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Arrimadas sobrevive a las ruinas de Cs: portavoz en el Congreso, pero sin autoridad en el grupo
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TRAS UNAS PRIMARIAS AGÓNICAS

Arrimadas sobrevive a las ruinas de Cs: portavoz en el Congreso, pero sin autoridad en el grupo

Guasp y Vázquez pilotarán el partido por una travesía en el desierto hasta mayo, donde Cs se juega su escuálido poder territorial. La jerezana conserva el mando en la Cámara Baja, el puesto de mayor relevancia dentro de la formación

Foto: La portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Inés Arrimadas. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
La portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Inés Arrimadas. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Inés Arrimadas ha dejado de ser la presidenta de Ciudadanos, pero la victoria de Patricia Guasp y Adrián Vázquez, la candidatura que ella apoyó desde el principio frente a Edmundo Bal, le garantiza oxígeno político dentro de una formación en ruinas. La dirigente pierde peso orgánico y no estará en la nueva ejecutiva llamada a liderar el partido por una travesía en el desierto hasta el 28 de mayo, fecha en que la formación se juega directamente su extinción. Sin embargo, conservará la portavocía política en el Congreso de los Diputados, el puesto de mayor relevancia. La supervivencia parlamentaria de Arrimadas, sin embargo, es un arma de doble filo para la jerezana, porque la mayor parte del grupo parlamentario le ha dado públicamente la espalda.

La candidatura de Guasp y Vázquez se hizo este jueves con el 53,25% de los votos frente al 39,34% que logró cosechar Bal. La tercera vía, impulsada por dos jóvenes militantes, consiguió el 7,41% de las papeletas. La foto refleja que casi un 47% del escuálido censo de Ciudadanos se declara contrario a la línea marcada por Arrimadas, una fractura que complica aún más su posibilidad de resistencia. Y las primarias del partido, en las que apenas han participado 3.700 personas, ratifican que la supervivencia política de la ya expresidenta de Ciudadanos se sostiene sobre poco más de 2.000 militantes.

Foto: Inés Arrimadas, Edmundo Bal y otros miembros del grupo parlamentario de Ciudadanos, en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Desde el principio de la campaña, la lista que ha resultado ganadora trató de diluir el papel de Inés Arrimadas y su influencia en el nuevo organigrama como vía para despegarse del pasado y dar imagen de renovación interna. Patricia Guasp, que ejercerá como nueva líder política, y Adrián Vázquez, ratificado como su número dos, acordaron con Arrimadas que, si bien no tendría peso orgánico, tampoco la apartarían de la portavocía en el Congreso, un extremo que sí exigía Edmundo Bal. La derrota del diputado por Madrid dibuja un tenso panorama en la Cámara Baja, empezando por la incógnita de si la nueva dirección maniobrará para apartar al abogado del Estado de la portavocía adjunta.

Tras conocerse los resultados, Edmundo Bal asumió su derrota y se puso a disposición de la ejecutiva entrante, pero fuentes de su entorno inciden en que si Guasp y Vázquez deciden relevarle de sus funciones en el Congreso, el grupo parlamentario se rebelaría contra la decisión. Ciudadanos conserva nueve diputados en la Cámara Baja. Mari Carmen Martínez, Sara Giménez, Juan Ignacio López-Bas y Miguel Gutiérrez, todos compañeros de escaño de Arrimadas, se integraron directamente en la lista de Edmundo Bal. María Muñoz, diputada por Valencia, no lo hizo, pero también votó al abogado del Estado. José María Espejo se quedó en tierra de nadie y no se ha inclinado por ningún bando.

El único diputado fiel que le queda a Inés Arrimadas es el malagueño Guillermo Díaz, insuficiente para mantener su autoridad a flote. De hecho, hace tiempo que su interlocución con Edmundo Bal es inexistente. Solo intercambiaron un par de mensajes en Navidad, según el entorno del abogado del Estado, y fue para felicitarse las fiestas. La fuerte tensión en que se ha sumido el partido anticipa un choque de trenes a nivel parlamentario, cuyo grupo debe asumir decisiones de calado de cara a la agenda legislativa que se avecina.

Foto: Los diputados de Ciudadanos Inés Arrimadas y Edmundo Bal. (EFE/Mariscal) Opinión
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Con todo, en la resaca de las agónicas primarias del partido, todos los mensajes procedentes de la lista derrotada son de apoyo a los nuevos líderes del partido, y se comprometen a "arrimar el hombro" para salvar a Ciudadanos de una muerte anunciada. Pero Edmundo Bal no bajará los brazos y en su entorno ya avanzan que volverá a dar la batalla de cara a las primarias de julio para escoger candidato a las elecciones generales, una carrera a la que también se asoma Inés Arrimadas. Vázquez y Guasp han evitado dar pábulo a este tipo de hipótesis, aunque diferentes voces del partido avalan que "ese era el plan de Arrimadas desde el principio": liberarse del peso orgánico, pero seguir siendo su voz en el Congreso frente al Gobierno.

De este modo, la nueva presidenta de Ciudadanos, Patricia Guasp, deberá cargar a sus espaldas el lastre de un descalabro prácticamente asegurado en las próximas elecciones autonómicas y municipales, mientras que Inés Arrimadas no tendrá que rendir cuentas por ese resultado. La portavoz balear y el eurodiputado Adrián Vázquez pilotarán ahora un proyecto que atraviesa sus horas más bajas de cara a una remontada casi utópica y con el PP acechando para fichar a los mejores activos del partido. De hecho, fuentes de Génova confirman que una delegación de los populares acudirá este fin de semana a la VI Asamblea de Ciudadanos, en la que deberán ratificarse tanto la dirección entrante como los nuevos estatutos de la formación.

Foto: El candidato a la secretaría general de Ciudadanos, Adrián Vázquez. (Cedida)

En sus primeras semanas, la nueva ejecutiva se compromete a realizar una auditoría interna para comprobar tanto la salud orgánica como financiera del partido en su ya raquítica estructura territorial. De cara a las elecciones de mayo, Vázquez y Guasp apuestan por no malgastar esfuerzos ni dinero y no presentar candidaturas en aquellos territorios donde ya están extintos, a excepción de regiones clave como la Comunidad de Madrid. El principal baluarte territorial es Begoña Villacís, que aún no ha formalizado su intención de capitanear la candidatura de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid. Lo importante, según la nueva ejecutiva, es "resistir" en varios territorios estratégicos. Demostrar que los pronósticos se equivocan y que "no estamos tan muertos".

Inés Arrimadas ha dejado de ser la presidenta de Ciudadanos, pero la victoria de Patricia Guasp y Adrián Vázquez, la candidatura que ella apoyó desde el principio frente a Edmundo Bal, le garantiza oxígeno político dentro de una formación en ruinas. La dirigente pierde peso orgánico y no estará en la nueva ejecutiva llamada a liderar el partido por una travesía en el desierto hasta el 28 de mayo, fecha en que la formación se juega directamente su extinción. Sin embargo, conservará la portavocía política en el Congreso de los Diputados, el puesto de mayor relevancia. La supervivencia parlamentaria de Arrimadas, sin embargo, es un arma de doble filo para la jerezana, porque la mayor parte del grupo parlamentario le ha dado públicamente la espalda.

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