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La paradoja de Canarias: debate si tiene muchos habitantes y no para de recibir turistas
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La paradoja de Canarias: debate si tiene muchos habitantes y no para de recibir turistas

El Parlamento ha creado una comisión parlamentaria para estudiar el reto demográfico y el equilibrio poblacional, 20 años después de que un comité ya estudiara el tema

Foto: Las Palmas de Gran Canaria es la ciudad más poblada del archipiélago. (EFE/Quique Curbelo)
Las Palmas de Gran Canaria es la ciudad más poblada del archipiélago. (EFE/Quique Curbelo)

"Hay que tomar la decisión de cuántos queremos ser en Canarias". La frase, que bien podría haber salido de la boca de un político xenófobo en medio de una discusión sobre los inmigrantes que cada día se juegan la vida intentando llegar por mar a las islas, la pronunció hace poco más de un año el presidente del Parlamento canario, el socialista Gustavo Matos, en un debate sobre el futuro del archipiélago.

Le acompañaban dos expresidentes regionales: Jerónimo Saavedra (1991-1993) y Paulino Rivero (2007-2015). El segundo fue un poco más allá y afirmó que Canarias tiene un problema de sobrepoblación y calificó de barbaridad crecer a un ritmo de 20.000 nuevos habitantes cada año.

La crisis social y económica provocada por la pandemia ha reactivado un debate que desde hace más de dos décadas aparece de forma cíclica en la conversación política y social, que durante un tiempo genera comentarios y artículos en prensa para luego volver a desaparecer. En esta ocasión ha provocado la creación de una comisión parlamentaria para estudiar el reto demográfico y el equilibrio poblacional, aunque de momento poco se sabe de cómo va a ser su trabajo.

Hablar de población e inmigración en Canarias obliga a hacerlo también de modelo económico, de desarrollo sostenible y de medioambiente

Esa comisión es el segundo intento de abordar el asunto a nivel institucional. En 2002, el entonces presidente del Gobierno canario y en la actualidad vicepresidente y consejero de Hacienda, Román Rodríguez, creó un comité de expertos sobre población e inmigración. Juristas y científicos canarios y del resto del país trabajaron durante seis meses con el encargo de elaborar un diagnóstico y proponer soluciones (aquí puede leer ambos documentos).

Sus conclusiones pusieron el foco en la singularidad del archipiélago y en la necesidad de afrontar el tema desde una perspectiva amplia: hablar de población e inmigración en Canarias obliga a hacerlo también de modelo económico, de desarrollo sostenible y de medioambiente. O lo que es lo mismo: hay que hablar del turismo.

El punto 8 de las conclusiones del comité decía:

El modelo económico canario se asienta en gran medida sobre sectores que, como la construcción y el turismo, especialmente son intensivos en consumo territorial (coeficiente técnico que relaciona la cantidad de suelo utilizado por unidad de valor producido). Precisamente son dos de los sectores que por sus características laborales necesitan mucha mano de obra, y que más reclaman y ocupan inmigrantes de todo el abanico de categorías de cualificación.

La estrategia consecuente para reorientar la actual y peligrosa geografía del modelo (bloqueo por agotamiento de suelos) consiste en activar un nuevo marco regulatorio y de controles en la ordenación y usos territoriales, así como en aquellos sectores motores que crecen concibiendo el progreso como un simple récord de oferta cuantitativa, pero sin atender a la dimensión cualitativa de sus límites. La estrecha interacción que tienen esas actividades (construcción y turismo, sobre todo) con el "consumo de territorio", y la importante generación de empleo que demandan dichos sectores, urgen el acompasar estos proyectos y procesos de "febrilidad oferente".

Una de las integrantes del comité era Josefina Domínguez, doctora en Geografía por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y una de las mayores expertas en estudios demográficos del archipiélago. Preguntada ahora, 20 años después de aquel trabajo y con el debate de nuevo de actualidad, Domínguez dice que plantearlo en los términos que se está haciendo es estéril. "Se le ocurre a alguien como una idea feliz. De la misma manera que hace unos meses se le ocurrió a alguien hablar de la Canarias vaciada. Se habla de la Canarias vaciada, ahora de la Canarias superpoblada", dice.

También advierte de posibles consecuencias nocivas: "Crear esa alarma social de la superpoblación puede generar un efecto indeseado. Se podrían cultivar actitudes de xenofobia. Cuando se habla de superpoblación, siempre se habla en términos de inmigración. No lo veo apropiado. Hay que valorar de qué se está hablando. Si no se precisa y se especifican determinados detalles, puede parecer que la inmigración africana, que es una parte muy limitada del conjunto de la inmigración que recibe el archipiélago, es la responsable de esa superpoblación, que es la lectura inadecuada que hay que evitar que se haga".

Foto: Turistas en el casco histórico de Valencia. (EFE/Manuel Bruque)

Desde 1990, el número de habitantes en Canarias ha aumentado un 52% (muy por encima del 22% de la media nacional y solo por detrás del 74% de Baleares, otro territorio insular dependiente del turismo). Entre 1991 y 2008, el crecimiento fue superior al 1% cada año, superando el 2% e incluso el 3% en los años previos al pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Después se ha moderado. "(El crecimiento) no es tan desmesurado ni es tan alarmante, ni tiene nada que ver con lo que se está comentando", apunta Domínguez. Lo sustenta el balance migratorio, pues en Canarias, como en el resto de España, el crecimiento vegetativo es limitado o negativo y la población envejece.

A ese balance está empezando a contribuir, sobre todo a raíz de la pandemia, el fenómeno del teletrabajo. Las instituciones canarias están vendiendo el archipiélago como destino de personas que puedan trabajar a distancia. Por eso Josefina Domínguez entiende aún menos el debate de la sobrepoblación. "Quien mismo defiende que hay que frenar el crecimiento de la población, no sé con qué medidas ni cómo se puede hacer en ningún lugar, dice que vengan nómadas digitales. Si usted quiere que vengan teletrabajadores, se está contradiciendo. Está desarrollando políticas turísticas para atraer a nuevos sectores, que inevitablemente generan movilidad e inmigración, y por otro lado dice que estamos creciendo mucho. ¿Pero qué me está contando?", se pregunta.

Sobrepoblación, un concepto caducado

En su opinión, habría que centrar la discusión en el envejecimiento y no en si hay o no sobrepoblación, un concepto desfasado. "El debate sobre la población empezó en el mundo académico hace muchas décadas cuando se hablaba del equilibrio entre población y recursos. Es algo que tiene que ver con la capacidad de carga, un concepto que se usa para determinar cuántos visitantes puede soportar sin deteriorarse un determinado espacio. Pero en general, para toda Canarias es muy difícil establecer una capacidad de carga. No he visto estudios. Y sería muy complicado poner de acuerdo a los especialistas sobre cómo determinar eso", dice Domínguez.

José León García, doctor por la Universidad de La Laguna, explica que "no es posible aumentar indefinidamente el número de habitantes de un territorio que tiene unos límites definidos", pero que a la vez es imposible saber cuál es el límite. "Cuando llegamos a un millón de habitantes pensábamos que ya estábamos en ese límite, con el modelo económico que teníamos entonces. Ahora no lo sabemos. No podemos predecir cuándo tendremos que decir: hasta aquí".

"Lo que sí está claro, apuntan ambos expertos, es que no se puede decir que Canarias tenga un problema de sobrepoblación"

Lo que sí está claro, apuntan ambos expertos, es que no se puede decir que Canarias tenga un problema de sobrepoblación. Y además en el archipiélago la situación no es homogénea: la realidad demográfica y poblacional de Gran Canaria y Tenerife es muy diferente a La Gomera, El Hierro y La Palma. Y a medio camino están Fuerteventura y Lanzarote.

"No es cuántos somos, sino cómo nos comportamos"

Domínguez señala otro concepto, el de consumo de territorio, que ya aparecía en las conclusiones del comité de 2002. "Muchas veces no es el problema de cuántos somos, sino cómo nos comportamos con respecto al territorio. Es un debate sobre la sostenibilidad. A qué ritmo consumimos", dice. Y pone como ejemplo el caso de Las Palmas de Gran Canaria. La ciudad más poblada de las islas apenas ha ganado población en los últimos 40 años, pero su parque de viviendas sí ha aumentado de manera notable.

En Tenerife, dice García, el problema no ha sido tanto la concentración de la población como su distribución, "con una gran incidencia del poblamiento semidisperso", lo que ahora provoca atascos de entrada y salida del principal polo económico de la isla.

“No hemos crecido tanto. Lo que pasa es que cuando vemos el paisaje construido percibimos que ha habido mucho crecimiento, porque el consumo de suelo ha sido muy alto", dice Domínguez. "No es que seamos muchos más, sino que tenemos unos hábitos de consumo más dañinos para el medioambiente. De la misma manera, hay que considerar que hay muchos espacios protegidos en el archipiélago que no podemos ocupar. Es lógico que haya una cierta concentración de población en algunos polos del archipiélago”.

Foto: Las playas de Canarias sufren la caída del turismo. EFE

Hablemos del turismo

Parte de ese consumo de suelo se debe al turismo. Solo en 2017, más de 14 millones de turistas visitaron las islas. Hace poco más de un mes, el consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial, José Antonio Valbuena, dijo que "no son sostenibles 15 millones de turistas", pero también que no es posible desprenderse de él y que seguirá siendo el principal sector económico.

Puede que 15 millones no sean sostenibles, pero son los que recibe Canarias (no en los últimos años, por la pandemia) y reducirlos, como se ha comprobado desde 2020, puede tener importantes consecuencias económicas. Esa cantidad de turistas es también la que explica, en parte, el crecimiento poblacional, explica Domínguez. "Si queremos tener un volumen de turistas tan elevado, tenemos que tener una población que trabaje en la hostelería y que acceda a puestos poco cualificados. Generamos empleos poco cualificados que vienen a cubrir personas del exterior, porque nos reservamos un empleo más cualificado. Y ni siquiera lo hay para toda la población más cualificada, que tiene que marcharse fuera".

Foto: Francisco Salado, presidente de la Diputación de Málaga, durante su intervención.

Limitar el crecimiento es casi imposible por cuestiones legales. "El decrecimiento de la población, reducir la dinámica demográfica por vía política, no se produce sino en lugares muy pequeños. No hay en otros sitios una ley de residencia que limite el crecimiento de una población dentro de unos determinados límites", dice García. También lo dijo el comité de 2002 en sus conclusiones, que centró sus propuestas en el ámbito laboral y de ordenación del territorio.

No se puede, por ejemplo, limitar la llegada de ciudadanos comunitarios, como los miles italianos que se han mudado a las islas en los últimos tiempos. Y tampoco sería coherente con su historia limitar las llegadas desde Venezuela, con históricos lazos con Canarias. Antes que todo eso, quizá la decisión que deben tomar los canarios no es cuántos quieren ser, sino cuántos turistas quieren recibir.

"Hay que tomar la decisión de cuántos queremos ser en Canarias". La frase, que bien podría haber salido de la boca de un político xenófobo en medio de una discusión sobre los inmigrantes que cada día se juegan la vida intentando llegar por mar a las islas, la pronunció hace poco más de un año el presidente del Parlamento canario, el socialista Gustavo Matos, en un debate sobre el futuro del archipiélago.

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