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El 'vecindario' de Lambán: tiroteos a plena luz y casas incendiadas por okupas
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El 'vecindario' de Lambán: tiroteos a plena luz y casas incendiadas por okupas

El histórico barrio de San Pablo de Zaragoza es un nido de delincuencia, entre edificios de la batalla de los Sitios y a pocos metros del despacho del presidente Lambán, donde se mezclan okupas, prostitución y narcotráfico

Foto: Calle Pignatelli. (Google Maps)
Calle Pignatelli. (Google Maps)

En el entorno de unas pocas calles de un barrio histórico zaragozano donde aún quedan edificios de la batalla de los Sitios en la Guerra de la Independencia, conviven los okupas con el narcotráfico o la prostitución. Es el barrio de San Pablo, en los alrededores de la calle Pignatelli, donde está el lugar más degradado de Zaragoza y a tan solo pocos metros de la plaza del Pilar. La situación del entorno de la calle Pignatelli es insostenible y los vecinos claman por un plan de mejora integral del barrio que les devuelva a la normalidad. No hay quien pueda pasear por sus calles sin percibir inseguridad.

Una simple búsqueda en Google Maps te posiciona el barrio en el centro de múltiples lugares culturales y turísticos, pero no te muestra la realidad del día a día. Ni te indica los edificios okupas, ni los locales de alterne donde la prostitución sale a la calle, ni los nidos del narcotráfico para delinquir. En su entorno se despliega un sin fin de edificios turísticos: desde la sede del gobierno de Aragón, la plaza de toros de La Misericordia o la vida cultural en el entorno de la iglesia de San Pablo. Sin embargo, no verás a ningún turista caminando plácidamente porque tienen que dar un rodeo.

Este barrio no deja de estar en el ojo del huracán cada pocas semanas. El último suceso alertó a los vecinos que ya se acostumbran a ver a la Policía en cada suceso que inquieta al barrio. Esta vez un incendio en un edificio okupa obligó a desalojar a más de 35 vecinos de un bloque de viviendas. Y no es lo peor que ha ocurrido: tiroteos a plena luz del día, delincuencia callejera cada día con pequeños hurtos a los vecinos u okupas lanzando tejas desde lo más alto de un edificio. El área de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza está activando un plan de rehabilitación urbana que se presentará en pocos meses y los vecinos insisten en que no quieren más promesas incumplidas.

Una vida insostenible

El entorno de la calle Pignatelli de la ciudad de Zaragoza es la gran cicatriz urbana que lleva años sin resolverse por sus problemas de convivencia. Los vecinos están hartos y piden respuestas del ayuntamiento. Así de claro lo dice el presidente de la plataforma de afectados de la calle Pignatelli, Óscar Villanueva, a El Confidencial. “Tenemos los mismos problemas de siempre. Ponen soluciones a los edificios ocupados cuando los desalojan o los tapian por seguridad, pero a los pocos días lo vuelven a ocupar o van a otro edificio”, indica. Este vecino no tiene dudas que la rápida respuesta que llevan pidiéndole al ayuntamiento llegará cuando “pase algo gordo y nadie pueda lamentarse porque ya lo estamos avisando”.

placeholder Una vecina de la calle Pignatelli. (Cedida)
Una vecina de la calle Pignatelli. (Cedida)

Los vecinos reconocen que el barrio no se sostiene con la vida social que hay cada día. Por ejemplo, cuentan los vecinos, en la calle Pignatelli donde se centra el mayor foco de delincuencia solo hay seis establecimientos de los cuales cuatro son clubs de alterne, uno es un sex shop y otro es un local municipal para intercambio de jeringuillas para los drogodependientes. Y lo que piden no es algo ambicioso ni millonario. “Luchamos porque el dinero que se ha prometido se invierta en las calles problemáticas y no en el extrarradio de la calle Pignatelli. Que se compren edificios abandonados, que se mejore la luminaria o haya más cámaras de seguridad. No queremos ser la milla de oro, sino vivir en un barrio decente de gente trabajadora”, sentencia Óscar Villanueva.

Entre todos los problemas de convivencia, en el último año han ocurrido dos que han retumbado por toda la ciudad por lo llamativo del suceso. El día 29 de noviembre de 2020, tres jóvenes okupas montaron una fiesta con alcohol y drogas durante todo el día y donde asaltaron con un machete y un cúter a dos vecinos al punto de la mañana y terminó en lo alto de su edificio lanzando tejas a los vecinos. Estos jóvenes fueron detenidos y la Audiencia de Zaragoza les condenó a una pena de prisión de 16 años.

Sin embargo, otro suceso más sonado casi termina con la vida de varios agentes de la Policía Nacional. El tiroteo ocurrido a plena luz del día —el 30 de junio del mismo año— ocasionó un forcejeo entre la Policía y un hombre que estaba escondido en un portal con un machete de 44 centímetros. Este hombre de 37 años se abalanzó contra la Policía por sentirse perseguido y tuvo que ser detenido entre varios disparos con varios agentes jugándose la vida.

"No queremos ser la milla de oro"

El Confidencial ha contactado con más de quince vecinos de esta zona y el sentimiento es unánime. Todos los vecinos consultados son conscientes del problema pero no quieren estigmatizar un barrio que lo sienten como suyo y donde esperan vivir toda su vida sin más conflictos. Entre los vecinos contactados por este diario, Cristina Rincón explica su historia personal como vecina de la calle Pignatelli. “Entro a trabajar a las 4.00 de la mañana y según cómo vea la calle pienso si llamar al 091. No me fio de salir de casa tan de noche para trabajar. Ahí ves cómo trapichean, ves la prostitución en la calle o la venta de drogas. Los okupas están un día en los balcones del número 63 y otro día se asoman a las ventanas del número 67”, cuenta.

placeholder Fotografía cedida por la plataforma Calles Dignas.
Fotografía cedida por la plataforma Calles Dignas.

Otro de los vecinos que vive en la calle Agustina de Aragón, y que prefiere ser citado por sus siglas I.B.J., explica a este diario que desde su llegada al barrio en 2006 para vivir en una casa de VPO la convivencia ha sido casi imposible. "En los últimos años, la afluencia de toxicómanos era constante y hasta se compraba droga en la puerta del local municipal de la sociedad pública Zaragoza Vivienda". Este vecino también cuenta la acumulación de basura que se concentra en las puertas de los edificios y las fuertes peleas que se ven cada pocos días. Entre los problemas, destaca el uso de las viviendas que son ocupadas ilegalmente y después cedidas por 400 euros para ser explotados como narco pisos.

Yolanda Galindo, de la plataforma Calles Dignas, atiende también a este diario para denunciar los problemas de la zona y mostrarse esperanzada con las actuaciones prometidas por el ayuntamiento.“Ha habido mejoras importantes en el último año y el ayuntamiento está ayudando a colocar cámaras de seguridad que son disuasorias, está limpiando solares abandonados o también se ha actuado rápidamente en algunos edificios ocupados con desalojos de la Policía Nacional”, detalla. “No entiendo cómo han dejado la zona tan degradada año tras año. Somos cuatro calles perdidas que están en un infierno”, sentencia Yolanda Galindo.

El plan del ayuntamiento

La mejora urbanística de esta cicatriz ya tiene un plan labrado por el Ayuntamiento de Zaragoza, desde el Área de Urbanismo que gestiona el consejero Víctor Serrano. Según fuentes municipales, las obras previstas comenzarán en pocas semanas por el punto más crítico de convivencia y donde la delincuencia más se percibe. Este plan tiene una partida de dos millones de euros hasta final de año. Su objetivo, en palabras de Víctor Serrano, es “acometer obras de urbanización, vivienda y equipamientos por un valor global de 22 millones y así paliar los problemas que arrastra el barrio”.

placeholder Víctor Serrano, consejero de Urbanismo. (Ayuntamiento de Zaragoza)
Víctor Serrano, consejero de Urbanismo. (Ayuntamiento de Zaragoza)

En un inicio, la previsión del ayuntamiento zaragozano era iniciar las actuaciones urbanísticas de fuera para dentro. Es decir, del exterior del barrio a las zonas más degradadas. Esta intención fue tumbada por los vecinos con múltiples quejas, lo que propició un cambio de estrategia del área de Urbanismo para actuar en las zonas más conflictivas. Al tiempo que se detalla esta línea de actuaciones, el ayuntamiento está en proceso de formalizar el plan de mejora de la zona de la calle Pignatelli con las entidades afectadas y los vecinos para que añadan sus aportaciones.

Según fuentes municipales, en un plazo de tres meses —a principios de octubre— se presentará el plan en su conjunto con el listado de todas las actuaciones urbanísticas que deberán acometerse antes de finalizar el año. Las obras de mejora urbanística que ya están en proceso de licitación ascienden a 500.000 euros y contemplan una superficie de 1.228 metros cuadrados con la construcción, entre otras actuaciones, de dos plazas con juegos infantiles, una terraza y árboles.

Sin embargo, no es la única gran actuación que se prevé. El ayuntamiento lo fía todo también a la rehabilitación de un edificio histórico que ha estado en desuso durante años y se convertirá en una gran residencia universitaria. Es el edificio de viviendas oficiales del antiguo cuartel de Sangenís, conocido como Pontoneros, y que se encuentra a menos de 50 metros del edificio del Gobierno de Aragón.

En el entorno de unas pocas calles de un barrio histórico zaragozano donde aún quedan edificios de la batalla de los Sitios en la Guerra de la Independencia, conviven los okupas con el narcotráfico o la prostitución. Es el barrio de San Pablo, en los alrededores de la calle Pignatelli, donde está el lugar más degradado de Zaragoza y a tan solo pocos metros de la plaza del Pilar. La situación del entorno de la calle Pignatelli es insostenible y los vecinos claman por un plan de mejora integral del barrio que les devuelva a la normalidad. No hay quien pueda pasear por sus calles sin percibir inseguridad.

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