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¿Y si todas las tramas de corrupción política en España estuvieran relacionadas?
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313 folios de investigación sobre la ambición

¿Y si todas las tramas de corrupción política en España estuvieran relacionadas?

El libro 'No lo sé, no recuerdo, no me consta' aflora la endogamia de un ecosistema en el que se repiten los corruptos y los corruptores a lo largo de los años

Foto: Primer 'macrojuicio' de la trama Gürtel contra 37 acusados. (EFE/Chema Moya)
Primer 'macrojuicio' de la trama Gürtel contra 37 acusados. (EFE/Chema Moya)

Frigyes Karinthy estableció en 1930 la teoría de los seis grados de separación. Sostenía el escritor húngaro que se puede estar conectado a cualquier persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios. Un repaso a las distintas tramas de corrupción que asolaron la política española desde el inicio de la democracia arroja la sospecha de que los seis grados de separación se quedan incluso grandes. ¿Y si todas estuviesen relacionadas? Esta es solo una de las sensaciones que deja el libro 'No lo sé, no recuerdo, no me consta' (Arpa editores).

No es otro libro sobre el lado oscuro de la política. Sus 313 folios mezclan la investigación periodística con el ensayo sobre la ambición humana. Las entrevistas personales a jueces, políticos o corruptos irrumpen casi como la voz de un narrador que comenta su propia obra. También hay anécdotas autobiográficas del autor, el periodista Alfonso Pérez Medina, que lleva 20 años dedicado a la información de tribunales tras cubrir varias campañas electorales. A muchos de los que escuchó prometer desde mítines electorales —el primer capítulo se llama "Los años locos"— luego se los cruzó en los pasillos de la Audiencia Nacional.

"¿Qué periodista no se tomó en aquella época un cubata con Granados entre risas y chascarrillos? ¿Quién podía sospechar que era un presunto corrupto? No seré yo quien levante la mano", dice Pérez Medina unas líneas antes de recordar uno de los "viajes sin sentido" que se multiplicaron en la primera legislatura de Esperanza Aguirre. Les llevó durante cinco días a Israel. A gastos pagados visitaron Tel Aviv, Jerusalén y los Santos Lugares. El único interés informativo fue una reunión con expertos en gestión del agua. "Forzando las naderías que nos habían contado titulé: 'El Gobierno de Madrid estudia bombardear las nubes con yoduro de plata para incrementar las lluvias en el embalse de El Atazar'. Algo que, por supuesto, nunca sucedió".

placeholder El periodista Alfonso Pérez Medina. (C. B.)
El periodista Alfonso Pérez Medina. (C. B.)

El libro sirve también como guía para explicar algunos de los acontecimientos como el desgaste del bipartidismo y el auge de la llamada nueva política. Uno de sus capítulos recoge una confesión que lo explica todo. Sucedió después de que saliera a la luz un caso de enchufismo en las filas del PP de Madrid. El PSOE prefirió dejarlo pasar: "Si les sacas a los suyos, ellos nos sacan a los nuestros".

No falta nadie en esta foto de familia que retrata una época en España. Merece la pena el índice onomástico en el que conviven desde Jesús Gil a Cristiano Ronaldo, del comisario Villarejo al rey Juan Carlos I. También están esos actores secundarios que se repiten en una trama y otra. Intermediarios que vivían siempre al calor del dinero. Del caso Filesa a los papeles de Bárcenas, del saqueo de las cajas de ahorro a los ERE de Andalucía o el tres por ciento en Cataluña. Nombres que parecían enterrados por la historia y reviven años después para reaparecer en otro sumario o jugando un papel clave como conseguidores. Conformando esta especie de teoría de los seis grados de separación de la corrupción política española.

Nueve nombres, cinco tramas

Un ejemplo de esta interrelación es el que arranca con Tamayo, aquel diputado socialista cuya ausencia en un pleno le dio el primer gobierno de la Comunidad de Madrid Aguirre en 2003, y acaba en el Máster de Cifuentes quince años después. Resulta que Tamayo se presentó en 2010 en la sede del Gobierno regional con información que, según él, comprometía a la parlamentaria Carmen Rodríguez Flores. Era amiga íntima de Álvaro Lapuerta, el que fuera tesorero del PP durante veinte años y mentor de Luis Bárcenas, epicentro de la Caja B del PP. A su salida de prisión en 2017 por el caso Púnica, Francisco Granados confesó que aquella visita de Tamayo a la sede del Gobierno tenía por objeto reclamar un dinero que le habían prometido.

Según publicó Infolibre, Tamayo dejó escritos unos manuscritos en los que involucraba en la trama al empresario Dionisio Martínez Ramos. Le señalaba como el intermediario entre la corriente del PSOE que integraban él y Sáez bajo la dirección de José Luis Balbás y el PP. En concreto, le señalaba como informante de una entonces desconocida diputada autonómica llamada Cristina Cifuentes. Dionisio Ramos, que había estudiado con la expresidenta de la Comunidad de Madrid, negó todo, aunque admitió su relación de amistad con Balbás. Dionisio Martínez Ramos está pendiente de juicio por la caja B puesta en marcha en la Universidad Complutense de Madrid entre 1992 y 2001. Según 'El País', uno de los beneficiados de esa presunta contabilidad paralela fue José Antonio Expósito, el vigilante privado que protegió a Tamayo tras el estallido de la crisis. El mismo periódico cuadraba el círculo al indicar que fue Dionsio Ramos fue la persona que le recomendó a Cifuentes el máster en la Universidad Rey Juan Carlos que le acabó costando la carrera política. Solo en esos tres grados de separación ya se cruzan varias tramas que ocuparon ríos de tinta.

placeholder Portada del libro. (Arpa editores)
Portada del libro. (Arpa editores)

El libro ha circulado desde su publicación por las manos de jueces, fiscales, abogados, presuntos y condenados. Algunos lo han leído con interés, otros con afán de recordar y muchos buscándose entre sus capítulos con miedo de verse retratados. Basta la imagen del día de la presentación hace unas semanas en una sala de FNAC de Madrid. El acto, dirigido por la periodista Mamen Mendizábal, contó con la presencia entre el público de Edmundo Bal, abogado del Estado con experiencia en la persecución de corruptos que en 2019 se metió en política. Unas sillas más allá estaba la mano derecha de Granados, David Marjaliza, detenido en 2014. Unas filas por delante escuchaba el exfiscal del caso Villarejo Ignacio Stampa quien estos días libra una cruzada contra la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, por apartarle de la investigación.

Frigyes Karinthy estableció en 1930 la teoría de los seis grados de separación. Sostenía el escritor húngaro que se puede estar conectado a cualquier persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios. Un repaso a las distintas tramas de corrupción que asolaron la política española desde el inicio de la democracia arroja la sospecha de que los seis grados de separación se quedan incluso grandes. ¿Y si todas estuviesen relacionadas? Esta es solo una de las sensaciones que deja el libro 'No lo sé, no recuerdo, no me consta' (Arpa editores).

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