertas de Europa a Sánchez

José Manuel Albares se mantiene en el nuevo Gobierno en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión y Europea, al frente del cual tendrá que seguir gestionando asuntos tan delicados como las relaciones con Marruecos o Argelia, así como el papel de España ante conflictos como la guerra de Ucrania o el conflicto entre Israel y Hamás.

José Manuel Albares Bueno (Madrid, 1972) es una mezcla, a partes iguales, de diplomático y político, una ecuación no siempre fácil.

Llegó a Asuntos Exteriores, un ministerio donde ya había ocupado puestos de menor nivel, en 2021, después de la crisis diplomática con Marruecos que acabó con el paso de Arancha González Laya por el Palacio de Viana.

Albares ya era entonces uno de los hombres del núcleo duro de Pedro Sánchez. Llegó con él a La Moncloa en 2018, junto con Félix Bolaños, otro de los hombres de confianza del presidente.

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Ambos ocuparon en aquella primera etapa puestos más técnicos, Bolaños como secretario general de la Presidencia; y Albares como secretario general de Asuntos Internacionales.

El vínculo entre el ministro de Asuntos Exteriores y Sánchez venía de mucho antes. El leal y comprometido José Manuel Albares presume de sus más de 20 años de militancia en el PSOE y de cercanía con su jefe.

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Amistad que se remonta a cuando Sánchez recorrió las agrupaciones socialistas de toda España con su Peugeot para hacerse con la secretaría general del partido y que ha continuado a lo largo de los años.

En su primer paso por Moncloa, Albares ejerció de "sherpa" -como se conoce en Bruselas a los negociadores de un Gobierno ante las instituciones y ejecutivos europeos- para desbrozar el camino y abrirle las puertas no sólo de la Unión Europea, donde Sánchez se desenvuelve con soltura, sino de todo el escenario diplomático internacional. De aquella época es la famosa fotografía en la que Sánchez aparecía en mangas de camisa y con gafas de sol acompañado de Albares en el Falcon oficial.

Metódico y muy exigente, la vida del ministro de Asuntos Exteriores, que ocupó también cargos en la OCDE, es la diplomacia, a la que dota de su particular carácter batallador y enérgico.

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Antes de ser nombrado al frente de Exteriores, tras su paso por Moncloa, ejerció como embajador de España en Francia y en el Principado de Mónaco.

Ya en Exteriores, tuvo que reconducir las relaciones con Marruecos enturbiadas tras la crisis migratoria que estalló en mayo de 2021 en la valla fronteriza con Ceuta y que se desencadenó por la estancia bajo un nombre falso en un hospital de Logroño del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, y que marcó el mandato de su antecesora.

A la crisis con Marruecos, y ligada con la misma, le sucedió la de Argelia, aparentemente resuelta y en vías de una progresiva normalización de las relaciones con España.