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El PP inviste a Feijóo en la calle, pero avisa de que se "lo juega todo" en el Congreso
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El PP inviste a Feijóo en la calle, pero avisa de que se "lo juega todo" en el Congreso

El líder llega eufórico a su debate de investidura tras el éxito de la marcha multitudinaria contra la amnistía. El partido lo fía todo a una legislatura corta de Sánchez

Foto: Acto del PP contra la amnistía. (Sergio Beleña)
Acto del PP contra la amnistía. (Sergio Beleña)
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Alberto Núñez Feijóo tuvo ayer el baño de masas que la aritmética parlamentaria le usurpó la noche electoral. El 23-J todo estaba preparado en Génova para celebrar, pero la imposibilidad de sumar con Vox para sacar a Pedro Sánchez de la Moncloa ensombreció la victoria. Los cánticos de "¡presidenta, presidenta!" a Isabel Díaz Ayuso en aquel balcón de Génova resucitaron los miedos en un PP desfondado. Dos meses después, el aclamado en la calle ha sido Feijóo. El acto contra la previsible amnistía convocado por los populares desbordó todas las previsiones al reunir a más de 40.000 personas, según la Delegación del Gobierno; más de 60.000, según la dirección nacional. El aforo previsto era de 10.000. Las reticencias previas entre los cargos del partido se tornaron en euforia al testar el poder de convocatoria. La mayoría eran militantes, las organizaciones territoriales fletaron cerca de 200 autobuses, pero también ciudadanos descontentos con las cesiones a los independentistas.

El análisis más compartido entre los cargos asistentes es que hay margen para liderar la respuesta social a Sánchez. Entre los barones —no faltó ninguno—, el balance es "muy positivo" porque "ha supuesto un chute de adrenalina" de cara a la investidura de Feijóo previsiblemente fallida que arranca mañana en el Congreso. Más allá del mensaje a los españoles, en las filas populares se necesitaba, aseguran las fuentes consultadas, que el líder trasmitiera que está dispuesto a "resistir y pelear". Los que conocen al gallego han vivido con preocupación el "bajón" que sufrió tras las elecciones y a ese "estado de confusión" atribuyen los "bandazos" que la dirección ha dado en el último mes.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto al presidente de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Zipi Aragón)

"Feijóo ha vuelto", resumía ayer un alto cargo popular. Pese a que desde la planta noble de Génova siempre se negó que la convocatoria fuese un acto de reafirmación del liderazgo, los cuadros lo interpretaban ayer así. El reto para Feijóo es trasladar el espíritu de la plaza de Felipe II a su intervención en la Cámara Baja. En el partido hay máxima expectación, porque "se lo juega todo", advierten fuentes populares, que reclaman que su presidente debe marcar las bases de su liderazgo no solo en clave interna, sino frente a los españoles. No hay margen para los errores.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a la secretaria general, Cuca Gamarra. (EFE/Zipi Aragón)

"Feijóo debe ganarse el liderazgo social para consolidarlo en el partido", explica un dirigente territorial que pide que el gallego haga mañana "un discurso de Estado" más allá de la crítica a Sánchez y sus acuerdos con los soberanistas. "Debemos demostrar que hay una alternativa seria que defiende la igualdad entre los españoles", insiste. El líder del PP lleva todo el mes preparando su discurso de investidura. Ha consultado con muchos de "fuera y dentro del PP". A sus barones les ha pedido papeles sobre medidas que se hayan ido poniendo en marcha en las autonomías, pero también que le ayuden a detectar los "puntos vulnerables" tras los acuerdos con Vox. En Génova, son conscientes de que los pactos con la ultraderecha serán la línea de ataque de Sánchez y sus socios en el Congreso.

El PP pide a Feijóo que desglose su alternativa más allá de la crítica a Sánchez

"En el Congreso, no podemos quedarnos en la arenga contra Sánchez", reclama otro barón de los que ayer se dejaron las manos en aplaudir al líder, aunque reconocía que el "mejor mitinero" sigue siendo el expresidente José María Aznar. "En una España de ciudadanos libres e iguales, no se puede dar más valor al voto de uno frente al voto de otro. La ley y la Justicia han de ser iguales para todos, empezando por los políticos, porque si los políticos no son iguales ante la ley es una cacicada incalificable en un Estado de derecho", subrayó Feijóo ante un auditorio entregado. "No caben ciudadanos de primera y de segunda", añadió en una intervención que sirvió de preludio de lo que serán los cara a cara con Sánchez. En las réplicas al presidente, se espera que el gallego insista en la "falta de integridad moral", que ya blandió ayer ante la masa, para marcar la diferencia entre ambos.

"Aunque me cueste la presidencia del Gobierno, voy a defender que España es una nación de ciudadanos libres e iguales". Con este mensaje, Feijóo adelantó lo que será el eje para justificar por qué acude a una investidura fallida. El objetivo es presentar a un político que prioriza el "interés general al particular" y que no cede al "chantaje" soberanista para sentarse en la Moncloa. Un "hombre de Estado" que volverá a ofrecer grandes pactos y desglosará sus propuestas económicas y sociales, adelantan fuentes de la dirección.

Paradójicamente, el PP sitúa en la investidura el punto de partida de su labor de oposición con el horizonte de que Sánchez no pueda agotar la legislatura por las tensiones con sus socios. La repetición electoral se ve cada vez menos factible e incluso algunos en el PP consideran que es un arma de doble filo: "Si el resultado se repite, tendríamos un serio problema".

Alberto Núñez Feijóo tuvo ayer el baño de masas que la aritmética parlamentaria le usurpó la noche electoral. El 23-J todo estaba preparado en Génova para celebrar, pero la imposibilidad de sumar con Vox para sacar a Pedro Sánchez de la Moncloa ensombreció la victoria. Los cánticos de "¡presidenta, presidenta!" a Isabel Díaz Ayuso en aquel balcón de Génova resucitaron los miedos en un PP desfondado. Dos meses después, el aclamado en la calle ha sido Feijóo. El acto contra la previsible amnistía convocado por los populares desbordó todas las previsiones al reunir a más de 40.000 personas, según la Delegación del Gobierno; más de 60.000, según la dirección nacional. El aforo previsto era de 10.000. Las reticencias previas entre los cargos del partido se tornaron en euforia al testar el poder de convocatoria. La mayoría eran militantes, las organizaciones territoriales fletaron cerca de 200 autobuses, pero también ciudadanos descontentos con las cesiones a los independentistas.

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