Génova aplaza el 'rompecabezas' navarro: Feijóo no habla con Esparza desde julio

El PP busca un frente amplio del centroderecha en Navarra para desbancar a María Chivite y frenar la influencia de EH Bildu en el Ejecutivo regional. Aunque "hay mucho en juego", como suscriben en la dirección nacional, Alberto Núñez Feijóo no parece tener prisa en resolver el rompecabezas en que se ha convertido el bloque de la derecha en esta comunidad autónoma, donde el partido nunca ha destacado por sus éxitos electorales en solitario. Javier Esparza, líder de UPN, sigue esperando a que Génova levante el teléfono. Pero esa llamada no se producirá, al menos, hasta enero. De hecho, los dos líderes no hablan "en serio" sobre el futuro de su alianza en Navarra desde el mes de julio.

En los últimos meses, ambos líderes han mantenido algún contacto en los que no se ha tratado el futuro de la coalición. Según fuentes conocedoras de estas conversaciones, el líder del PP tuvo la "cortesía" de telefonear al representante de UPN antes de dar a conocer su apuesta para liderar el PP de Navarra tras la salida de Ana Beltrán: el parlamentario foral Javier García. Con la supervisión de Génova, será él quien deba gestionar la decisión que se tome respecto a una eventual nueva alianza para concurrir a las próximas elecciones autonómicas y municipales.

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Este domingo, de hecho, Feijóo se trasladará a la comunidad para celebrar el congreso regional, que acumula casi un año de retrasos. El PP quiere recuperar estabilidad en la organización tras años de sobresaltos, pero el líder popular no aprovechará la visita para reunirse con Esparza y avanzar en la confección de un acuerdo en que, a priori, no parece haber consenso. El PP da por finiquitado Navarra Suma. No pretende incluir a Ciudadanos en una eventual alianza con UPN y, como publicó El Confidencial, tampoco aceptará que sus siglas queden diluidas en Navarra.

Génova entiende que el contexto de la próxima cita con las urnas es distinto al que existía en 2019 con Pablo Casado. Feijóo tiene posibilidades de hacerse con la Moncloa, y el PP muestra una tendencia al alza en todas las comunidades autónomas, incluida Navarra. En UPN, fuerza hegemónica en la región, muestran reticencias respecto a los anhelos de Génova, aunque aseguran que no moverán ficha hasta que la negociación no haya comenzado. El punto que más se le atraganta a Esparza es la intención del PP de incluir a Carlos García Adanero y Sergio Sayas en la ecuación.

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Fuentes de la cúpula popular insisten en que el objetivo de una alianza en Navarra debe pasar por unir a todo el espectro del centroderecha, y consideran a los dos diputados díscolos de UPN, que fueron expulsados del partido tras romper la disciplina de voto marcada por Esparza y votar en contra de la reforma laboral, como parte necesaria de esa alianza. Los dos dirigentes han lanzado una plataforma política para mantener vivo el órdago de concurrir a próximos procesos electorales, a pesar de asumir que la fragmentación de la derecha terminaría pasándole factura a todos.

En el entorno de Javier Esparza no esconden la incomodidad respecto a esta pretensión del PP, y recuerdan que Sayas y Adanero fueron suspendidos durante dos años y medio por el comité de garantías del partido por "engañar a todos los españoles". En el día de la votación de la reforma laboral, que salió adelante solo por la equivocación de Alberto Casero, Sayas y Adanero aseguraron que votarían a favor, como se les había indicado desde el partido, pero terminaron cambiando el sentido del voto a última hora.

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UPN quiere forzar a Génova a abandonar esa pretensión y, para facilitar el acuerdo, comprometen ya el apoyo de los próximos representantes de UPN en el Congreso de los Diputados a una eventual investidura de Alberto Núñez Feijóo. La formación foralista quiere acallar también los rumores que discurren por sectores de los populares sobre las "intenciones" del líder de UPN ante un eventual acuerdo paralelo con el PSN para llegar a la presidencia de Navarra. En el entorno del dirigente niegan la mayor, e insisten en que el contacto con los socialistas es nulo.

En las últimas elecciones autonómicas, la coalición de Navarra Suma ganó las elecciones con 19 escaños frente a los 11 que logró el PSOE, pero Chivite ató un pacto con abertzales y morados para conseguir el bastón de mando. Cuando en el pasado PP y UPN concurrieron por separado, los populares pagaron especialmente las consecuencias. La alianza que se gestó en 2019 no permitió batir a la izquierda, pero sí frenar el empuje de Vox en la región, que no logró entrar en el Parlamento autonómico. Con Ciudadanos fuera de juego, la derecha busca ahora dar la puntilla a un PSOE debilitado y frenar al nacionalismo. Pero la unión, asumen ambas partes, se estima fundamental. Y el puzle sigue sin resolver.