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La pugna por el legado del padre de la física española enfrenta a un nieto con un catedrático
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Un familiar lo quiere en sus manos

La pugna por el legado del padre de la física española enfrenta a un nieto con un catedrático

Los restos de Blas Cabrera (1878-1945), exiliado en México, descansan desde este octubre en La Laguna, pero la batalla por sus últimos manuscritos pervive. Francisco González de Posada quiere donarlos a la Complutense

Foto: Descendientes del también físico Enrique Moles y últimos colaboradores de Blas Cabrera, aún vivos, en 1983.
Descendientes del también físico Enrique Moles y últimos colaboradores de Blas Cabrera, aún vivos, en 1983.

Cuando por fin parecía que Blas Cabrera (1878-1945), el padre de la física española, podría descansar en paz tras años en el exilio todo se torció. Los restos del prestigioso científico, próximo a Albert Einstein, volvían a La Laguna hace apenas dos semanas. Allí fue donde pasó buena parte de su infancia y juventud, pero al estallar la Guerra Civil y ser repudiado por el franquismo se exilió a México, donde murió a mediados del siglo XX. El Ayuntamiento lagunero maniobró con varios descendientes del físico para que sus cenizas, que aún seguían en Latinoamérica, regresaran a España para descansar en el cementerio de San Luis. Lo consiguieron, pero la odisea por preservar su legado aún no ha terminado: "Queremos recuperar ese libro. Fue su última voluntad, ¿dónde está el manuscrito?".

Quien habla es Blas Cabrera. Pero no el físico exiliado, ni el que conoció a Einstein, sino su nieto. Luis Blas Cabrera es hijo del único descendiente directo del investigador que permaneció en el país durante el franquismo. Ahora que los restos mortales de su abuelo descansan cerca de casa, su lucha se ha focalizado en obtener un texto inédito que, según él, podría equipararse a la Teoría de la Relatividad en cuando a su importancia para la trayectoria del científico. Se llama Historia de la Física, dice, y su contenido nunca llegó a ver la luz. "Los tiene Francisco González de Posada. ¿Por qué lo oculta, y no lo devuelve a sus herederos?", escribió en una larga carta que difundió entre los medios de comunicación. ¿Quién es ese hombre del que habla el nieto de Blas Cabrera? ¿Qué es lo que guarda bajo su custodia, y quién tiene las de ganar en esta disputa?

placeholder Exposiciones sobre Blas Cabrera y Enrique Moles en Málaga (1988) organizadas por la Asociación Amigos de la Cultura, dirigida por el catedrático Francisco González de Posada. (Cedida)
Exposiciones sobre Blas Cabrera y Enrique Moles en Málaga (1988) organizadas por la Asociación Amigos de la Cultura, dirigida por el catedrático Francisco González de Posada. (Cedida)

"No existe ningún libro. Sí guardo unos papeles que me dio su hijo Nicolás, pero son solo anotaciones y fórmulas que nunca he ocultado. Nadie ha trabajado más que yo por el legado de Blas Cabrera y esta polémica me desconcierta". Este es Francisco González de Posada, la persona que custodia aquellos archivos que reclama el descendiente del científico. Ahora está jubilado, pero su trayectoria no pasa desapercibida: fue rector de la Universidad de Cantabria, catedrático de Fundamentos Físicos y nombrado académico de honor en la Real Academia Europea de Doctores.

Da a El Confidencial su versión de lo sucedido. "Conocí en México a Nicolás Cabrera, y cuando estaba a punto de morir me dio unos papeles. Eran borradores, apuntes e ideas que en muchos casos ni se entienden, porque las escribió su padre cuando ya estaba enfermo de parkinson. Fue un regalo, no sabía qué hacer con ellos. He dedicado buena parte de mi vida académica a investigar y difundir la obra de Blas Cabrera, algo que su nieto Luis no ha hecho", se defiende. Asegura que ha iniciado un proceso para ceder los textos a la Universidad Complutense de Madrid, y cree que el traspaso se efectuará en el próximo año.

"El libro debería estar en manos del Cabildo insular", contrarrestó Luis Blas Cabrera

Pero el nieto del científico no se rinde. Da por cierto que su tío Nicolás fuese quien dio a González de Posada los documentos, pero sigue pensando que ahora deberían tener otro destino. Y no cede en la idea de que se trata de un libro inédito, y no en un escrito inconexo como sostiene el exrector de la UC. "El libro es un manuscrito casi terminado que debió construir como guión para su curso en la UNAM [Centro de Estudios Mexicanos]. El documento es difícilmente legible, pero eso no es obstáculo para su publicación. Hoy debería estar en manos del Cabildo Insular de Lanzarote o de nuestra familia", considera.

No cree que las tenga todas consigo para ganar una batalla legal por los papeles de su abuelo, pero sí lanza una advertencia al catedrático que las custodia: "Tenga por seguro que seguiré reprochándole hasta mi último aliento la deslealtad que perpetra cada día que transcurra sin devolverlo". Así están las cosas entre las dos partes y ninguna quiere ceder.

Otra nieta de Blas Cabrera: "Esta no es la vía que hubiéramos elegido nosotras"

También hay un tercer factor en discordia. ¿Qué piensan otros descendientes de Blas Cabrera? "Mis primas tienen opinión sobre la devolución del legado igual que la tengo yo, pero no me corresponde a mi interpretarla. Eso lo deben hacer ellas, y si lo consideran oportuno", responde el nieto. Hijas de Nicolás y primas de Luis, Carmen y Cristina Cabrera coinciden en que el legado de su abuelo no puede quedar en manos privadas y que debe ponerse a disposición de la comunidad científica. De hecho, tuvieron una primera reunión con González de Posada para decidir qué hacer con los manuscritos en su poder. Pero no coinciden del todo con lo que defiende su primo.

"Ha perdido la paciencia. Filtró el caso a la prensa sin consultarnos y ha emprendido su propia vía", explica Cristina. Sin embargo, creen que todos sus descendientes comparten un mismo objetivo: "Ni nosotras, ni Luis, ni el propio González de Posada somos eternos. Y por eso es importante que el legado de mi abuelo quede a salvo para la Historia", concluye. Aseguran que están al tanto de las negociaciones entre el catedrático y los responsables de la UCM, donde en un principio irían a parar los textos para ponerlos a disposición del mundo académico y científico. "Ahora que volvemos a hablar de la Memoria Histórica [hace poco entró en vigor la nueva Ley de Memoria Democrática] es fundamental que también hablemos de en qué manos dejamos el legado de quienes marcaron la ciencia en este país", reflexiona Cristina.

Cuando por fin parecía que Blas Cabrera (1878-1945), el padre de la física española, podría descansar en paz tras años en el exilio todo se torció. Los restos del prestigioso científico, próximo a Albert Einstein, volvían a La Laguna hace apenas dos semanas. Allí fue donde pasó buena parte de su infancia y juventud, pero al estallar la Guerra Civil y ser repudiado por el franquismo se exilió a México, donde murió a mediados del siglo XX. El Ayuntamiento lagunero maniobró con varios descendientes del físico para que sus cenizas, que aún seguían en Latinoamérica, regresaran a España para descansar en el cementerio de San Luis. Lo consiguieron, pero la odisea por preservar su legado aún no ha terminado: "Queremos recuperar ese libro. Fue su última voluntad, ¿dónde está el manuscrito?".

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