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"El que no esté colocado que se coloque": cómo la derecha robó los bares a la izquierda
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Una de mero y dos de febrero

"El que no esté colocado que se coloque": cómo la derecha robó los bares a la izquierda

El nuevo alcalde de Sevilla (PP) se estrena dejando beber en la calle, Villacís 'reinventa' el terraceo y Nuevas Generaciones promete barra libre de chupitos. ¿Y la izquierda? Diciendo que los restaurantes deben cerrar antes...

Foto: El dueño de Casa Ricardo, junto a Ricardo Sánchez, presidente del PP de Sevilla, Alberto Núñez Feijóo, Juanma Moreno y José Luis Sanz. (Europa Press/Joaquín Corchero)
El dueño de Casa Ricardo, junto a Ricardo Sánchez, presidente del PP de Sevilla, Alberto Núñez Feijóo, Juanma Moreno y José Luis Sanz. (Europa Press/Joaquín Corchero)
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Escena primera, 16 de junio de 2023, junta directiva regional de Nuevas Generaciones de Madrid, rama juvenil del PP. El presidente Ignacio Dancausa hace un importante anuncio político: Nuevas Generaciones está negociando un acuerdo con las "mejores discotecas" madrileñas para que los afiliados tengan "descuentos, para que nos inviten a copas y chupitos, tener acceso preferente para afiliados y amigos, y más privilegios".

"Para que vuelva a ser importante llevar el carné de Nuevas Generaciones siempre en la cartera, para ponerlo en valor", añade.

Escena segunda. Días después del anuncio de Dancausa, Mónica García, líder de Más Madrid, critica en la Asamblea de Madrid que Nuevas Generaciones pida "chupitos gratis" por ser del PP. "La juventud podría tomar un chupito por cada humillación. Que no hay alquiler menor a 800 euros, chupito. Que te dicen que no tienes cultura del esfuerzo, chupito".

La duda no es si García debe denunciar el precio de los alquileres en Madrid, sino si no hay otra manera de hacerlo que criticando que la chavalada pepera beba chupitos.

Escena tercera, 26 de junio de 2023, entrevista de Ana Pastor a Yolanda Díaz. Mientras desarrolla su plan para reducir la jornada laboral para ampliar la conciliación, Díaz critica ciertas costumbres españolas: "Estamos en restaurantes hasta horas impensables en otros países europeos".

Escena cuarta, 6 de junio de 2023, Begoña Villacís (Cs) pasa sus últimos días como vicealcaldesa de Madrid. Repasa así su legado: "A una mesa alta con dos taburetes en una terraza de bar o restaurante se le conoce como Modelo Villacís". El comentario da lugar a más de dos bromas en redes sociales, pero si lo tomamos en serio, vemos que, en los últimos años, el terraceo se ha convertido en cuestión de Estado para la derecha y el centro derecha madrileño.

Escena quinta, anterior legislatura municipal en Sevilla, el alcalde socialista Antonio Muñoz implementa la prohibición de beber de pie en la puerta de los bares, costumbre arraigada en las cervecerías del casco histórico. La gente protesta bajo el lema: "Sacar los tanques [de cerveza] a la calle".

El candidato del PP a la alcaldía, José Luis Sanz, denuncia la "desaparición de los bares que forman parte del ADN sevillano…"

"Te puedes pedir un café y tomártelo por la calle. Te puedes pedir una pizza y comértela en el suelo viendo una cofradía. Pero no te puedes tomar un tanque de cerveza en la puerta de un bar. Esto no va de colores políticos. ¡Va de Sevilla! #LosTanquesALaCalle", tuitea el actor Antonio Garrido.

El candidato del PP a la alcaldía, José Luis Sanz, denuncia la "desaparición de los bares que forman parte del ADN sevillano… Las restricciones arbitrarias acabarán con una forma de vivir la ciudad".

La paradoja sevillana es que fue un alcalde del PP, Juan Ignacio Zoido, el primero que vetó beber en la calle, pero el malestar no llegó hasta que la izquierda aplicó la normativa.

La primera medida de José Luis Sanz ha sido levantar la prohibición de beber en la calle

"No existe ningún cambio de normativa por sacar vasos a la calle. No ha cambiado nada desde hace años", se defendió durante la precampaña municipal Juan Carlos Cabrera, delegado socialista de Fiestas Mayores.

Lo siguiente que pasó quizá se lo pueden ustedes imaginar. El 28-M el PSOE perdió las elecciones en Sevilla. La primera medida del nuevo alcalde, José Luis Sanz, ha sido levantar la prohibición de beber en la calle.

Foto: El dueño de Casa Ricardo, junto a Ricardo Sánchez, presidente del PP de Sevilla, Alberto Núñez Feijóo, Juanma Moreno y José Luis Sanz. (Europa Press / Joaquín Corchero)

A colocarse

La derecha sevillana, en definitiva, convirtió la defensa del ocio cervecero en ariete electoral, igual que hizo Isabel Díaz Ayuso en Madrid durante el túnel de la pandemia, cuando colisionó con la izquierda por aflojar las restricciones nocturnas, generando turismo lúdico a Madrid de países (Francia) donde los toques de queda eran más estrictos. Ayuso se la jugó al terraceo adelantándose al zeitgeist social (las ganas de salir ganaban poco a poco la batalla al miedo al covid) y metió un reventón electoral inesperado.

El cervecerismo le salió bien a la presidenta de la CAM, pero parte de la izquierda insiste aún en ese marco en redes sociales, donde se dice que a Ayuso le importan más las terrazas que, por ejemplo, la sanidad pública.

Si hablamos de política institucional, el relato sobre los bares ha dado en un giro de 180 grados en Madrid desde los ochenta. El 28 de enero de 1984, el alcalde Enrique Tierno Galván, mago del populismo castizo, gritó a una multitud juvenil en un concierto en el Palacio de los Deportes: ¡"Rockeros, el que no esté colocado que se coloque, y al loro!" De esa noche se ha olvidado que acabó con 20 detenidos por choques con la policía por problemas de aforo, lo que no amilanó a Tierno al ser preguntado por los incidentes: "En el rock duro suele haber una gran excitación, pero los incidentes fueron provocados por el deseo de participar".

Foto: Ayuso y Casado en un bar en Móstoles. (EFE)

El relato ochentero, por tanto, era que el PSOE estaba con la noche madrileña y con la Movida, y el PP en contra. La llegada de los populares al Ayuntamiento de Madrid no solo no acabó con el relato, sino que lo profundizó: Ángel Matanzo, concejal del distrito centro (1989-1993) de los alcaldes Agustín Rodríguez Sahagún (CDS) y José María Álvarez del Manzano (PP), cargó contra la noche con redadas, cierres y operaciones policiales. Centro pasó de distrito apache a zona potencialmente gentrificable (antes de que existiera esa palabra). El bar Agapo malasañero, por ejemplo, celebraba conciertos y cerraba a las seis de la mañana todos los días. Matanzo puso fin a esos horarios.

Fue el primero de una serie de recortes culminados, llegado el siglo XXI, durante la alcaldía de Alberto Ruiz-Gallardón, que fijó el cierre de bares a las tres de la mañana.

Antes del coronavirus, Madrid era una de las comunidades autónomas más estrictas con los cierres nocturnos: había 13 autonomías con horarios más amplios, según datos de ABC.

Durante el tardofranquismo y la transición, la noche tenía un elemento contracultural y de resistencia, pero el canalleo se convirtió pronto en terreno transversal.

La novedad que trajo el covid fue que, por primera vez en la ciudad democrática, el PP le cogió la bandera al PSOE de la defensa del ocio cervecero, ahora más de terraza y tardeo que en los ochenta.

A las 11 en casa

El amor de la derecha madrileña a los bares se puede ver también como microejemplo de una tendencia internacional. O cuando las izquierdas se convierten en partidos de orden y las derechas en partidos de jarana. Izquierda muermo contra derechita canalla. Izquierda "a las 11 en casa" contra derecha "a mí me gusta el pipirivipipi, de la bota empinar parabapapa".

En ese contexto, la duda política para la izquierda sería la siguiente: que Yolanda Díaz y Mónica García critiquen las largas jornadas laborales y los altos precios de los alquileres es de cajón, ahora bien: ¿hay que pedir que los restaurantes cierren antes o mofarse de los chavales peperos que beben chupitos para hacerlo?

"La derecha se cree ahora más hedonista que la izquierda, aunque no toda la derecha"

En La rebeldía se volvió de derecha, el ensayista argentino Pablo Stefanoni analiza cómo se invirtieron los roles los últimos años. "Esta "confusión bajo el cielo", como diría Mao Zedong, hizo que el progresismo se volviera más y más defensor del statu quo. Si el futuro aparece como una amenaza, lo más seguro y más sensato parece ser defender lo que hay: las instituciones que tenemos, el Estado de bienestar que pudimos conseguir, la democracia (aunque esté desnaturalizada por el poder del dinero y por la desigualdad) y el multilateralismo. Si "cambio" significa el riesgo de que nos gobierne un Trump, una Marine Le Pen, un Viktor Orbán, un Bolsonaro o un Boris Johnson, parece una respuesta razonable… Pero precisamente en esta razonabilidad reside también el riesgo de caer en el conservadurismo y renunciar a disputar el sentido del mundo que viene… El progresismo se quedó cómodo dando su batalla en "la cultura", en sus zonas de confort morales y en su adaptación a un capitalismo más hipster".

"En las guerras culturales contemporáneas, la nueva izquierda es políticamente correcta y conservadora, porque busca conservar el bienestar conseguido. (...) La nueva derecha, por su parte, es políticamente incorrecta, rupturista y heterodoxa… Hoy la derecha es punk y la izquierda puritana", escribe Ricardo Dudda en La verdad de la tribu: la corrección política y sus enemigos.

"Hay una derecha echada al monte a la que le gusta el rupturismo de Ayuso, pero le gusta más aún hacer la contrarrevolución conservadora"

Hablamos con Ricardo Dudda:

1) "Para la izquierda no fue fácil revertir el discurso de Ayuso sobre los bares durante el covid, porque le puso en una situación incómoda en la que le tocó hacer de cenizo justo cuando la ciudadanía, hasta los que estaban en las antípodas ideológicas de Ayuso, tenía ya más ganas de salir de casa e ir de fiesta que otra cosa".

2) "La derecha se cree ahora más hedonista que la izquierda. No toda la derecha: hay una derecha echada al monte a la que le gusta el rupturismo de Ayuso, pero le gusta más aún hacer la contrarrevolución conservadora, como estamos viendo en las nuevas concejalías de Cultura controladas por Vox [en Valdemorillo se ha censurado esta semana una representación del Orlando de Virginia Woolf], pero hay otra derecha políticamente incorrecta que presume de hedonista y que en Madrid está representada por Ayuso. Es una derecha más macarra, de un populismo chulapo, que acusa a la izquierda de rancia y le encanta, como dicen ellos, 'hacer rabiar a los progres".

3) "Es la derecha que, cada vez que el ministro de Consumo, Alberto Garzón, salía haciendo una recomendación alimentaria, salía en Twitter comiendo chuletones o bollycaos. Es la derecha que acusa a la izquierda de censurar sus costumbres y presume de haber ocupado un terreno que antes era de la izquierda: el hedonismo".

Escena primera, 16 de junio de 2023, junta directiva regional de Nuevas Generaciones de Madrid, rama juvenil del PP. El presidente Ignacio Dancausa hace un importante anuncio político: Nuevas Generaciones está negociando un acuerdo con las "mejores discotecas" madrileñas para que los afiliados tengan "descuentos, para que nos inviten a copas y chupitos, tener acceso preferente para afiliados y amigos, y más privilegios".

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