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Los socios exigen a Sánchez que ponga coto al poder de Calviño si quiere sus votos
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En un momento clave de la legislatura

Los socios exigen a Sánchez que ponga coto al poder de Calviño si quiere sus votos

La vicepresidenta primera genera tensiones con Yolanda Díaz por la reforma laboral y el SMI y con ERC por la ley audiovisual. El presidente le dio plenos poderes y ha tenido que enviar a otros ministros a rebajar la tensión

Foto: Sánchez y Calviño, en el 40º Congreso del PSOE. (EFE/Biel Aliño)
Sánchez y Calviño, en el 40º Congreso del PSOE. (EFE/Biel Aliño)

El poder económico y político que Pedro Sánchez ha entregado a Nadia Calviño tras la remodelación del Gobierno el pasado julio ha encendido las alarmas entre los socios de referencia del PSOE. Algunos lo han constatado en los últimos días. Ni ERC ni EH Bildu, dos partidos que Moncloa ha integrado entre sus aliados hasta el final de legislatura, tragan con las formas de la vicepresidenta primera y así lo han hecho ver a los ministros socialistas. Misma sensación hay en Unidas Podemos. Yolanda Díaz encara durante este mes de diciembre sus dos grandes reválidas, la reforma laboral —con fecha límite, ya que tiene que estar aprobada sí o sí el 31 de diciembre si no se quieren poner en riesgo los fondos europeos— y la subida del salario mínimo interprofesional, y asume que la resolución de la negociación no va a ser sencilla.

Cuando Sánchez decidió prescindir de la vicepresidencia política en verano y ascender a Calviño a la primera, hay quien pensó en Moncloa y en el PSOE que el Gobierno perdía peso político. Que el presidente se quedaba sin una gran escudera y negociadora, como era Carmen Calvo. Con permiso de la crisis del 'relator' con la Generalitat de Cataluña y los roces con Irene Montero. Desde julio, Calviño ha asumido un papel con mayor protagonismo y eso ha sido interpretado por los socios internos y externos como un retroceso a la hora de negociar. "Calvo era progresista y ahora tenemos la sensación de que las posiciones de Calviño se aproximan más a las del Ibex o al PP", denuncian desde ERC.

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Economía, Nadia Calviño. (EFE)

Esquerra está molesta con Calviño y así se lo hizo ver a Félix Bolaños la tarde del lunes. El ministro de la Presidencia se ha convertido en "el desatascador" de todos los problemas. Los republicanos han pedido no volver a negociar con la vicepresidenta primera, a quien un cargo del partido define como "falangista". "Un Gobierno progresista no puede negociar como si España fuera aún una, grande y libre", critica. Con Bolaños, ERC se entiende mejor. En la negociación de la ley audiovisual y la cuota del 6% de lenguas cooficiales también han intervenido la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el portavoz del PSOE en el Congreso, Héctor Gómez, y la vicesecretaria general de los socialistas, Adriana Lastra.

Los socios del Gobierno apuestan, en definitiva, por poner coto al poder que ha llegado a acumular Calviño. Y no solo con la ley audiovisual. La reforma laboral, en plena negociación de cara a su aprobación antes de finales de año, involucra también a sus socios de Unidas Podemos. Y a EH Bildu, otro de los apoyos del PSOE, que ya vivió un choque con la hoy vicepresidenta primera a cuenta del polémico documento firmado para derogar de forma íntegra la reforma laboral y que la propia Calviño obligó a corregir.

Foto: 'El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, durante su intervención en el pleno celebrado este jueves en el Congreso. (Juan Carlos Hidalgo/EFE)

La crisis por Netflix ha dejado también tocada la relación de ERC con el secretario de Estado de Telecomunicaciones, Roberto Sánchez. Moncloa insistió el lunes en incorporarle a la negociación para que aportara su visión técnica sobre el problema de la ley audiovisual, pero los republicanos entienden que el conflicto es político. Les separa la diferente interpretación sobre el artículo 13 de la directiva audiovisual comunitaria: "Los Estados miembros velarán por que los prestadores de servicios de comunicación audiovisual a petición sujetos a su jurisdicción dispongan de un porcentaje de al menos el 30% de obras europeas en sus catálogos y garanticen la prominencia de dichas obras". ERC considera que Calviño está haciendo una interpretación restrictiva de ese artículo y, por tanto, dejando fuera a Netflix, HBO y otras de las obligaciones.

En ERC, recuerdan los problemas que ya tuvieron con Calviño en pleno confinamiento, cuando el Ministerio de Economía prohibió las portabilidades entre compañías telefónicas, algo que es interpretado por los socios del PSOE como un "favor" a las grandes empresas de telecomunicaciones para evitar una fuga de clientes. También remarcan la negativa de la vicepresidenta primera a poner en marcha una subasta regionalizada de telecomunicaciones, algo que la Generalitat está demandando.

Foto: Los portavoces de PNV, Aitor Esteban; EH Bildu, Mertxe Aizpurua, y ERC, Gabriel Rufián. (EFE/Pool/Mariscal)

No es de extrañar para los socios del PSOE la 'fuga' de altos cargos del ministerio. Desde la secretaria de Estado de Economía, Ana de la Cueva, hasta su jefa de gabinete, Carmen Balsa. En los últimos meses, ha habido una salida por entregas en el departamento, y aunque haya sido por diferentes motivos, en UP y ERC lo interpretan como un "síntoma".

Mientras tanto, Sánchez mantiene en Calviño la máxima confianza y echa mano de otros ministros para solucionar los conflictos. La aupó a jefa de economía del PSOE y le entregó la dirección de la política económica del Gobierno. En Moncloa, consideran que es una garantía ante Bruselas y los mercados. También ante el Ibex. Ella ha dado un paso al frente en los últimos meses a nivel político y ha pasado a ejercer un papel más activo, especialmente en las sesiones de control de los miércoles, en que se enfrenta a los portavoces de la oposición. Calviño es clave en el Consejo de Ministros y así seguirá siendo, pese a estos problemas que han amenazado los presupuestos, los segundos consecutivos que van camino de aprobarse desde 2015.

El poder económico y político que Pedro Sánchez ha entregado a Nadia Calviño tras la remodelación del Gobierno el pasado julio ha encendido las alarmas entre los socios de referencia del PSOE. Algunos lo han constatado en los últimos días. Ni ERC ni EH Bildu, dos partidos que Moncloa ha integrado entre sus aliados hasta el final de legislatura, tragan con las formas de la vicepresidenta primera y así lo han hecho ver a los ministros socialistas. Misma sensación hay en Unidas Podemos. Yolanda Díaz encara durante este mes de diciembre sus dos grandes reválidas, la reforma laboral —con fecha límite, ya que tiene que estar aprobada sí o sí el 31 de diciembre si no se quieren poner en riesgo los fondos europeos— y la subida del salario mínimo interprofesional, y asume que la resolución de la negociación no va a ser sencilla.

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