"No veo la necesidad de celebrar el Orgullo de una orientación sexual. Ni la mía, ni la de otros"

En la semana del Orgullo más combativo por el goteo de pactos territoriales entre PP y Vox, Santiago Abascal Conde (Bilbao, 1976) se reafirma en que debería ponerse coto a las festividades del colectivo para no arriesgar la neutralidad de las instituciones y "no corromper la inocencia" de los niños. En su entrevista con El Confidencial, el candidato de Vox a la Moncloa sitúa la agenda que están desplegando sus líderes territoriales y locales como un reflejo de sus prioridades ideológicas en caso de acceder a un Gobierno liderado por Alberto Núñez Feijóo. También defiende sus acciones más polémicas, como la intención de eliminar banderas LGTBI de los edificios públicos.

Abascal asegura que no esconderá sus convicciones, aunque ello implique que le llamen "homófobo", cosa que desmiente a rajatabla. Defiende que en Vox hay "muchas personas homosexuales" que no se sienten identificadas con el lobby, y llevará sus posiciones a la mesa de negociación con el líder del PP si tiene ocasión. Insiste en que las leyes de género solo han contribuido a "la criminalización del hombre", y exige su derogación junto a la ley trans o la del solo sí es sí. Admite que la violencia contra la mujer "a veces" tiene una motivación machista, pero reitera que el nuevo Gobierno debería ampliar el marco a la violencia intrafamiliar.

"Yo creo que a muchos gais y lesbianas no les representa la bandera del 'lobby'. Se sienten representados por la bandera de España"

PREGUNTA. Si los pronósticos se cumplen y la suma PP-Vox es necesaria para una investidura, ¿qué es lo primero que exigirá a Alberto Núñez Feijóo para empezar a negociar?

RESPUESTA. No me gusta hablar de líneas rojas. Pero lo primero que habría que pedir para empezar a hablar, independientemente de la posición en la que nos coloquen los españoles, es el respeto hacia el resultado electoral y hacia los electores de cada fuerza política. En Valencia ha sido así, con un acuerdo que da satisfacción tanto a los votantes del PP como de Vox. No es el programa de máximos de nadie. Eso en primer lugar. Y en segundo lugar. Queremos acabar con todas las leyes que ponen en riesgo la libertad, la seguridad y la prosperidad. Y, por tanto, plantear la derogación de la ley del sí es sí o la ley trans, leyes que perjudican a la mujer y ponen en riesgo su seguridad. Queremos acabar con las leyes climáticas que impiden la prosperidad de nuestro pueblo. Y, en definitiva, abordar una gran operación de derogación del socialismo de Sánchez y Zapatero. Ahora se habla mucho de sanchismo, pero no nos estamos enfrentando al sanchismo, sino a una cara más del socialismo.

P. El PP, por su parte, trabaja en una nueva ley trans; no prevé tumbar la contrarreforma del solo sí es sí más allá de elevar las penas; tampoco plantean rebajar las leyes LGTBI, ni derogar la ley del aborto. ¿Habrá choque de trenes?

R. Yo creo que no debe haber choque de trenes, sino un punto de encuentro. Eso es lo razonable. Nosotros no vamos a plantear chantajes, pero tampoco vamos a admitirlos. Veremos qué es lo que dicen los españoles, cuál es el grado de nuestra fuerza, y en función de eso veremos qué es lo que podemos hacer. Es difícil adelantar acontecimientos, por eso no nos gusta hablar de líneas rojas. También es cierto que si echar a Sánchez del poder es como en su momento echar a Zapatero para que se siente Rajoy y no se cambie nada de lo que prometía, e incluso subir los impuestos a lo bestia como hizo, no habrá servido de nada echar a Sánchez.

P. ¿Incluirá en esa lista cambiar o suprimir la ley de violencia de género?

R. El debate sobre el género es una cuestión ideológica. Creemos que hay que proteger a las mujeres de cualquier tipo de violencia. Y somos el partido que pide las mayores penas para los criminales sexuales. Nuestra posición es la más firme. ¿Qué opinamos sobre las leyes de violencia de género? Primero, no han servido para reducir la violencia contra la mujer. Segundo, solo han servido para el enfrentamiento de sexos, para la criminalización del hombre y para que se termine con la presunción de inocencia. Pero decir esto no es desproteger a la mujer. Al contrario. Hay que perseguir los discursos machistas, bien sean civiles o religiosos. Otros no pueden decir lo mismo. Otros se dedican a excarcelar a violadores.

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P. ¿Usted cree que existe la violencia machista?

R. Yo creo que clarísimamente a veces la violencia contra la mujer tiene una motivación machista. Otras veces puede ser la locura. O el alcoholismo. Pero hay que protegerla en cualquier caso. No puede haber víctimas de primera y de segunda. Da igual el motivo por el que una mujer sea agredida. Debe ser protegida. También da igual el motivo por el que un niño o un anciano sean agredidos en el ámbito intrafamiliar o doméstico. Nuestra posición es clara y sencilla. Todo lo demás que hay contra nosotros es propaganda. Propaganda muy malintencionada.

"Las leyes de género solo han contribuido a la criminalización del hombre y exige su derogación junto a la ley trans o la del solo sí es sí"

P. ¿Vox se plantea limitar de algún modo las manifestaciones del Orgullo?

R. Tenemos un planteamiento general sobre cualquier tipo de acontecimiento que pueda perturbar la vida normal de los ciudadanos de Madrid, no solo el denominado Orgullo Gay. Nuestra posición tiene que ver sobre todo con la neutralidad de las instituciones, que deben estar presididas por las banderas oficiales, no por otras. Una persona puede llevar la pulsera que quiera, puede identificarse con la bandera que le apetezca, pero en las instituciones tienen que estar las banderas que representan a todos. Y yo creo que a muchos gais y lesbianas no les representa la bandera del lobby, sino que se sienten representados, igual que yo, por la bandera de España. Lo que desde luego creemos es que hay que preservar a los menores de determinados espectáculos. Tanto en las televisiones como en las calles, como en los colegios con la excusa del bullying. Es algo que debe ser combatido, pero eso no significa que los lobbies puedan entrar a los colegios subvencionados y enseñar a los niños cosas que no deben conocer. Están destruyendo la inocencia de los niños, sexualizándolos a una edad tempranísima.

P. ¿Cree que las caravanas del Orgullo son un espectáculo que los niños no deberían ver?

R. Pues es evidente que con las fotografías y vídeos que vemos... De verdad, me parece más que evidente. Yo soy muy capaz de verlo, no tengo ningún problema. Pero no hay que sexualizar a los niños ni corromper su inocencia. Ni en las televisiones, ni en los colegios, ni en las manifestaciones públicas en la calle. Ahora bien, Vox dice esto y ya nos dicen que somos homófobos. Pues no. No lo somos. En Vox hay muchas personas homosexuales que no se sienten identificadas con esos lobbies y esas celebraciones. Estamos ante una gran reducción de la personalidad. Definir a las personas solo por su orientación sexual me parece muy empobrecedor.

P. Entonces, si Vox gobierna, ¿no se celebraría el Orgullo?

R. Yo no veo la necesidad de celebrar el Día del Orgullo de una orientación sexual. Ni la mía, ni la de otros. Creo que hay que respetar a todo el mundo y ya está. Nosotros desde luego no vamos a poner en marcha celebraciones de orgullos de ningún tipo. No nos corresponde. ¿Que la sociedad civil lo organiza? Podrá hacerlo, pero respetando las leyes y respetando la inocencia de los niños. Y, a ser posible, interfiriendo lo menos posible en la vida de los ciudadanos y respetando la neutralidad de las instituciones.

P. Dice que en Vox hay votantes homosexuales; sin embargo, hay dirigentes en sus filas que han hablado de la homosexualidad como una enfermedad.

R. Yo no he escuchado esto, y no voy a entrar en desaciertos de este tipo. Insisto en que, desde luego, lo que es sagrado es el respeto a las instituciones. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, ¿qué banderas debe haber? La de España, la de la autonomía y la de la ciudad. Ni la del Sáhara, ni la de Palestina, ni la bandera separatista, ni la bandera de ningún tipo de lobby o asociación. Es como si yo exijo algo que tiene que ver con mis gustos y esa bandera ocupa las instituciones. Eso es un error, y lleva a la confrontación social y a que exista una doble vara de medir.