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Feijóo monitoriza los pactos de sus barones para evitar más coaliciones a la valenciana
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El PP busca la transversalidad

Feijóo monitoriza los pactos de sus barones para evitar más coaliciones a la valenciana

Habló con los líderes que están negociando para que haya coordinación. Extremadura y Murcia, dispuestos a forzar elecciones. En Aragón, ven margen para dilatar los plazos

Foto: Feijóo, con varios barones regionales, en Madrid. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Feijóo, con varios barones regionales, en Madrid. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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"Mazón, ¿qué pasa con tu pacto?". La pregunta es de Alberto Núñez Feijóo; el destinatario, el futuro presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, que se convirtió en el protagonista del acto en el que el líder del PP exhibió poder territorial en Madrid al reunir a sus barones. El gallego escenificó un ambiente de "cordialidad" con Mazón después de una semana de tensión tras sellarse el acuerdo con Vox. "Ha estado cariñoso", comenta uno de los asistentes, que confirma que Feijóo está dispuesto a "poner orden" en los futuros acuerdos con los de Santiago Abascal. El desgaste en términos políticos de la primera coalición pos 28-M ha sido un toque de atención para Génova.

Feijóo monitorizará las negociaciones. No se pueden repetir "errores" como el de la negación de la violencia machista en el documento firmado en la Comunidad Valenciana. El plan es volver a la estrategia de origen. Los barones del PP acudirán en solitario a sus investiduras y que sea la formación de ultraderecha la que se retrate. "Aguantar la presión" es la consigna que trasmitió ayer a los líderes autonómicos que están en conversaciones con los de Abascal. Tras el acto hubo, según fuentes populares, un encuentro de "coordinación de los pactos" para poner en común las futuras acciones.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Lavandeira Jr.)

El resultado que las urnas arrojaron en cada territorio marcará los escenarios, pero en este momento tanto en Extremadura como en Murcia hay disposición de no ceder ante el pulso de Vox. Tanto María Guardiola como Fernando López Miras están dispuestos a asumir el coste de una repetición electoral antes de compartir Gobierno con la ultraderecha. En el caso de Guardiola, la maniobra es arriesgada, dado que las elecciones las ganó el socialista Guillermo Fernández Vara. PP y PSOE empataron a 28 escaños y Vox logró cinco frente a los cuatro de Podemos.

La mayoría absoluta está en los 33 diputados. En el partido, consideran que se puede perder la opción de gobernar si se vuelve a las urnas, pero en el equipo de Guardiola no hay ninguna duda de que los extremeños penalizarán a Vox. "María no va a romper su compromiso de gobernar en solitario. No engañará a sus votantes", insisten. En Murcia, López Miras tiene la baza de que el PP suma más que la izquierda junta. Los 21 escaños de los populares en la Asamblea le facilitan hacerse fuerte. Ya se vio en la constitución de la Mesa, donde se ha dejado fuera a Vox. Si se tuvieran que volver a celebrar los comicios, la previsión dentro del PP es que obtendrían una mayoría absoluta, al movilizarse el voto útil, como ocurrió en Andalucía,

En otro tablero está la partida de Aragón. Jorge Azcón sigue en la línea de ralentizar. Ir despacio para no dar titulares que dinamiten la campaña electoral de Feijóo. No hay problema en cuanto a la constitución de la Asamblea, puesto que Vox tendrá un representante. Se le ha ofrecido una secretaría, pero por el momento parece "insuficiente". Será el primer trámite, pero, salvo sorpresa, no se vincularán las negociaciones con un hipotético Gobierno de coalición, como sucedió en la Comunidad Valenciana.

Foto: El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Fernando Alvarado)

"No más Vox", resumía ayer un miembro de la dirección popular. La gestión de los acuerdos está suponiendo un auténtico quebradero de cabeza para la cúpula popular. Parafraseando a Mariano Rajoy, a nivel interno se califica de "lío" la situación global de las alianzas. Isabel Díaz Ayuso presumía en el parque del Retiro ante sus compañeros de su mayoría absoluta. "Soy la baronesa", llegó a decir, según uno de los asistentes, que matizaba que el "favorito" es el andaluz, Juanma Moreno, que ayer acudía con el mayor poder territorial del PP en Andalucía bajo el brazo. "Feijóo tiene una sintonía personal con él", recordaba uno de los barones. La prueba es que comieron juntos con sus familias en el restaurante De María Félix Boix.

La cuestión principal no es el temor a que sus votantes les penalicen en las generales, sino que la izquierda logre movilizar a su electorado agitando el discurso de que Abascal será el vicepresidente de Feijóo. En los últimos días, tanto Pedro Sánchez como sus ministros han centrado el mensaje en el retroceso de los derechos y libertades que supondría una coalición PP-Vox en la Moncloa.

Foto: Feijóo en un acto en Madrid este fin de semana. (EFE/Juan Carlos Hidalgo) Opinión

Para contrarrestar desde Génova, se trabajará en que cale el mensaje de que el PP es un partido transversal. Se pondrá en valor cómo han sido capaces de apoyar a los socialistas en ayuntamientos como Barcelona o Vitoria para evitar que las alcaldías recayesen en Bildu o en el partido de Carles Puigdemont. Si hace unas semanas se había contemplado que los concejales populares se votasen a sí mismos y dejar a Xavier Trías el bastón de mando, tras la alianza en Valencia era "inasumible" dar más artillería a los rivales favoreciendo al soberanista. A partir de aquí, se le exigirá al PSOE "responsabilidad" para evitar que se dependa de los extremos.

El "se acabaron las trincheras" que ayer promulgó Feijóo es una declaración de intenciones. El líder del PP insistirá en esta campaña en que se permita gobernar a la lista más votada. Las encuestas siguen dibujando que el único socio posible es Vox, por eso el gallego interpelará al PSOE para que, llegado el momento, se abstenga en su investidura. Sánchez no lo contempla. El postsanchismo es una incógnita.

"Mazón, ¿qué pasa con tu pacto?". La pregunta es de Alberto Núñez Feijóo; el destinatario, el futuro presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, que se convirtió en el protagonista del acto en el que el líder del PP exhibió poder territorial en Madrid al reunir a sus barones. El gallego escenificó un ambiente de "cordialidad" con Mazón después de una semana de tensión tras sellarse el acuerdo con Vox. "Ha estado cariñoso", comenta uno de los asistentes, que confirma que Feijóo está dispuesto a "poner orden" en los futuros acuerdos con los de Santiago Abascal. El desgaste en términos políticos de la primera coalición pos 28-M ha sido un toque de atención para Génova.

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