Es noticia
La designación del número dos de Yolanda Díaz irrita a los saharauis
  1. España
Lista de Sumar en Madrid

La designación del número dos de Yolanda Díaz irrita a los saharauis

El diplomático Santos responde a los reproches recordando que se desmarcó públicamente de la línea seguida por el Gobierno de Zapatero y apostó por la autodeterminación del Sáhara

Foto: Agustín Santos Maraver, junto a Yolanda Díaz, en Nueva York. (EFE/Archivo/Justin Lane)
Agustín Santos Maraver, junto a Yolanda Díaz, en Nueva York. (EFE/Archivo/Justin Lane)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Cuando Agustín Santos apareció, en la terminal del aeropuerto César Manrique de Lanzarote, un grupo de activistas empezaron a gritar eslóganes a favor de la independencia del Sáhara Occidental para darle así una bienvenida en tono bronco.

Santos puso pie en la isla el 29 de noviembre de 2009. Entonces era el jefe de gabinete del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, que le encargó que viajase hasta allí para convencer a la activista saharaui Aminatu Haidar que aceptara la oferta del Gobierno español y pusiera fin a su huelga de hambre. La había empezado hacía dos semanas después de que las autoridades marroquíes la expulsaran de El Aaiún, donde vivía, a Lanzarote y le incautaran su pasaporte marroquí.

Las cámaras de medio mundo —la noticia tuvo un gran impacto mediático— inmortalizaron a Santos, un diplomático desconocido que tenía entonces 54 años, en cuclillas negociando durante hora y media con Aminatu Haidar, sentada en el suelo de la terminal. Entre ellos dos aparecían Inés Miranda, abogada canaria de presos saharauis, y Carmelo Ramírez, coordinador de las Asociaciones Solidarias con el Sáhara Occidental.

placeholder Agustín Santos discute con la activista saharaui Aminatu Haidar en el aeropuerto de Lanzarote. Entre los dos, la abogada canaria Inés Miranda. (EFE)
Agustín Santos discute con la activista saharaui Aminatu Haidar en el aeropuerto de Lanzarote. Entre los dos, la abogada canaria Inés Miranda. (EFE)

Aquellas conversaciones fracasaron. La activista saharaui no aceptó ninguna de las salidas que le propuso Santos, ni siquiera la que, sobre el papel, era la mejor. Consistía en otorgarle la nacionalidad española mediante un procedimiento exprés y que después, provista de un pasaporte español, intentase viajar a El Aaiún, aunque no estaba garantizado que la dejaran entrar. Aminatu Haidar se mantuvo es su trece. “No quiere ser extranjera en su propia casa”, explicó Inés Miranda.

Al final, las presiones de EEUU, desveladas en parte en 2010 por la filtración de Wikileaks, de Francia y también de España lograron que las autoridades de Marruecos dieran su brazo a torcer. Autorizaron a regañadientes su regreso a su tierra el 17 de diciembre de 2009. Haidar puso así fin a 32 días de huelga de hambre.

Catorce años después, Yolanda Díaz, la lideresa de Sumar, ha elegido a Agustín Santos, actual embajador de España ante Naciones Unidas, para que sea su número dos en la lista de Madrid, en cuyo tercer puesto figura Tesh Sidi, de 29 años, una activista de origen saharaui. Su presencia en un puesto de salida ha sido interpretada como un mensaje enviado al PSOE tan afín a Marruecos. Díaz desglosó después en Twitter las virtudes políticas de Santos, que ahora tiene 68 años: “La defensa del multilateralismo, de los derechos humanos y la lucha global contra el cambio climático”.

La aparición de Santos en un lugar tan destacado de la lista ha reavivado los recuerdos y suscitado un aluvión de críticas por su gestión en Lanzarote y, de paso, contra Yolanda Díaz por parte de asociaciones españolas pro-Polisario y de exiliados saharauis. La propia Aminatu Haidar distribuyó un artículo publicado el lunes de Carlos Ruiz Miguel, catedrático de Derecho de la Universidad de Santiago de Compostela. En él le describe nada menos que como un “agente activo del lobby promarroquí en España”.

El actor Willy Toledo, que viajó entonces a Lanzarote, escribió un hilo en Twitter en el que acusa a Santos de tratar de “sobornar” a Haidar. Aquello fue, prosigue, un “intento de humillación” para que “renunciase a su lucha y traicionase a su pueblo”, añadió. “Él estuvo presionando para que dejase la huelga y además estaba muy empeñado en no causar problemas a Marruecos”, rememora, por su parte, Carmelo Ramírez, otro de los presentes.

Los detractores de Santos se han puesto a escarbar en su trayectoria profesional desde aquel episodio. El catedrático Ruiz Miguel desempolvó una carta, enviada por él en 2005, cuando era asesor parlamentario de Moratinos, a los diputados autonómicos de Asturias integrados en un grupo de apoyo a los saharauis. En ella describía Marruecos como la “potencia administradora” del Sáhara, cuando a ojos de muchos juristas, incluido Hans Corell, jefe de la asesoría jurídica de Naciones Unidas, España es la potencia administradora, aunque solo “de jure”. Marruecos es la “potencia ocupante”.

Carmelo Ramírez se indigna además por teléfono de que en sus casi cinco años de embajador ante la ONU siempre haya rehusado recibir a la delegación de juristas y académicos españoles que cada mes de septiembre viaja a Nueva York para defender, ante la IV Comisión de la ONU, que el Sáhara es un territorio pendiente de descolonización cuya población debe autodeterminarse.

Foto: Un combatiente del Polisario. (Reuters/Zohrra Bensemra)

Las embestidas contra Santos ignoran que es primero un funcionario que ejecuta las políticas que determina el Gobierno, recuerdan algunos de sus compañeros diplomáticos. Si acudió a Lanzarote con una determinada oferta fue porque así se lo ordenaron y si no abre la puerta de su embajada a la delegación española es por el mismo motivo.

En el mismo aeropuerto, Santos ya dio, hace 14 años, una rueda de prensa en la que empezó afirmando que la expulsión de Aminatu Haidar fue “una violación de las obligaciones internacionales de Marruecos”. Después añadió, con la esperanza de convencerla de que depusiera su actitud, que “no vale la pena jugarse la vida por la libertad del Sáhara”. Él encontró a la activista muy decaída y por eso tuvo que interrumpir la conversación con ella y continuarla con sus abogados.

placeholder

[Pinche para leer el comunicado de repulsa de Juventud Activa Saharaui]

Poco antes de que la lideresa saharaui pudiera regresar a su ciudad, Santos, un hombre de izquierdas, quiso dejar claro lo que, a título personal, pensaba de lo sucedido. Dio una entrevista a Sin Permiso, una revista de cuyo comité editorial formaba parte. “El caso de la señora Haidar es una lamentable concreción de un problema más general que afecta a la población del Sáhara Occidental”, declaró. “Más allá de sus circunstancias personales, solo se podrá alcanzar una solución definitiva con un pacto entre las partes y con el ejercicio del derecho de libre autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental”, añadió.

Foto: Pedro Sánchez se reúne con el primer ministro de Marruecos, Aziz Akhannouch. (Reuters/Moncloa)

“Hay que ampliar con las fuerzas políticas y sindicales más representativas de la izquierda una nueva campaña unitaria por la defensa de los derechos humanos y la libre determinación del pueblo saharaui”, concluyó. Ni de lejos el ministro Moratinos o el entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, hubiesen suscrito entonces, ahora aún mucho menos, ese pronunciamiento a favor de la autodeterminación de los saharauis.

Desde Nueva York, donde aún ejerce como embajador, Santos declinó responder a preguntas de este periódico, pero sí insistió en que en esa entrevista de Sin Permiso está explicado todo sobre los días de Lanzarote”.

Cuando Agustín Santos apareció, en la terminal del aeropuerto César Manrique de Lanzarote, un grupo de activistas empezaron a gritar eslóganes a favor de la independencia del Sáhara Occidental para darle así una bienvenida en tono bronco.

Elecciones Generales Yolanda Díaz
El redactor recomienda