13 muertos y una incógnita en la tragedia de Murcia: "Antes del fuego olía a plástico quemado"

Eran las seis de la madrugada en la discoteca Fonda, en el polígono de Las Atalayas de Murcia. Junto a la sala Teatre y la Golden es uno de los locales más populares de esta zona a las afueras de la ciudad. Copas, alcohol, risas y ajetreo inundaban la noche. Pero, poco antes de que saliera el sol, algunos de los asistentes advirtieron "un fuerte olor a plástico quemado". "Cada vez se notaba más", relata Javier, uno de los presentes durante lo que ya es uno de los episodios más negros de Murcia. Aquel olor, que percibieron todos los testigos consultados, fue el paso previo a la tragedia. La noche acabó con 13 muertos y cinco desaparecidos que fueron apareciendo durante las primeras horas de la mañana. En estos momentos, tal y como ha confirmado el Ayuntamiento de Murcia, vuelve a haber dos personas sin localizar.

Después del hedor, una nube de humo cubrió velozmente el techo de la discoteca, que tenía dos plantas y era un habitual punto de reunión para ciudadanos latinoamericanos. Fueron momentos de angustia, porque, como detallan los testigos, no se veía prácticamente nada en el local, en cuya decoración abundaban los detalles de madera y también adornos plásticos que devoró el fuego en minutos. Acto seguido llegaron las llamas, los gritos y las avalanchas para salir. "Parecía una película de terror", añade el joven, todavía estupefacto y con el miedo en el cuerpo. Él estaba en un reservado, acompañado de su novia y su cuñada. "Todo lo que vino después pasó como un rayo". Nadie pudo hacer nada.

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Con el fuego desatado se apagaron las luces en Fonda y llegó el horror. Las llamas, según explicaron fuentes de los servicios de extinción a El Confidencial, se habrían originado por un fallo en un foco y arrasaron con velocidad la parte alta de la discoteca, allí donde un grupo de ciudadanos nicaragüenses estaba celebrando una fiesta de cumpleaños. De ese grupo saldría la mayoría de los muertos registrados, a falta de que la identificación forense lo confirme.

Los 13 fallecidos fueron encontrados en Fonda. Allí, la decoración, entre el plástico y la madera, favoreció que el incendio se agravase hasta el punto de que habría alcanzado el local contiguo, el Teatre, a través del techo. En este segundo local la cubierta quedó arrasada, pero, en el momento en el que colapsó, ya no había nadie.

Pese a la cercanía entre estos dos establecimientos, que hace tiempo eran una única sala, los porteros y demás personal pudieron evacuar a los presentes con rapidez. En Teatre se percataron de que las llamas estaban calcinando la parte más alta porque, según relataron fuentes del equipo de seguridad a este diario, empezaron a caer "chispitas", como si de un espectáculo pirotécnico de la actuación del DJ se tratara. Pero, no, era un incendio. Entonces, el personal se afanó en intentar parar las llamas, sin éxito, con extintores. Solo quedaba una opción: evacuar a toda prisa.

"Era surrealista"

Ángel lo vivió. Es murciano, tiene 46 años y fue a celebrar con unos amigos una despedida de soltero. Eran seis, siete con el prometido, y se sentaron en un reservado, encima del palco de madera que se encuentra en la sala Teatre. Recuerda que se asustó mucho. "Al principio era imposible salir", relata horrorizado. Entre el humo del incendio, la histeria colectiva y los nervios que él mismo sentía, era difícil ubicarse: "La situación era totalmente surrealista". Al final, lograron abandonar la sala por una de las puertas y fue entonces cuando empezaron a grabar y fotografiar todo lo que veían. Lo que empezó como una celebración acabó en terror.

Fuera, en la calle, la situación también era dantesca. "Vimos a gente desmayada en el suelo, muchos estaban tirados y, cuando miré al fondo..., la discoteca estaba envuelta en llamas, como si fuera el infierno", relata Javier, el joven que logró salir de Fonda, el lugar más castigado. "No nos lo podíamos creer", añade Ángel, quien reconoce que, hasta que no estuvo fuera, en la calle, no fue consciente "de lo grave que era aquello".

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Como expone este murciano, a esa hora, ya más allá de las seis de la madrugada, en la discoteca Teatre no había tanta gente como horas antes, lo que pudo amortiguar la tragedia. "No estaba en su punto álgido, cuando pasó, había gente en los palcos, pero mucha menos que antes", subraya un hombre que vio cómo algunos de los presentes cogían extintores e intentaban apagar las llamas sin conseguirlo. Por suerte, la ayuda llegó pronto: "En poco tiempo empezaron a sonar las sirenas de los bomberos y un montón de coches con policías empezaron a llegar", rememora.

Entonces toda la ciudad estaba despierta ante el horror de un incendio como pocos. Solo el recuerdo de la discoteca Flying, en Zaragoza —donde en 1999 murieron 43 personas a causa de las llamas—, fue más mortífero. En cuestión de horas se comunicaban los fallecidos, uno tras otro.

"Heridos entre 30 y 40 años"

Se desataron las llamas y, poco después del desembarco de las asistencias en el polígono de Las Atalayas, comenzaron a llegar los primeros heridos hasta los hospitales. Fuentes sanitarias del Hospital Reina Sofía, uno de los centros que asistieron a las víctimas y heridos, explican que la gran mayoría de las personas que atendieron presentaban cuadros "leves por inhalación". Hubo otra persona que necesitó asistencia por una "herida en un brazo" como consecuencia de un cascote del techo de un local que le cayó encima.

Las mismas fuentes detallan que, antes de eso, una pareja que se acercó por sus propios medios hasta el complejo les alertó de lo que había ocurrido. Según explican, las edades de los asistidos rondarían, en la mayoría de los casos, "entre los 30 y los 40 años", e insisten en que, más allá de los fallecidos, que habrían muerto prácticamente en el acto, todos los heridos que llegaron hasta los centros asistenciales se correspondían con casos leves.

Los equipos de Emergencias se concentraron en la discoteca Fonda. Con rostros cansados y los trajes manchados de hollín después de horas de trabajo, pudieron rescatar 13 cuerpos, de los que únicamente se pudieron identificar tres por el mal estado en el que se encontraban.

Al margen de la difícil identificación de los 13 fallecidos, que tendrá que resolverse con pruebas de ADN a los cuerpos, a última hora de la tarde, el alcalde de Murcia, José Ballesta, informó en rueda de prensa de que todavía quedaban por ser localizadas otras cinco personas y que también se registraron 24 heridos. La cifra se redujo hasta un solo desaparecido a media mañana de este lunes, cuando desde el Consistorio notificaron que cuatro de estos cinco individuos habían dado señales de vida. A las tres de la tarde, el Ayuntamiento ha informado de la existencia de un nuevo desaparecido, por lo que, en estos momentos, ascienden a dos las personas que se encuentran sin localizar.

"Caiga quien caiga"

Las altísimas temperaturas que se vivieron de madrugada en los locales afectados por el fuego no favoreció el trabajo de la Policía Científica, desplegada en el lugar para intentar esclarecer los hechos. En parte por ello, pocos detalles más han trascendido de las líneas de investigación que se seguirán en los próximos días. Sin embargo, y como recalcó el alcalde, las dudas sobre este trágico suceso han de disiparse "sea quien sea, caiga quien caiga, cueste lo que cueste y pese a quien pese".

Fuentes oficiales de la Policía consultadas por El Confidencial a última hora de la tarde del domingo determinan que aún es pronto para conocer el origen exacto del fuego, pese a las hipótesis de los equipos de Emergencias encaminadas a que el problema estaría en la combinación de un foco defectuoso y la decoración inflamable. Guardan silencio sobre los motivos, alegando que es necesario guardar prudencia durante el desarrollo de la investigación, y también confirman daños por el inicio de fuegos tanto en la sala Teatre como en Fonda.

Las pesquisas a buen seguro que se alargarán durante semanas, ya que está siendo realmente complicado explorar con detalle el arrasado complejo. Será en el momento en el que toda la zona esté peinada cuando comiencen a elaborarse los informes de evaluación y cuando surgirán hipótesis más sólidas sobre las causas de un suceso que ha provocado una de las noches más negras que se recuerdan en Murcia y en toda España.