Génova acusa a Sánchez de utilizar a Leonor como "escudo" para tapar la "rendición" a ERC y Junts

El acto solemne en el que Leonor de Borbón se ha convertido formalmente en la heredera al trono de España ha sido un —breve— paréntesis en la guerra política que amenaza con intensificarse en las próximas horas. La sesión de investidura de Pedro Sánchez es inminente. Tanto, que el PSOE no esperó a que pasase la jura de la Constitución de la hija de Felipe VI para hacer pública la primera foto oficial de un alto cargo socialista con Carles Puigdemont para cerrar definitivamente el trato con Junts. Por si fuera poco, sólo unas horas después de que acabasen los actos, PSOE y ERC cerraron un acuerdo para tramitar la ley de amnistía incluyendo a Tsunami y los CDR en la normativa. "No es un acuerdo, sino una rendición", censuraron los populares en un comunicado.

La princesa de Asturias se llevó toda la atención en el día de su mayoría de edad, pero ninguno de los dirigentes del PP que paseaban por el patio del Congreso de los Diputados quiso obviar la instantánea "de la vergüenza" de Santos Cerdán en Waterloo. Las encendidas críticas se mezclaban con resignación. "Ya está todo hecho", repetían. Los populares denuncian que el siguiente paso, el del acuerdo con Aragonés, lo dio con "nocturnidad" y "utilizando un día histórico para la monarquía parlamentaria para diluir la atención de los españoles y restar foco a sus decisiones".

En Génova no creen que ni el anuncio de la cita entre el expresident de la Generalitat —al que el PSOE calificó de president en su nota de prensa— ni el acuerdo con ERC durante una fecha tan señalada sea fruto de la casualidad. En el caso de la reunión en Bruselas, fuentes de la dirección del partido sugieren que se trata de la "última condición" que Puigdemont puso encima de la mesa para "ensombrecer" el acto en las Cortes, el mismo que Junts y otros socios del Gobierno trataron de boicotear con su ausencia. Otras fuentes autorizadas del partido creen que el momento elegido para publicar la fotografía es pura estrategia del propio Sánchez para intentar "tapar" la "rendición" de los socialistas, aprovechando una jornada en la que todos los focos se pondrían en la Casa Real. "Han utilizado a la princesa de Asturias como escudo humano para protegerse de la reunión del lunes", denuncian.

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En la dirección del PP ni siquiera entraron a valorar el discurso de la presidenta del Congreso frente a los Reyes y la heredera. La dirigente optó por un alegato en el que quiso visibilizar la "pluralidad" y "diversidad" de España, con guiños a las lenguas cooficiales y alegatos contra la violencia de género o la crisis climática. No hubo ni una sola crítica por parte del primer partido de la oposición. Y no porque estuviesen de acuerdo con el contenido, ya que fuentes populares advertían en los últimos días de que Armengol debía ceñirse a la más estricta institucionalidad. La formación no quiere tocar ni un solo tema, al menos de aquí a que finalice el proceso de investidura de Sánchez, que no sea el de la polémica de la amnistía y el "precio" que pagará Sánchez a cambio de conservar el asiento en la Moncloa. "Ya quisiera el PSOE que nos centrásemos en Francina Armengol", ironizan.

El PP busca fórmulas para que la cita en Bruselas entre Santos Cerdán y Carles Puigdemont no se dé por amortizada antes de tiempo. Y saben que el relato político, en ocasiones, es tan importante como las acciones prácticas. Génova pondrá el foco en los próximos días en las "contrapartidas ocultas" que, a su juicio, existen en el contrato entre el PSOE y Junts, más allá de una ley de amnistía que ya dan por hecha. El partido trabaja también en el armazón jurídico para tratar de frenar la norma en los tribunales, y estudia vías en el Senado para intentar ralentizar la iniciativa y tensar las costuras del acuerdo. Feijóo elevó también la voz a nivel internacional para conseguir el respaldo de Europa contra la amnistía en la cita que mantuvo con el comisario Reynders hace unos días. En definitiva, una oposición "por tierra, mar y aire".

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Génova ha querido subir los decibelios en el marco de esa "oposición dura" que prometió Feijóo a los suyos tras fracasar en su investidura. Pero, más allá del mensaje oficial y de la petición continua de elecciones el 14 de enero, no hay nadie en el PP que dude de que Sánchez reeditará la presidencia del Gobierno en solo unos días. De hecho, el calendario de investidura fue uno de los temas que se trataron en la polémica reunión del pasado lunes en Bruselas. Fuentes parlamentarias de los populares dan por sentado que el debate se celebrará la próxima semana. Y prefieren que así sea. "Pasa como con el dolor de muelas. Cuanto antes te la arranques, mejor", admiten en Génova.

Asumida esa derrota, la hoja de ruta del PP pasa por ir a la siguiente fase: tensar la legislatura "con todos los medios a nuestro alcance" para que dure lo menos posible y que Alberto Núñez Feijóo tenga una nueva oportunidad en las urnas más pronto que tarde. Los populares intentaron buscar fisuras en las filas de los socialistas para dinamitar las pretensiones de Sánchez. Pero, por el momento, han fracasado en el intento. "La investidura de Sánchez es un hecho", insisten miembros de la formación. Al menos de aquí a final de año, la amnistía será prácticamente el monotema presente en cada intervención pública de los populares, que volverán a usar la calle como gran vía de presión.

Feijóo se apresuró a confirmar a primera hora de este martes que asistirá personalmente a la nueva manifestación de la sociedad civil contra Sánchez y la medida de gracia, que esta vez tendrá lugar en Cibeles. También asistirá a una protesta este fin de semana en Valencia, en la que esperan, al menos, la misma afluencia —20.000 personas, según el partido— que lograron reunir en Málaga el pasado fin de semana. La estrategia tiene otra lectura, que es restar visibilidad a un Vox crecido tras reunir a 100.000 personas en Colón, cifra en la que coincidió la Delegación del Gobierno.