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Ximo Puig reabre el melón nuclear: ¿puede España permitirse el cierre de sus centrales?
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LA ALTERNATIVA: COMPRAR MÁS GAS

Ximo Puig reabre el melón nuclear: ¿puede España permitirse el cierre de sus centrales?

Nuestro país necesita más energía limpia para respaldar las renovables. La nuclear podría hacer el papel, pero se encuentra en una encrucijada que nadie parece resolver

Foto: Central nuclear de Cofrentes, en Valencia. (Reuters)
Central nuclear de Cofrentes, en Valencia. (Reuters)

El pasado mes de septiembre, el Gobierno respondió a una pregunta parlamentaria de Vox sobre sus motivos para no alentar la instalación de más energía nuclear en España. Alegó diversas razones, como la gestión de los residuos o la posibilidad remota de un accidente, pero sobre todo, argumentaron que "en la actualidad, ninguna empresa eléctrica estaría interesada en poner en marcha una central nuclear, ni ninguna entidad financiera dispuesta, en su caso, a financiarla, dadas las incertidumbres de todo tipo que se ciernen sobre este tipo de proyectos".

La negativa a debatir, sin embargo, no ha acabado con el debate. En un contexto de escalada de precios de la electricidad y creciente dependencia de combustibles fósiles, la Generalitat Valenciana ha sido la primera en poner sobre la mesa la idoneidad de prorrogar cinco años la licencia de la central nuclear de Cofrentes. Fuera de nuestras fronteras, Francia —que financiará la construcción de pequeños reactores— lidera a varios países europeos partidarios de considerar 'verde' esta energía para impulsar su uso en los próximos años.

Foto: La planta nuclear de Belleville-sur-Loire, en Francia. (Reuters)

La contribución de las nucleares al sistema eléctrico español es crítica en estos momentos. Según datos de Red Eléctrica Española, fue la fuente energética que más aportó el año pasado. Sin embargo, el Ministerio para la Transición Ecológica aprobó en marzo de 2021 el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), según el cual se establece su desaparición de forma ordenada y escalonada desde 2027 hasta 2035, siendo paulatinamente sustituida por renovables.

No obstante, la hoja de ruta del Gobierno establece que se deberían instalar unos 6GW anuales de energía renovable. Dado que este objetivo de momento no se está cumpliendo (el ritmo actual se sitúa entre tres y cuatro GW), empiezan a brotar quienes desconfían de los objetivos propuestos y apoyan que la solución al dilema energético nacional pasa por construir una nueva central nuclear o alargar la vida de las ya existentes.

¿Se pueden construir más centrales?

En teoría, la construcción de algún otro reactor podría suponer el fin de la dependencia de electricidad que tiene España sobre otros países. También, el 'adiós' en mayor o menor medida al gas, uno de los responsables de la subida del precio de la factura de la luz y emisor de gases contaminantes. Al consultar los datos de generación eléctrica, los siete reactores produjeron en 2020 entre 7.000 y 9.200 GWh cada uno, por lo que sería plausible que con un solo reactor más pudiera invertirse el saldo. Pero la realidad es que no necesariamente este planteamiento tendría que ser así.

"La nuclear propicia una generación constante (denominada de base) y si hay un pico en la demanda no es capaz de satisfacerlo. Francia hizo una fuerte apuesta nuclear en los años setenta y ochenta y, como resultado, en 2020 generó casi un 70% de su electricidad con esta fuente. Sin embargo, la contribución de combustibles fósiles fue del 10%, lejos de ser nula, como a veces se piensa. Esto se debe a que las tecnologías tienen diferentes características y cuando necesitan dar respuesta a variaciones diarias, semanales o estacionales, emplean el gas para su regulación", explica Eloy Sanz, doctor en ingeniería química y profesor de Tecnologías Energéticas y Energías Renovables en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).

placeholder Activistas de Greenpeace, encadenados a la central nuclear de Cofrentes. (EFE)
Activistas de Greenpeace, encadenados a la central nuclear de Cofrentes. (EFE)

A este respecto, a Sanz le sorprende que se reproche a las renovables que necesiten disponer de gas como respaldo cuando no hay sol o viento, pero que no se haga la misma crítica a la nuclear cuando tiene que realizar una parada imprevista o una recarga. "En esos momentos, como ocurre actualmente en España, se respalda la falta de generación nuclear con gas. En caso contrario, ¿ponemos otra central y cuando todas funcionen las tenemos solo al 80% para que se respalden entre ellas? No tiene demasiado sentido", considera.

No obstante, este ingeniero recuerda que, si no se aporta la potencia renovable suficiente como para cumplir con el plan de cierre de la nuclear, el país irremediablemente deberá contaminar para obtener la energía restante. Aun así, se muestra optimista con los plazos del plan nacional. "Ni las empresas ni el Gobierno muestran interés en prorrogar las nucleares más de lo previsto actualmente. Además, tampoco será necesario si se cumplen las previsiones para instalar renovables. Siguiendo las directrices del PNIEC, que no es un plan precisamente ambicioso, conseguiremos de aquí a 2030 reducir la generación nuclear a la mitad, eliminar por completo el carbón y reducir la generación con gas considerablemente", opina.

"Ni las empresas ni el Gobierno muestran interés en prorrogar las nucleares"

En cuanto a este posible interés sobre construir otra central, fuentes del sector nuclear se limitan a señalar que respetan el cierre programado de las centrales que contempla el PNIEC y prefieren no hacer comentarios a El Confidencial sobre este debate.

Sin tiempo y sin espacio

Otro de los inconvenientes que los expertos ven a la instalación de un nuevo reactor es el tiempo que tardaría en construirse y estar operativo. Según el último informe del IPCC, entre nueve y 19 años, con elecciones y posibles cambios de Gobierno entre medias. "Mientras que un parque solar o fotovoltaico puede estar funcionando en tres o cuatro años, pueden transcurrir casi 20 años desde que piensas en construir un reactor hasta que terminas de construirlo. Esto se observa muy bien en Polonia, donde hoy no disponen de energía nuclear y calculan que para 2035, y si todo va bien, comenzarán a disponer de ella. Eso no es viable, porque la emergencia climática nos obliga a reducir emisiones desde ya", declara a El Confidencial Pedro Fresco, director general de Transició Ecològica en la Generalitat valenciana.

Además, el experto en mercados energéticos señala otro problema de la nueva nuclear. Producir electricidad, dicen, "es terriblemente caro. Ahora mismo, una nuclear nueva genera electricidad a cuatro veces más coste que la eólica o la fotovoltaica", apunta Fresco.

Foto: Imagen de archivo del reactor nuclear SL-1 al ser desmantelado. (Wikipedia)

"Este es el problema de España, que es un país seco", añade Antonio Ruiz de Elvira Serra, catedrático de Física Aplicada en la Universidad de Alcalá. Recientemente, este físico redactó un artículo en 'The Conversation' donde exponía varios argumentos por los que casi todo el territorio peninsular estaría descartado para construir nuevos reactores, debido a las condiciones geográficas del territorio. Ya sea por la escasez de agua, por el riesgo sísmico o por malas comunicaciones terrestres.

"Se necesita un embalse de, al menos, 500 por 200 metros para lanzar su agua a las torres de refrigeración. De hecho, las centrales que tenemos actualmente están montadas en el Duero, en el Tajo y en el Ebro. En las dos mesetas y en el valle del Ebro hay poca agua garantizada todo el año. Y tenerla en funcionamiento unos cuantos meses no sería viable económicamente", explica Ruiz de Elvira, quien calcula que serían necesarios unos 100.000 metros cúbicos de agua por hora para enfriar cada reactor.

placeholder Retirada de un generador de vapor, de 156 toneladas, en el bloque 3 de la desmantelada central nuclear de Lubmin, (Alemania), el 26 de febrero de 2013. (EFE)
Retirada de un generador de vapor, de 156 toneladas, en el bloque 3 de la desmantelada central nuclear de Lubmin, (Alemania), el 26 de febrero de 2013. (EFE)

Para el catedrático, las centrales nucleares requieren ser construidas en zonas sin riesgo sísmico para minimizar todo lo posible el riesgo de que se generen grietas y se produzcan escapes de radioactividad, por lo que "no se pueden instalar ni en Andalucía ni en el Guadalquivir". Y, por último, necesitarían estar ubicadas en zonas con buenas autovías y trenes que permitan desalojar a las personas que vivan en un radio de 100 o 200 kilómetros de la central de forma rápida. "Eso descartaría zonas montañosas como Galicia, Asturias o País Vasco", estima Ruiz de Elvira.

La dificultad de cerrarlas

Parece claro que la opción de construir nuevas centrales está, al menos por el momento, muy descartada. La otra opción que se antoja más factible en el caso de que no se cumplan los objetivos del PNIEC, y que España necesitase energía adicional, es que se prorroguen las clausuras de las centrales nucleares operativas actualmente.

"Nos parece un plan tan ambicioso como improbable por los cuellos de botella que existen en España para desarrollar renovables. Las fabricaciones están siendo lentas, las oficinas de industria están colapsadas, los estudios de impacto ambiental están desechando la mitad de los proyectos… yo no le doy una probabilidad alta de que se cumpla", declara a El Confidencial Javier Revuelta, ingeniero eléctrico y consultor de AFRY Management Consulting.

Existen varios motivos por los cuales será necesario posponer el cierre de las nucleares

En opinión de Revuelta, existen varios motivos por los cuales será necesario posponer el cierre de las nucleares. El primero y obvio, por la seguridad de suministro a que nos podríamos enfrentar si no se cumplen los objetivos de renovables del PNIEC. El segundo, por los costes de desmantelamiento de las centrales.

"Muchas de estas operaciones tienden a costar más de lo previsto y en los últimos años se ha hecho un recálculo de cuáles son las tasas que las centrales tienen que pagar para que Enresa, llegado el momento de desmantelarlas, tenga dinero suficiente para hacerlo. Podría haber un problema de fondos suficientes para pagar los desmantelamientos al ritmo previsto, y la manera de costearlos es que sigan operando más y sigan contribuyendo a la hucha", indica Revuelta.

placeholder Vapor emanando de las chimeneas de la central francesa de Belleville-sur-Loire. (Reuters)
Vapor emanando de las chimeneas de la central francesa de Belleville-sur-Loire. (Reuters)

Asociado a este, el consultor de AFRY cree que también podría haber un desabastecimiento de mano de obra, muy cualificada, para llevar a cabo la desarticulación de los reactores. "Tienes que decirle a Westinghouse, la constructora de reactores nucleares, que te destine unos centenares de operarios muy cualificados que sepan desmontarlos, ya que en España no contamos con demasiada gente con ese perfil y en el mundo tampoco hay mucho personal disponible para desmontar siete reactores a la vez", considera.

A su vez, según Revuelta, el fin de las centrales traería consigo un aumento de los precios de la energía, ya que funciona tanto si el precio es alto como si es bajo. "Todo parece indicar que tendremos que aguantar las nucleares durante un tiempo hasta que tengamos un 'mix' de renovables y almacenamiento que sea menos volátil frente a los precios del gas. El votante antinuclear, cuando vea que la factura de la luz alcanza los 120 euros puntualmente cada cinco años en lugar de 60 euros, probablemente no vea tan mal alargar la vida de las centrales durante cinco años", expone el ingeniero.

A día de hoy, es imposible saber si las renovables, tal y como pronostica el plan trazado por el Gobierno, podrán suplir las actuales nucleares al 100% una vez se ordenen sus cierres. Por ello, es también imposible saber cuántos años habría que alargar su vida útil en caso de que nos hicieran falta. Aunque se prevé que el cierre de los siete reactores en activo se lleve a cabo cuando estos cumplan entre 44 y 47 años, hay países que están optando por mantenerlos en activo durante hasta 60 años. Incluso Estados Unidos ha emitido autorizaciones para que operen durante 80 años.

El pasado mes de septiembre, el Gobierno respondió a una pregunta parlamentaria de Vox sobre sus motivos para no alentar la instalación de más energía nuclear en España. Alegó diversas razones, como la gestión de los residuos o la posibilidad remota de un accidente, pero sobre todo, argumentaron que "en la actualidad, ninguna empresa eléctrica estaría interesada en poner en marcha una central nuclear, ni ninguna entidad financiera dispuesta, en su caso, a financiarla, dadas las incertidumbres de todo tipo que se ciernen sobre este tipo de proyectos".

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