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Los aliados de Yolanda Díaz arrinconan a Podemos en la construcción de Sumar
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Nerviosismo en la izquierda

Los aliados de Yolanda Díaz arrinconan a Podemos en la construcción de Sumar

La vicepresidenta evita cualquier alusión a la debacle del 28-M en su primera aparición pública tras las elecciones, que despacha en 30 segundos. Los morados aseguran que Compromís se niega a darles cabida en las listas

Foto: Yolanda Díaz. (EFE/Juanjo Martín)
Yolanda Díaz. (EFE/Juanjo Martín)
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La izquierda a la izquierda del PSOE vive en permanente nerviosismo y desazón tras el batacazo del 28-M, que afectó particularmente a Podemos. Avanzan las negociaciones para conformar Sumar de cara al 23-J, y el goteo de adhesiones de distintos partidos al proyecto de Yolanda Díaz presiona a los morados, como lo hiciera hace dos meses, ante la presentación de su candidatura a la Moncloa. Mientras Pablo Iglesias critica las supuestas condiciones de Compromís para participar, afirmando que han vetado a los candidatos en las listas de la Comunidad Valenciana —algo que la coalición de Joan Baldoví niega—, su partido asegura estar orillado por las condiciones que marcan el resto de fuerzas, que sí han arropado a Díaz sin reservas, desde hace meses. En paralelo, su líder histórico descarga el grueso de la responsabilidad de un hipotético fracaso en la figura de la vicepresidenta segunda.

Y los fuegos se multiplican en su partido. A la exigencia de dimisiones en la cúpula del vicepresidente de Baleares, Juan Pedro Yllanes, se unió este miércoles la renuncia de 10 dirigentes en Castilla-La Mancha, muy críticos con el discurso y la estrategia de la dirección de Ione Belarra. Fuera de cámara, los dirigentes consultados transitan entre el nerviosismo y la voluntad de encontrar una salida en un pacto con Sumar, y la ira hacia la cúpula morada. Oficialmente, todas las partes apuestan por reunificar a todas las izquierdas, pero hay formaciones que advierten del riesgo de que Podemos, lejos de contribuir a ensanchar el espacio político, acabe restando. No hay diagnóstico oficial del partido tras el hundimiento en las urnas, no hay convocatoria de su máximo órgano entre congresos, el Consejo Ciudadano Estatal. Silencio.

Foto: Pablo Iglesias y Yolanda Díaz. (EFE/David Fernández)

Díaz tampoco es una excepción en lo que a explicaciones y diagnóstico se refiere. Su agenda pública, como la de Belarra y la de Irene Montero, está prácticamente despejada, y en su primera aparición tras la debacle electoral, tres días después, ni siquiera respondió a preguntas. Se limitó a insuflar algo de ánimo, visto el estado de confusión y tristeza de sus potenciales votantes, y a repetir que asume el "reto" de concurrir a las generales del 23-J. Ni una palabra sobre los resultados, tampoco sobre los candidatos que ella misma avaló personalmente, pidiendo expresamente el voto: Ada Colau, Joan Ribó y Héctor Illueca.

Mientras tanto, distintas fuentes presentes en estas conversaciones, sean bilaterales o multilaterales, afirman que han dado pasos estos días —en algunos casos, ya estaban avanzadas—, y algunos niegan haber abierto el melón más importante, el que tiene que ver con el reparto de recursos económicos y la distribución de puestos de salida en las listas para el 23-J. Y aunque no entren en detalle, cada una de las partes juega sus mejores bazas.

Foto: Juan Pedro Yllanes. (EFE/Sergio G. Cañizares)

Desde el espacio de Ada Colau, la prioridad es garantizar que concurrirán en coalición con Sumar, y después abordarán el resto de reclamaciones. Los comunes piden su hueco para "trabajar con discreción", pero recuerdan que no tienen competencia alguna con "ningún otro espacio" en Cataluña. Como ellos, desde Más Madrid niegan haber trasladado "líneas rojas" y se muestran a la espera del planteamiento que quiera transmitirles Díaz. Sí sostienen que su peso político ha quedado en evidencia el 28-M y deslizan que les corresponderá un papel importante en lo que toca a la elección de las listas en la región. La misma región en la que nació Podemos.

Más allá del golpe sufrido en el ayuntamiento de la capital, donde Rita Maestre perdió siete escaños frente a los logrados por Manuela Carmena hace cuatro años, en la región se sienten fuertes. Cosecharon 615.000 apoyos en la comunidad, superando de largo a un Podemos que concurría junto a IU en 10 de las 12 comunidades, y que no llegó a rebasar la frontera de los 500.000.

Foto: Yolanda Díaz y Joan Baldoví. (EFE/Fernando Villar)

Podemos ha pasado por todo un abanico de fases en su relación con Díaz. De encumbrarla como clara candidata, a pesar de las tensiones ya existentes, a exigirle "respeto", a criticarla abiertamente o a exigirle el compromiso de celebrar primarias para hacer las listas, como condición para apoyar la presentación de su candidatura a la presidencia del Gobierno. En esta fase, tras el hundimiento electoral —han desaparecido de varias regiones y han perdido cinco de sus seis gobiernos autonómicos—, sostienen que son los demás, que han aguantado mejor el examen con las urnas, quienes quieren apartarles.

Entre los aliados de Díaz, si bien hay algunas dudas sobre el capital que puedan aportar, también hay quienes sostienen que la mera imagen de la división de la izquierda, reeditada, espolearía la abstención entre un caladero de votantes, ya desilusionado, todavía en estado de shock. En ocho días, no habrá más margen para un acuerdo que no han sido capaces de alcanzar en los últimos meses.

La izquierda a la izquierda del PSOE vive en permanente nerviosismo y desazón tras el batacazo del 28-M, que afectó particularmente a Podemos. Avanzan las negociaciones para conformar Sumar de cara al 23-J, y el goteo de adhesiones de distintos partidos al proyecto de Yolanda Díaz presiona a los morados, como lo hiciera hace dos meses, ante la presentación de su candidatura a la Moncloa. Mientras Pablo Iglesias critica las supuestas condiciones de Compromís para participar, afirmando que han vetado a los candidatos en las listas de la Comunidad Valenciana —algo que la coalición de Joan Baldoví niega—, su partido asegura estar orillado por las condiciones que marcan el resto de fuerzas, que sí han arropado a Díaz sin reservas, desde hace meses. En paralelo, su líder histórico descarga el grueso de la responsabilidad de un hipotético fracaso en la figura de la vicepresidenta segunda.

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