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¿Un ahorro? Qué ocurre cuando se elimina un ministerio, contado desde dentro
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MÁS SIMBÓLICO QUE EFICIENTE

¿Un ahorro? Qué ocurre cuando se elimina un ministerio, contado desde dentro

El líder del Partido Popular se ha comprometido a eliminar ministerios como ya hiciera Rajoy en su día, pero el ahorro económico no es tan elevado, como explica quien ha vivido esos procesos en primera persona

Foto: Feijóo ha prometido reducir el número de ministerios. (EFE/Daniel González)
Feijóo ha prometido reducir el número de ministerios. (EFE/Daniel González)
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Una de las grandes propuestas que el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha sacado a relucir desde otoño del año pasado es la eliminación de ministerios en caso de llegar al poder. En abril, antes de la convocatoria de elecciones, ya propuso al presidente, Pedro Sánchez, suprimir hasta nueve ministerios "para mejorar la eficiencia del gasto público", entre los que se contaba el de Consumo.

Un par de meses después, dio más nombres de esos ministerios que deberían ser suprimidos: concretamente, Igualdad y Consumo, así como fusionar Educación, Universidades y Cultura o Seguridad Social y Trabajo. Una de las últimas veces que Feijóo hizo referencia a este asunto fue durante su aparición en El Hormiguero, donde aseguró que suprimiría "cinco o seis ministerios". El pasado viernes, no obstante, matizaba sus palabras al asegurar en la presentación de su programa de cultura que no eliminaría dicho ministerio.

"Si no eres un ministerio, no puedes interlocutar con otros ministerios"

La supresión de carteras ministeriales suele ser sinónimo de ahorro económico, y es una propuesta que suele reaparecer en los momentos de crisis como una forma de mostrar que se afina el gasto público. El ejemplo más claro es en otoño de 2010, cuando el entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, suprimió dos de los ministerios que había creado durante su Gobierno, Vivienda e Igualdad, y sus competencias fueron absorbidas por secretarías de Estado. Por ejemplo, Beatriz Corredor, la entonces ministra, pasó a ser secretaria de Estado. Un año después, cuando Mariano Rajoy ganó las elecciones, redujo los ministerios hasta 13, desde 22, y las secretarías de Estado hasta 24. Algo semejante ocurrirá en caso de una victoria de Feijóo, sobre todo teniendo en cuenta que los gobiernos de coalición provocan la creación de más ministerios para poder repartir el poder.

Una de las personas que vivieron en primera persona estos cambios, de Secretaría de Estado a ministerio y de nuevo a secretaría, fue Soledad Murillo, secretaria general de Políticas de Igualdad entre 2004 y 2008 y una de las personas encargadas de poner en marcha el primer Ministerio de Igualdad de la democracia. Quince años después, recuerda la importancia que tiene constituirse como ministerio: "Nuestra petición venía porque de otra manera era imposible interlocutar con otros ministerios", recuerda. La eliminación del ministerio supone que esas competencias se pierden.

Como explica Murillo, que fue también secretaria de Estado de Igualdad antes de la constitución del ministerio de 2020, cuando Irene Montero la sustituyó, las principales utilidades de ser un ministerio son la interlocución y la información. En primer lugar, porque es una forma de estar presente en el Consejo de Ministros, donde "se puede intervenir en la agenda del Gobierno". Por otra, porque esa misma presencia permite "informarte de lo que el resto de ministerios están preparando".

placeholder Soledad Murillo fue una de las impulsoras del Ministerio de Igualdad. (EFE/Fernando Alvarado)
Soledad Murillo fue una de las impulsoras del Ministerio de Igualdad. (EFE/Fernando Alvarado)

En el caso de Igualdad, esto era especialmente importante, porque sus políticas eran muy transversales, por lo que la presencia en el Consejo de Ministros permitió a sus titulares intervenir en asuntos como migración, donde el género tenía un gran peso. Entre otras ventajas que otorga constituirse como un ministerio, se encuentra la posibilidad de crear direcciones generales que elaboren informes a partir de los cuales trabajar, o acudir a foros internacionales a los que no puede acudir un director general, por su rango.

“Lo que importa de tener un rango ministerial es que dentro de una negociación se pueden vetar decisiones de otros ministerios o implantar perspectiva de género en otras leyes”, explica Silvia Claveria, profesora e investigadora de la Universidad Carlos III. "Te sientas a la mesa con los grandes: si eres una secretaría general, solo puedes lidiar con tu ministerio y ya está, pero no puedes vetar ni influir en las políticas que llevan a cabo otros ministerios".

¿Un ahorro real?

Una de las razones que se suelen esgrimir para eliminar ministerios es la eficiencia económica y el ahorro. Sin embargo, en la práctica, el dinero que supone cambiar un ministerio por una secretaría no es tan significativo. Especialmente teniendo en cuenta que Igualdad es uno de los ministerios con una asignación más baja, con 573 millones de presupuesto en 2023. Consumo dispone de 57,18 millones. En comparación, Defensa, por ejemplo, tiene un presupuesto de 12.825 millones. Derechos Sociales, 5.399, y Asuntos Exteriores, 1.744. Como recuerda Claveria, "si miras el presupuesto y el personal, Igualdad o Consumo tienen poco presupuesto y pocos trabajadores". El gasto de personal del Ministerio de Igualdad es de 14,5 millones de euros, de los cuales 533.000 euros corresponden a las retribuciones de los altos cargos del departamento.

"La diferencia entre el sueldo de un ministro y de un secretario de Estado es poca"

A finales de 2010, después de la eliminación de Igualdad, Leire Pajín admitió que el ahorro que había supuesto la sustitución del ministerio apenas fue de 900.000 euros, alrededor de un 0,9% de la inversión prevista. Irónicamente, el sueldo de Bibiana Aído como secretaria de Estado dependiente de Sanidad, Política Social e Igualdad era 2.000 euros superior al que tenía como ministra. El departamento, además, se instaló en el mismo edificio y el personal era prácticamente el mismo.

"No hay ninguna clase de ahorro, porque las diferencias entre los sueldos de ministro y secretario de Estado son inexistentes", recuerda Murillo. Según sus cuentas, la eliminación de un ministerio suele suponer la supresión de alrededor de 20 puestos (y sueldos) de libre designación, pero la mayor parte del funcionariado permanece o es recolocado. "Los asesores de los ministerios están muy tasados, un ministro no puede meter todos los asesores que quiera", explica. "La única institución que tiene libertad es Presidencia y los ayuntamientos".

placeholder Bibiana Aído, la primera ministra de Igualdad. (EFE/José Jácome)
Bibiana Aído, la primera ministra de Igualdad. (EFE/José Jácome)

"Lo que se disuelve es el cuadro político, ministra, secretaria general, Gabinete de Comunicación y las direcciones generales, que en el caso de Igualdad son tres", explica. "Son cuatro cargos políticos y 15 asesores, no supone más".

Uno de los principios del funcionariado español, a diferencia de los de otros países, es su permanencia cuando cambia el signo político de cada Gobierno. Es una de las ideas que implantó Bravo Murillo a mediados del siglo XIX con el objetivo de proporcionar estabilidad al Estado. Ello provoca que la eliminación de un ministerio no suponga un ahorro económico sustancial: "Cuando llegué al ministerio, había un técnico en técnica legislativa que me dijo que no me había votado, así que nos dimos un mes para conocernos", ejemplifica. "Cuando el ministerio desaparece, ese funcionario no desaparece, ya que la función pública garantiza que haya una estabilidad para no depender de los vaivenes políticos".

Una decisión simbólica

La decisión de eliminar esta clase de ministerios es, por lo tanto, más simbólica que material. Ocurrió en 2010, en uno de los peores años de la crisis económica, y ocurre ahora, cuando se percibe como un castigo a ministerios y políticas como Irene Montero. Para Murillo, es un error confundir "gestión con institución". El ejemplo que utiliza es el de Sanidad: "Nadie diría que hay que eliminar el Ministerio de Sanidad porque no les gustó la gestión de la pandemia, pero sí se hace con Igualdad", recuerda.

"Zapatero eliminó Igualdad para dar el mensaje de que la economía era lo importante"

Este peso simbólico se traduce en que, como recuerda Claveria, en estas idas y venidas casi nunca se suele plantear eliminar secretarías de Estado que también suponen una cierta inversión económica, pero que no tienen el mismo peso que los ministerios. Por ejemplo, la Secretaría de Estado de España Global, que tiene una dotación de 13,2 millones de euros, o la de Memoria Histórica, que asciende hasta los 13,95. En muchos casos, añade, la diferencia no es mayor a "cambiar un letrero que pone secretaría general por otro que pone ministerio".

Este simbolismo se refleja bien en la decisión tomada en 2010 de eliminar Vivienda o Igualdad por Rodríguez Zapatero. "Hizo un poco lo mismo: cuando saltó la crisis y tuvo que renovar Gobierno, eliminó Igualdad con el mensaje de que esto no importa tanto, al mismo tiempo que ponía tres vicepresidencias económicas, porque parecía que era lo que tocaba", concluye Claveria. "Era un mensaje a la ciudadanía: la Igualdad no se considera algo prioritario porque cuando algo va mal, es lo primero que se quita".

placeholder Zapatero eliminó dos ministerios en 2010. (EFE/Zipi Aragón)
Zapatero eliminó dos ministerios en 2010. (EFE/Zipi Aragón)

Trece años después, Murillo lamenta que el expresidente no pelease y que cediese a lo que considera las presiones de la derecha: "Zapatero lo hizo en clave política, en otros lugares se resistió más, pero aquí fue muy rápido", recuerda. No fue únicamente una cuestión del ministerio, sino que su desaparición también produjo una reacción en cadena que devaluó "las políticas de igualdad de comunidades y concejalías". Una reacción en cadena que puede volver a producirse una década más tarde.

Una de las grandes propuestas que el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha sacado a relucir desde otoño del año pasado es la eliminación de ministerios en caso de llegar al poder. En abril, antes de la convocatoria de elecciones, ya propuso al presidente, Pedro Sánchez, suprimir hasta nueve ministerios "para mejorar la eficiencia del gasto público", entre los que se contaba el de Consumo.

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