Aragonès advierte a Sánchez de que sin consulta no tendrá "una segunda oportunidad"

Sin poner fechas para celebrar una nueva reunión de la mesa de diálogo, pero sí acotando temporalmente este foro y, con ello, la negociación. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha dicho este miércoles durante una conferencia en Madrid que el actual Gobierno de coalición no tendrá "una segunda oportunidad" si no consensúa una salida para resolver lo que ha denominado "conflicto con Cataluña" mediante votación.

El mensaje que ha lanzado Aragonès durante su conferencia en el Club Siglo XXI es que no está dispuesto a aceptar más "dilaciones" y para ello ha urgido al Ejecutivo a poner sobre la mesa una propuesta que negó haber recibido hasta el momento. "No estamos dispuestos a aceptar una renuncia al derecho a decidir, el Estado debe atreverse a las urnas", defendió. Un discurso que siguieron desde la primera fila la portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, y el ministro de Universidades, Joan Subirats.

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El presidente de la Generalitat se ha mostrado dispuesto a incluir su formación "siempre del lado de la democracia" para hacer "frente a la extrema derecha", en la que incluyó a PP y Vox, pero al mismo tiempo remarcó que "no podemos aceptar que se use esta posibilidad para dilatar la negociación". "Difícilmente habrá una segunda oportunidad", volvió a subrayar para animar a "aprovecharla". "No podemos eternizar la resolución del conflicto", avisó, para avanzar que "si no aprovechamos esta oportunidad, seguiremos adelante". "Una negociación no se hace para ganar tiempo", concluyó en referencia al Gobierno.

La máxima que Aragonès ha vuelto a repetir es la de "amnistía y autodeterminación", y aunque ha priorizado los contenidos a las fechas, en todo momento ha recalcado que la mesa de diálogo no se puede eternizar. El Gobierno está intentando rehuir el debate territorial a las puertas de las elecciones en Castilla y León. El referéndum sigue siendo la vía defendida por la Generalitat, lo que para el Gobierno es una línea roja. Al igual que es una barrera infranqueable asumir posiciones de desgaste en materia territorial coincidiendo con el arranque del ciclo electoral, además de las derivadas por la situación sanitaria y económica.

La intención de Pedro Sánchez es evitar cualquier interferencia de la agenda catalana en la campaña electoral, y ello pasa por no volver a reunir la mesa de diálogo con la Generalitat hasta que no se hayan celebrado los comicios adelantados por Alfonso Fernández Mañueco el próximo 13 de febrero. Al contrario que en su discurso de Navidad, Aragonès no ha querido exigir una fecha para una nueva reunión de la mesa de diálogo, si bien la situó genéricamente a principios de este año y priorizó el objetivo de que el Ejecutivo lleve una propuesta "para decidir el futuro político de nuestro país de forma pacífica y democrática".

El Gobierno está despejando el balón que la Generalitat ha lanzado a su tejado, mientras gana tiempo para diluir de la agenda el asunto territorial y seguir tejiendo soluciones fuera de los focos. Se enarbola como resultado de la concesión de los indultos y la activación de la mesa de diálogo una distensión política tras años de confrontación, por lo que se pretende seguir este camino.

Aragonès, sin embargo, reclama una mayor escenificación pública frente a las presiones de sus socios de JxCAT. También de la CUP, con quien tiene hipotecado su futuro a una cuestión de confianza a mitad de legislatura, según el acuerdo de investidura, y con quien ya no logró pactar los presupuestos. De ahí que otra de sus reivindicaciones de partida para encauzar una salida al choque institucional es que "debe finalizar la causa general contra el independentismo" porque "solo agrava el conflicto y nos aleja de una solución".