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Las grandes incógnitas del voto CERA: ¿por qué es tan difícil que cambie el resultado?
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Las grandes incógnitas del voto CERA: ¿por qué es tan difícil que cambie el resultado?

En un escenario de potencial bloqueo, cada escaño cuenta. Los votos de los emigrados de Madrid, Girona, Tarragona y Málaga tienen más probabilidades de cambiar la situación, pero las matemáticas y la experiencia no lo ponen todo tan fácil

Foto: Urnas del 23-J. El voto CERA se conocerá este viernes. (EFE/J.P. Gandul)
Urnas del 23-J. El voto CERA se conocerá este viernes. (EFE/J.P. Gandul)

Las calculadoras de pactos echan humo. Los resultados de las elecciones del 23-J han dejado un escenario en que, como ya es habitual en España tras unas generales, será necesario pactar para lograr investir a un candidato. Las sumas para evitar un bloqueo que lleve a una repetición electoral están muy ajustadas. A día de hoy, y a falta de que comiencen las conversaciones entre los partidos, la ecuación más probable pasa por una abstención de Junts que haga presidente a Pedro Sánchez, con los síes de Sumar, ERC, BNG, EH Bildu y PNV.

Pero todas las cábalas pueden cambiar en las próximas horas. Aunque hayan pasado varios días, todavía no conocemos los datos definitivos de lo que se votó el 23-J. La gran pregunta es: ¿cambiará el recuento del voto de los residentes en el extranjero (CERA) el resultado que conocimos en la noche electoral? En una situación tan ajustada, el movimiento de un solo escaño alteraría por completo las negociaciones.

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El complejo ferial de la Casa de Campo será el escenario de este último recuento, que acapara toda la atención. Feijóo ha asegurado que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, le había emplazado a tener una reunión una vez que se tuvieran los datos definitivos, incluyendo el voto CERA. Aunque desde la Moncloa desmienten que haya compromiso de entablar conversaciones, lo cierto es que tiene sentido esperar a conocer la situación tras el último baile de escaños.

Con los datos que dejó la noche electoral, los territorios donde los trasvases de escaños entre un bloque y otro son más probables son Madrid, Girona, Tarragona y Málaga. Pero antes de desgranar qué puede pasar en cada uno de ellos, vamos a despejar una cuestión más amplia. ¿A qué partidos beneficia el voto CERA?

Más votos para la izquierda en la diáspora

Solo hay que mirar a las últimas elecciones generales para encontrar un precedente. El 13 de noviembre de 2019, tres días después de los comicios que se repitieron ese año, el PP arrebató un escaño al PNV en Vizcaya gracias al voto de los residentes ausentes. La situación complicó la investidura de Sánchez, que estaba precisamente a un diputado de tener más síes que noes para ser investido presidente sin necesidad de buscar la abstención de EH Bildu o Junts, que finalmente le cedió el partido vasco.

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Aunque en este caso la situación benefició por momentos a los populares, la revisión del histórico muestra que en prácticamente todos los comicios la izquierda ha obtenido mejor resultado entre los españoles que residen fuera que entre los que viven en el país.

En todas las generales celebradas desde el año 2000, a excepción de las de 2004, el Partido Popular ha obtenido menos apoyos de los compatriotas en el extranjero que dentro del país. Y lo mismo ha sucedido con Vox en las dos últimas, donde obtuvo representación. La única excepción en el bloque de la derecha fue Ciudadanos, que sí lograba convencer más fuera de las fronteras que dentro.

Si miramos el bloque de la izquierda, la situación es opuesta. Entre 2000 y 2011, el PSOE siempre logró mejores resultados en el extranjero. En 2015, la irrupción de Podemos rompió con esta tendencia, hasta el punto de que la formación morada fue la más votada entre los españoles que residían en otros países, con un 31% de los sufragios sobre el voto a candidaturas. Aunque esto elevó su resultado definitivo de un 20,8% a un 24,5%, no sirvió para que Podemos y sus confluencias lograsen arañar un diputado a otro partido. También en 2016 el resultado del voto CERA suponía un vuelco a los datos de los que no viven fuera, pero, de nuevo, este hecho no se tradujo en ningún cambio de escaños para Podemos.

¿Qué dicen las matemáticas?

Como contábamos antes, las miradas este viernes se dirigen a cuatro circunscripciones. En Madrid, el PP se quedó a 1.749 votos del PSOE. En Girona, el PP está a 363 votos de arrebatar el escaño a Junts. En Tarragona, el PSC podría robarle un escaño a Junts y en Málaga, el PSOE está a poco más de 3.000 votos del PP. Además de estas, hay otras provincias con escaños en juego, pero donde las posibilidades de cambio entre bloques son menores, aunque no imposibles.

Una menor distancia en votos no significa que haya más posibilidades, ya que la diferencia tiene en cuenta el total de votos emitidos. Dicho de otra forma, una distancia de 1.000 votos en Madrid, con un censo de más de 350.000 electores, es menor que una de 1.000 en Soria, donde pueden votar poco más de 7.000 residentes en el extranjero.

Pero, además, hay más cálculos a tener en cuenta y que complican aún más las opciones de que haya movimientos. La distancia en votos a la que quedó cada partido para lograr el último escaño es una foto fija, pero conseguir darle la vuelta con el CERA "no es tan fácil", advierte Raquel Villacampa, del Departamento de Matemáticas de la Universidad de Zaragoza. "A medida que el partido atacante va sumando votos, también lo hace el otro", explica por teléfono. El sistema D’Hondt hace que, en cuanto comienzan a añadirse nuevos votos, el reparto se altere y no basta con superar la diferencia que resultó en la noche electoral.

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La experta aporta varios ejemplos, para los lugares donde puede haber cambio, en su cuenta de Twitter. Así resume un caso hipotético en Madrid: “Si el PSOE consigue cero votos CERA, el PP necesita al menos 1.749 votos. Pero si el PSOE consigue 1.000 votos CERA, el PP necesitaría 3.202 para robar ese escaño”. “Es más complicado, pero los números son los que son”, zanja.

Y ahora, un caso real. Recuperemos el antecedente de 2019 con el escaño en disputa de Vizcaya. El conteo de la noche electoral terminó con una distancia de 163 votos a favor de los nacionalistas vascos. El siguiente cuadro simula cómo reparte esta provincia sus escaños. De acuerdo con el sistema D’Hondt, los votos recibidos por cada partido se dividen tantas veces como diputados reparte la circunscripción. En este caso, ocho. Los ocho valores máximos de toda la tabla son los que definen qué formación resulta beneficiada. En azul, las ocho cifras máximas; en rojo, la del aspirante.

Las cifras, sin embargo, son provisionales. Primero, las correspondientes juntas electorales revisan toda la documentación entregada por todas las mesas de su zona. Aquí se enmiendan los posibles errores ocurridos en la comunicación de los datos. Unos días después, se abren los votos enviados por los españoles en el exterior.

Las diferencias entre ambas tablas tienen en cuenta tanto el añadido del voto CERA (el PP recibió 407 del exterior, frente a los 731 del PNV) como las correcciones de la Junta Electoral. Pese a que el PNV obtuvo más votos, el resultado final fue favorable al Partido Popular, que solo necesitaba 347 para esas 731 papeletas extra de los 'jeltzales'. Así que cada nuevo voto influye en el resultado final.

Qué pasó en las provincias más sensibles

La Comunidad en Madrid, donde el PP tiene alguna posibilidad de sumar un nuevo escaño a costa del PSOE, cuenta con un buen puñado de votantes desde el extranjero. En las anteriores generales, las del 10 de noviembre de 2019, fueron más de 30.000. Entonces, los socialistas fueron primera fuerza de este segmento de electores, con cerca del 26% de los votos y una ventaja de 1.284 papeletas sobre el PP. Pero en cinco de las ocho elecciones previas ganaron los populares en esta circunscripción. Y aquí los antecedentes son ligeramente más favorables a la derecha que en el conjunto del país.

Mientras, en Girona y Tarragona la tendencia de las últimas convocatorias ha sido más favorable para Esquerra —y Junts, en el caso de la primera—. Cerca de 2.000 votos de estas provincias catalanas fueron emitidos desde fuera en 2019.

Por su parte, en Málaga, parece difícil que el PSOE arrebate el último escaño al PP, al que le faltaron 3.047 votos para el sorpaso. En las últimas generales votaron desde el extranjero menos de 4.000 y los electores desde el exterior prefirieron a partidos de izquierda, siguiendo la tendencia nacional.

La guinda en el pastel de la incertidumbre

Por si la ausencia de certezas descrita no fuese suficiente, hay un elemento más que complica los pronósticos sobre qué opciones reales tiene cada partido en esta batalla tardía por el último escaño: la participación.

En 2011, PP, PSOE, PNV y CiU acordaron un cambio en la ley electoral para incluir el sistema del voto rogado de los residentes en el extranjero. El motivo: algunas denuncias por irregularidades en las votaciones de emigrados. Desde entonces, quienes residían fuera debían hacer un trámite extra para rogar su derecho a voto. En las elecciones celebradas ese mismo año, se pudo comprobar cómo la participación CERA cayó desde cerca del 30% al poco más del 6%. Los niveles se han mantenido siempre por debajo del 7%.

A finales de 2022, se puso fin a este sistema para facilitar la participación en los comicios a los españoles emigrados. El factor de la participación, imprevisible en estas primeras elecciones sin voto rogado después de más de 10 años, será también decisivo en esta última contienda por lograr un asiento más en el Congreso de los Diputados.

Las calculadoras de pactos echan humo. Los resultados de las elecciones del 23-J han dejado un escenario en que, como ya es habitual en España tras unas generales, será necesario pactar para lograr investir a un candidato. Las sumas para evitar un bloqueo que lleve a una repetición electoral están muy ajustadas. A día de hoy, y a falta de que comiencen las conversaciones entre los partidos, la ecuación más probable pasa por una abstención de Junts que haga presidente a Pedro Sánchez, con los síes de Sumar, ERC, BNG, EH Bildu y PNV.

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