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Historia de una traición: así perdió Inés Arrimadas a su "amigo y mano derecha" Edmundo Bal
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CRISIS EN CIUDADANOS

Historia de una traición: así perdió Inés Arrimadas a su "amigo y mano derecha" Edmundo Bal

El punto de inflexión de la guerra fratricida fue la ley del solo sí es sí, pero se agravó por las discrepancias respecto al liderazgo del partido. Los dos mandatarios trataron de acercar posturas durante una reunión en el Congreso

Foto: Inés Arrimadas y Edmundo Bal, durante un pleno en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)
Inés Arrimadas y Edmundo Bal, durante un pleno en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)

Hubo un tiempo en que Edmundo Bal asumió con gusto el papel de fiel escudero de Inés Arrimadas. "Yo le prometí que iba a estar con ella y voy a cumplir mi promesa", dijo en agosto durante una entrevista con Europa Press, preguntado por los tambores de guerra que ya retumbaban entre los naranjas. No hace ni cuatro meses de esa declaración, pero parece que hubiera pasado una eternidad. La relación entre la líder y el vicesecretario general de Ciudadanos se ha roto y ambos se han enfrascado en una lucha intestina por el control del partido a medida que se desangra por su propia crisis. Las diferencias se evidenciaron definitivamente este lunes, cuando Arrimadas señaló a su todavía número dos por romper la candidatura de unidad en la que trabajaban. A "su amigo, compañero y mano derecha", insistió.

Fuentes de la cúpula coinciden en que el punto de inflexión de las diferencias fue con la tramitación de la ley del solo sí es sí. El partido votó a favor de la norma estrella del proyecto del Ministerio de Igualdad a instancias de Bal, lo que abrió un acalorado debate interno que se intensificó tras conocer las rebajas de penas a agresores sexuales. En el seno de la formación, no obstante, algunas voces advierten de que estas diferencias han sido oportunamente exprimidas por Arrimadas para desgastar a Bal, pero la jugada no ha salido como esperaba. "Edmundo no levanta pasiones, pero Inés genera mucho rechazo. El partido está empatado", señalan.

Foto: Inés Arrimadas durante una rueda de prensa en el Congreso de los Diputados. (EFE/Chema Moya)

La formación está completamente dividida y la sensación generalizada es que es una guerra "letal" que no lleva a ninguna parte. Ciudadanos inició hace meses un proceso de refundación al que fiaba su supervivencia en las urnas. Pero la unidad comenzó a resquebrajarse cuando arrancó el debate por el liderazgo y surgieron las fuertes discrepancias internas por el nuevo modelo. La cúpula ratificó un sistema bicéfalo, donde quedaría diferenciado el líder orgánico y político del candidato a las próximas elecciones generales. Pero el plan de Arrimadas, según las voces críticas, pasaba por prolongar su mando, al menos, hasta que se convocasen primarias para elegir al cargo que concurriría a las urnas frente a Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.

Esta circunstancia colmó la paciencia de Edmundo Bal. La relación con Inés Arrimadas se había deteriorado por el choque de trenes con la ley Montero y, alentado por la mayoría del grupo parlamentario y por otros cargos del partido, como el exvicepresidente de Castilla y León Francisco Igea, decidió dar un golpe encima de la mesa, a costa incluso de la amistad que antaño le unía a la diputada por Barcelona. "Solo había medias verdades y pequeñas mentiras. Inés quería mandar sin concurrir a unas primarias reales, y quedarse con la parte política de Ciudadanos, que es la más importante del partido", opinan voces críticas con la actual presidenta nacional.

Una batalla fratricida

Arrimadas compareció como cada lunes desde la sede de Ciudadanos en la madrileña calle de Alcalá. Pero no era una rueda de prensa más. Una nube de periodistas esperaba a la líder del partido para conocer su respuesta ante Bal, que el viernes se desmarcó de la dirección actual y anunció su intención de presentarse a las primarias, convocadas para enero. La dirigente puso al descubierto lo que era un secreto a voces: la formación se ha partido por la mitad en pleno proceso de refundación y se asoma a una batalla fratricida que solo adelantará el final de los naranjas.

Foto: El coordinador general del PP, Elías Bendodo (EFE/Mariscal)

La presidenta de Ciudadanos lanzó una advertencia que sonó a declaración de guerra. Si el también portavoz en el Congreso no retira su candidatura, ella presentará la suya. "No podemos pensar en luchas internas. No podemos permitir que se tire por la borda todo el trabajo", dijo Inés Arrimadas, que reclamó una "lista de unidad" para hacer frente a la crisis que atraviesan, con las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo como gran reto. La líder revistió su comparecencia de un tono cordial y mano tendida, pero el sentimiento de la traición sobrevolaba toda la sala.

Arrimadas destacó que Bal sabía que ella no había dado un paso al frente porque estaba trabajando en ese equipo de consenso. "De esto es plenamente consciente mi compañero Edmundo Bal, mi mano derecha, mi vicesecretario general, mi compañero y mi portavoz adjunto en el Congreso", declaró. Pero también lanzó algunos mensajes velados por la madre del cordero de esta pelea, que es la ley del solo sí es sí, y por hablar a través de los medios de comunicación y no cara a cara.

Foto: La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. (EFE/Javier Lizón)

En el entorno de Arrimadas señalan a El Confidencial que la maniobra del vicesecretario general es un "volantazo" que nadie se esperaba. "Ha sido un quítate tú para ponerme yo", advierten entre sus afines, entre la resignación y el enfado. Y aunque Arrimadas señaló públicamente que esperan avanzar en esa candidatura única, la realidad es que las posturas están muy alejadas. Los dos mandatarios mantuvieron una reunión en la Cámara Baja a última hora de la tarde del lunes. Pese a los "avances" que destacaron en el equipo de Arrimadas, la cita se saldó sin acuerdo. Edmundo Bal mantendrá su candidatura.

En la batalla entre los dos últimos grandes activos de Ciudadanos, hay un tercero en discordia. Adrián Vázquez, portavoz de los naranjas en el Parlamento Europeo, ganó posiciones en las últimas semanas para hacerse con el control orgánico del partido, como una posible tercera vía entre Arrimadas y Bal. El dirigente, que ganó un importante peso en la formación tras sustituir a Luis Garicano en Europa, mantiene la prudencia y no se posiciona con ninguno de los contrincantes por el mando de Ciudadanos. Algunas voces apuntan que el dirigente es el único capaz de servir de pegamento del partido naranja con una lista única encabezada por el eurodiputado.

Foto: Arrimadas, durante un acto del nuevo Cs. (EFE/Fernando Alvarado)

Sea cual sea el desenlace, la disputa se reconoce internamente como la puntilla antes del golpe de las urnas. "Es pelearse por las raspas. Ya no hay nada que hacer", en alusión a las previsiones de todas las encuestas, que prevén la desaparición de Ciudadanos, tanto a nivel nacional como en comunidades y ayuntamientos. La situación de la formación tiene una representación a escala en el grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados. Inés Arrimadas ha perdido el control y apenas conserva el apoyo de uno de los nueve diputados que representan el partido en la Cámara Baja. Mientras que Guillermo Díaz se mantiene fiel a la presidenta (fue el único que estuvo presente en la rueda de prensa de este lunes), otros han tomado bando de forma abierta por Edmundo Bal, como Miguel Gutiérrez, que el pasado viernes subió a Twitter una imagen junto a él y otros miembros del grupo, con el título A-Team.

Hubo un tiempo en que Edmundo Bal asumió con gusto el papel de fiel escudero de Inés Arrimadas. "Yo le prometí que iba a estar con ella y voy a cumplir mi promesa", dijo en agosto durante una entrevista con Europa Press, preguntado por los tambores de guerra que ya retumbaban entre los naranjas. No hace ni cuatro meses de esa declaración, pero parece que hubiera pasado una eternidad. La relación entre la líder y el vicesecretario general de Ciudadanos se ha roto y ambos se han enfrascado en una lucha intestina por el control del partido a medida que se desangra por su propia crisis. Las diferencias se evidenciaron definitivamente este lunes, cuando Arrimadas señaló a su todavía número dos por romper la candidatura de unidad en la que trabajaban. A "su amigo, compañero y mano derecha", insistió.

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