Es noticia
De los fallos en el estrado a la charla de Aznar y González: lo que no captaron las cámaras en la jura de Leonor
  1. España
Sesión solemne en el Congreso

De los fallos en el estrado a la charla de Aznar y González: lo que no captaron las cámaras en la jura de Leonor

Un ujier estuvo a punto de dejar caer una maza de plata de casi cinco kilos al acceder al estrado. Poco después, Sánchez amagó con sentarse en la silla de la princesa de Asturias

Foto: Mariano Rajoy, José María Aznar y Felipe González. (EFE/Chema Moya)
Mariano Rajoy, José María Aznar y Felipe González. (EFE/Chema Moya)

Un silencio inusitado invadió este martes el Congreso de los Diputados durante la media hora del solemne acto de jura de la Constitución por la princesa de Asturias. Solo los vivas al Rey, la sonora ovación a la heredera al trono y los aplausos —parciales— a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, rompían la consigna. Eso, y la exclamación de buena parte de la Cámara cuando uno de los ujieres, pertrechado con una maza de plata de casi cinco kilos, perdía el equilibrio y estuvo a punto de dejarla caer cuando entró en el escenario, que ha sustituido al estrado que preside la sala.

El traspié del macero tenía lugar a centímetros de uno de los responsables de protocolo, que intentaba evitar que el jefe del Ejecutivo en funciones, Pedro Sánchez, diera al traste con la liturgia del acto para sentarse en la silla de la princesa Leonor. Llegó a vacilar con coger su sitio en dos ocasiones. Habitualmente, las cámaras del hemiciclo no captan el rumor y buena parte de los insultos que sí son perfectamente audibles en el palacio de la carrera de San Jerónimo. O los gestos más agresivos que se intercambian los diputados, pero esta ocasión capturaron parte del instante en el que uno de los cuatro ujieres que portan estas mazas de plata estuvo a punto de tapar el fallo de protocolo de Sánchez.

Foto: Guardias reales en las verjas del Congreso. (EFE/Kiko Huesca)

El ujier quedó fijo en su posición poco después y Sánchez en el que sí era su asiento, pero cientos de personas habían sido testigos de lo ocurrido casi al mismo tiempo. Son dos de los leves errores registrados en una jornada que ha requerido de muchas reuniones y conversaciones entre el Congreso y la Casa Real, y una semana de montaje únicamente en lo que a la sustitución del estrado por un escenario se refiere.

De hecho, si la tradición parlamentaria es vital en las Cortes, en las sesiones solemnes lo es aún más, y cada detalle está medido al milímetro. En ese mismo escenario, más de 500 diputados y senadores, fundamentalmente de PP, PSOE y Vox, se amontonaban en sillas, en el espacio en el que normalmente hay cabida para solo 350 escaños. Ya estaban apretados una hora antes de arrancar el acto. Y las fronteras habituales entre las distintas fuerzas políticas quedaban borradas.

Foto: Francina Armengol junto a Pedro Rollán, presidente del Senado. (EFE/Sergio Pérez)

Escasos metros más arriba, en la tribuna de honor, los expresidentes Felipe González y Mariano Rajoy departían. Poco después haría su entrada José María Aznar, y Rajoy dejaría pasar un rato antes de retirarse a su asiento. González y Aznar conversarían después durante varios minutos, antes de que se les uniera José Luis Rodríguez Zapatero. No había señal de vídeo entonces, antes de comenzar el acto, pero la imagen no pasó desapercibida para los parlamentarios. Algunos ironizaban después sobre de qué podían estar tratando. Ni es habitual ver juntos a los cuatro expresidentes, ni el contexto de la inminente aprobación de la ley de amnistía para los participantes en el procés dejaba de ser un elefante en la habitación.

Ninguno de los equipos de los expresidentes ha soltado prenda sobre qué hablaron, aunque González sí se despachó brevemente sobre la foto del número tres de su partido, Santos Cerdán, con el expresident y prófugo de la Justicia Carles Puigdemont, el lunes, en Bruselas. Y, aunque normalmente no está permitido mostrar gestos de aprobación o desaprobación desde las tribunas, este martes no había amago de impedir los aplausos.

Foto: La princesa Leonor en el juramento de la Constitución. (Reuters/Susana Vera)

Buena parte de las autoridades discurrirían después por el besamanos del Salón de los Pasos Perdidos, la estancia que acoge los actos de mayor postín. Los asistentes criticaron a los ausentes por decisión propia en un día tan señalado —solo hay un precedente, el de 1986, con el entonces príncipe de Asturias—. Ni se apreciaba su desplante, más allá de los espacios que tapaban seis ministros en la bancada azul —Ione Belarra, Irene Montero y Alberto Garzón—, ni había instalado ningún tipo de atril pensado para recoger declaraciones de quienes sí acudieron al Congreso.

Todo el protagonismo debía recaer en la princesa Leonor, como diría González antes de expresar su malestar con la foto con Puigdemont, tapada por los faustos de este martes. El exterior del Congreso permanecía fortificado durante horas, con accesos cortados, policías en los tejados y curiosos apostados para ver la llegada de la familia real. En la Cámara, varias horas antes, se afanaban por tener todo listo, y su principal cafetería se mostraba tan bulliciosa como en pleno de la máxima enjundia, o más. En el patio, la mayoría de los parlamentarios celebraban el desarrollo del acto y alababan a la heredera al trono. O se hacían fotos con los invitados de excepción.

Foto: La princesa Leonor jura la Constitución en el Congreso de los Diputados. (Reuters/Juan Medina)

Sus señorías no manifestaban excesivo interés por el discurso de la presidenta de la Cámara, que tuvo muy presente y citó a Gregorio Peces-Barba, su predecesor con Felipe VI. Armengol era la única en extenderse ante los micrófonos, y su equipo ya había dejado caer que imprimiría su sello a un discurso repasado y corregido en varias ocasiones, pero que iría sobre seguro. Ni hubo polémica por sus palabras, ni por el hecho de que Vox decidiera no aplaudirla, como también lo hicieron varios parlamentarios del PP.

Tampoco Yolanda Díaz se dejaba ver junto a los medios. La líder de un espacio político en el que varios dirigentes con cargos institucionales se borraron del acto (Belarra y Montero primero, poco después Alberto Garzón y el lunes Gerardo Pisarello) optó por un perfil muy bajo, hasta el punto de no compartir una sola imagen o mensaje en sus redes. Por un lado, los de Díaz vendían el carácter republicano de su formación. Y, por otro, la vicepresidenta segunda en funciones decidía asistir por su concepción del respeto institucional, y los de Belarra volvían a usarlo como munición, y para desmarcarse.

Foto: Francina Armengol durante su discurso ante la princesa Leonor. (EFE/Chema Moya)

Ni las críticas de Podemos, ni los famosos pinganillos, ni las ausencias de presidentes como Iñigo Urkullu o Pere Aragonès tuvieron eco en la jornada. El presidente del Gobierno en funciones se ciñó al protocolo en los actos subsiguientes. Y el ujier que estuvo a punto de dejar caer el objeto de casi cinco kilos de plata podrá volver a lucir el uniforme de macero cuando haya otra visita de un jefe de Estado o acto de postín en la Cámara. Cuando le toque en la lista en la que llevan el recuento de quiénes han desempeñado estas funciones.

Una hora después de que la comitiva partiese hacia el Palacio Real, algunos ujieres ya cambiaban el uniforme de gala por las camisas y chaquetas de cuero. Otros trabajadores guardaban las banderas desplegadas para la ocasión. Y dejaban para el jueves los trabajos para devolver el hemiciclo a su situación habitual.

Un silencio inusitado invadió este martes el Congreso de los Diputados durante la media hora del solemne acto de jura de la Constitución por la princesa de Asturias. Solo los vivas al Rey, la sonora ovación a la heredera al trono y los aplausos —parciales— a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, rompían la consigna. Eso, y la exclamación de buena parte de la Cámara cuando uno de los ujieres, pertrechado con una maza de plata de casi cinco kilos, perdía el equilibrio y estuvo a punto de dejarla caer cuando entró en el escenario, que ha sustituido al estrado que preside la sala.

Mariano Rajoy José María Aznar Princesa Leonor Leonor jura Constitución
El redactor recomienda