Mónica García se vende como la "casa común" de la izquierda y afea a Ayuso que "solo habla de ETA"

Mónica García se vende como la "casa común" de la izquierda en Madrid, frente a un Podemos que pelea por garantizarse el 5% de los votos que le permita no perder la representación en la Asamblea de Madrid, y que le abra las puertas del Ayuntamiento de la capital. "Queremos ser la casa común de todos los progresistas madrileños, vengan de donde vengan", afirmó la candidata de Más Madrid este sábado, en el mitin central de su campaña al 28-M. Su partido ha convertido el acto, en la Plaza Mayor, en una suerte de fiesta con música, dos actuaciones en directo, y con la celebrada interrupción de un par de bodas, desde los balcones de la Casa de la Panadería.

García y Rita Maestre, arropadas por Íñigo Errejón y por la plana mayor de su partido, han peleado por convencer de que su formación representa el verdadero voto útil, la única garantía para lograr un Gobierno progresista en la Casa de Correos y en Cibeles. Las críticas a las candidaturas del PSOE, o a las de Podemos, IU y Alianza Verde, han sido más o menos veladas, y la diana de todos los dardos han sido Isabel Díaz Ayuso y, en menor medida, José Luis Martínez Almeida. A la primera, García le afeaba que acuda este sábado a Bilbao, pero evite hablar de Madrid, recurriendo incluso a "manosear" el dolor de las víctimas de la violencia de ETA: "Cuando preguntamos por vivienda digna, la respuesta no puede ser ETA"; "Solo sabe hablar de ETA", le reprochó.

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Al alcalde de Madrid y al PP, Maestre les reprochaba que pronuncien la palabra "España", mientras están "vendiendo nuestras casas a fondos buitres", y mientras "condenan" a los madrileños a vivir en "la ciudad del humo, el calor y la basura". "Frente a su Bildu, nuestro Orcasitas y nuestro Carabanchel", espetó.

En lo programático, la distancia con la candidatura de Unidas Podemos es ínfima, a juzgar por las medidas que plantean. En las formas y en la emoción que respectivamente quieren proyectar, les separa un abismo. "Algunos se conforman con un segundo o tercer plato", por "tener un voto más", y hasta compiten "a ver a quién pierde", espetó Maestre. Todos trasladaron que tienen opciones de gobernar, y todos aludieron a que su partido representa el verdadero voto útil, pero solo Emilio Delgado, candidato a la Alcaldía de Móstoles, se atrevió a nombrar el famoso umbral del 5%.

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Era el elefante en la habitación, una Plaza Mayor que aglutinó a cerca de 3.000 personas, en la que fue la cantante Lúa Miguez quién ejerció como telonera. Miguez es la joven que en 2015 puso el broche de oro a la Marcha del Cambio, el evento público más multitudinario nunca organizado por Podemos, que reunió a decenas de miles de personas en la Puerta del Sol. En las palabras, en los gestos sobre el escenario, Más Madrid proyectaba alegría, pero no renunciaba a cargas de profundidad como esta.

La propia García reivindicaba logros del Gobierno de coalición, a menudo encarnados por Yolanda Díaz, como la reforma laboral o la subida del salario mínimo interprofesional. En la forma de construir los mensajes, pero también en las formas, evidenciaba similitudes con los de la vicepresidenta segunda. "Le pido a cada alma progresista de Madrid, sienta el color que sienta, que coja la papeleta verde de Más Madrid", reclamó.

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Errejón, líder de Más País, reprochaba a algunas fuerzas que hayan concurrido a las elecciones "para hablar de sí mismas"; Carla Antonelli pedía un "exorcismo" para desalojar a Ayuso de la Puerta del Sol, y Eduardo Fernández Rubiño celebraba estar "llenando de gente" el centro de Madrid para que "se hable de los asuntos importantes".

Félix López-Rey, histórico activista de Orcasitas y número dos en la lista de García, ponía al público en pie llamando a "desalojar pacífica y democráticamente de las instituciones" a quienes solo piensan en "sus intereses". Más de hora y media de acto en el que un cartel a tamaño real con la imagen de Rafaella Carrá llegaba a colarse por el balcón de la Casa de la Panadería. Y en el que se esforzaban por cargar solo contra la derecha, en vender que si la izquierda concentra su voto en ellos, lograrán desbancar al PP.