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El nuevo negocio de los okupas: toman un edificio nuevo y despluman al promotor
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SALTA LA ALARMA EN PALMA Y BARCELONA

El nuevo negocio de los okupas: toman un edificio nuevo y despluman al promotor

Las bandas organizadas llevan un tiempo explotando un punto débil legal: el tiempo que pasa entre que una promoción nueva se termina y los compradores reciben las llaves

Foto: Un okupa se asoma a la ventana de un piso en Madrid. (Enrique Villarino)
Un okupa se asoma a la ventana de un piso en Madrid. (Enrique Villarino)

Los okupas han dado con la tecla definitiva para extorsionar a los propietarios: asaltar edificios nuevos o recién rehabilitados días antes de la entrega de llaves. Así se aseguran de que el promotor de la obra les pagará lo que ellos pidan para largarse. No hacerlo significaría la ruina del empresario, ya que tendría que cancelar la venta de todas las viviendas e iniciar un largo proceso judicial para expulsar a los okupas. Un negocio redondo del que algunas bandas ya han empezado a sacar provecho. Esta semana, dos casos simultáneos en Palma y Barcelona hacían saltar las alarmas.

No nos lo podíamos creer, habíamos puesto los contadores de luz el viernes y el domingo nos okuparon todo el edificio

"No nos lo podíamos creer, habíamos puesto los contadores de luz el viernes y el domingo nos dijeron que habían okupado todo el edificio", relata Carlos Pradas, aparejador de Promociones Perelló, de Palma de Mallorca. "Llegamos allí y vemos que los cuatro pisos [una promoción de viviendas de alto nivel] están ocupados. En uno nos encontramos a un mendigo que habían sacado del Refugi [un albergue social], en otro a un chaval de 18 años que llevaba un 'globo' tremendo, y en los otros varias personas de etnia gitana. Estaba claro que ninguno de ellos había entrado para quedarse a vivir y tampoco eran los cabecillas. Son gente a quienes las bandas pagan un dinero por meterse en la casa y atrincherarse hasta que se cobre la extorsión".

placeholder Edificio nuevo de Promociones Perelló okupado en Palma. (Alejandro Sepúlveda/'Última Hora')
Edificio nuevo de Promociones Perelló okupado en Palma. (Alejandro Sepúlveda/'Última Hora')

Juan Perelló, gerente de la promotora, acudió el lunes por la mañana a su edificio en la calle Emili Darder junto a dos agentes de la Policía Nacional. Los agentes pidieron los DNI, tomaron algunos datos y le dijeron al promotor que, sintiéndolo mucho, no podían expulsar a los inesperados inquilinos. Simplemente preguntaron a los del primer y tercer piso si se querían marchar. Ellos dijeron que no y asunto zanjado.

El promotor se enfureció al ver que "el yonqui que se había metido en el tercer piso tenía un perro que estaba orinándose por todo el parqué"

Perelló se acercó a la comisaría a interponer una denuncia, pero sabía que no le quedaba otra: si no pagaba el dinero que le exigían, adiós a la entrega de llaves programada para una semana más tarde y adiós a la venta, de la cual ya había cobrado un 30%. Hasta su misma empresa se podía ir al garete.

Lo vio claro tras un detalle nimio pero revelador que le sacó de sus casillas. "Fue cuando vi que el yonqui que se había metido en el tercer piso tenía un perro que estaba orinándose por todo el parqué recién instalado. Le intenté agarrar para sacarlo cuando la policía se interpuso y me aconsejó que no lo hiciera", relató el promotor al 'Diario de Mallorca'. Algunos okupas alegaron que no podían seguir viviendo en las casas de sus padres con tantos niños, aunque una vez cobrado el rescate se marcharon.

placeholder 'Renderización' del salón de uno de los pisos okupados en Palma. (Perelló)
'Renderización' del salón de uno de los pisos okupados en Palma. (Perelló)

"¿Qué haces en un caso así? Somos una empresa pequeña, cerramos una promoción cada año y medio. Si esperas al juicio, aparte de que tienes que cancelar las ventas, te arriesgas a que los okupas arrasen con todo el edificio. Los jefes, de etnia gitana, nos amenazaron con meter a otras ramas de su familia en los pisos si no pagábamos. No nos quedó otra. Se negoció lo mejor que se pudo, un tira y afloja con el precio, y finalmente se marcharon en coches de alta gama que tenían aparcados a pie de calle. En una casa usada no lo tienen tan claro, pero en una obra a punto de ser entregada saben que ese promotor va a apechugar con la extorsión", subraya Pradas.

Foto: Policía Local de Santa Eulària des Riu

Fernando Moliner, miembro de la junta rectora de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE), confirma el fenómeno: "Hemos tenido noticia de varios casos parecidos a este últimamente. Okupar viviendas justo antes de la entrega no deja de ser un subproducto más de la industria de la okupación, que cada vez está más profesionalizada. Han encontrado un nuevo nicho de negocio amparados en la legislación. Todavía son casos puntuales, pero sería tremendo que se generalizara. Conocen los horarios de trabajo, las fechas de finalización de la obra, lo saben todo. Es una industria delictiva. Estamos muy preocupados".

Pradas, a su vez, advierte del nivel al que han llegado estas bandas: “En nuestro caso, fue automático: poner los contadores un viernes y entrar los okupas esa noche o al día siguiente. Lo tenían controladísimo".

placeholder Edificio rehabilitado y okupado en la calle de la Unió de Barcelona. (Atlas)
Edificio rehabilitado y okupado en la calle de la Unió de Barcelona. (Atlas)

Barcelona experimentó lo mismo que Palma simultáneamente. Un edificio rehabilitado junto a la Rambla, cinco plantas con un total de 22 viviendas casi listas para entregar, fue okupado días atrás. Los asaltantes llegaron en tromba y con nocturnidad desde la azotea del edificio contiguo, en la calle de la Unió del Raval. Pronto sacaron toallas y ropa a los balcones. Había varias familias con niños. En este caso, sí parecía que tenían intención de quedarse, lo que igualmente habría reventado el negocio de los promotores, las empresas familiares Tasello y Unioset 1881, y de las familias que compraron los pisos.

Los promotores de la calle de la Unió estaban justo terminando de equipar las viviendas y alguien estaba al corriente de ello. Así que 'vendió' el acceso a los pisos, justo en el momento adecuado, a personas de distintas nacionalidades por precios que oscilan entre 800 y 3.000 euros. Algunos okupas abandonaron los pisos durante la visita de la Guardia Urbana. La constructora, Renta Corporación, ha declinado hacer valoraciones por lo sensible del caso.

placeholder Pasillo de entrada al edificio de la calle Unió okupado en Barcelona. (Atlas)
Pasillo de entrada al edificio de la calle Unió okupado en Barcelona. (Atlas)

El kit del okupa

"Esto no es okupación sino expolio. Te roban puertas, inodoros, los cables, las bombillas, los interruptores y hasta la cocina si ya está puesta. Debería tratarse como delito de robo", exige Luis Martí, presidente de la Asociación Empresarial de Promotores Inmobiliarios de Baleares (Proinba). "El tiempo que pasa entre que una promoción está lista para entregar y se completa la tramitación burocrática es un caramelo para los okupas, un chollo. Esta gente lo sabe y es urgente ponerle remedio: hay que acortar los trámites y modificar la ley para que se castigue duramente este delito".

Todos los consultados coinciden: el fenómeno de la okupación ha evolucionado en los últimos tiempos. Antes se okupaban viviendas para vivir en ellas el máximo de tiempo posible antes de que el juez dictara orden de desahucio. Ahora, en muchos casos, se okupan viviendas para exigir un rescate. Y para disimular y hacer ver que allí viven realmente familias vulnerables, se echa mano de unos cuantos enseres y objetos clave para engañar a las autoridades. Es el kit del okupa, mucho más sofisticado que el clásico tique de entrega de una pizza nada más romper la cerradura para demostrar que uno reside en dicha vivienda.

El secreto es hacer ver que allí viven niños y ancianos para paralizar el desahucio

"A la mañana siguiente, ya tenían puesto un tenderero con ropa de niño en la terraza, felpudo en la puerta, uno colgó un dibujo escolar en la entrada, había patinetes, telas en forma de cortina en las ventanas", relatan desde Promociones Perelló la escena vivida el lunes. "Al que dejan dentro guardando el piso le explican lo que tiene que decir si viene la policía o alguien pregunta. Tienen cerrajeros, electricistas para engancharse a la luz y están muy bien asesorados".

"El secreto es hacer ver que allí viven niños y ancianos para paralizar el proceso de desahucio y que entren los servicios sociales", confirma el presidente de Proinba. "Evidentemente es mentira. Si alguien pregunta, dicen que el abuelo ha salido a llevar al niño a la escuela. Dejan a la vista un patinete o un poco de ropa y listo".

placeholder Enfrentamiento entre simpatizantes de la okupación y Mossos en el 'banc expropiat' de Barcelona. (EFE)
Enfrentamiento entre simpatizantes de la okupación y Mossos en el 'banc expropiat' de Barcelona. (EFE)

Pisos más caros

"Esto puede encarecer el precio final de las viviendas nuevas, porque obliga a los promotores a contratar seguridad privada durante toda la obra. Es un servicio caro que de algún modo repercutirá sobre el comprador. Es una desgracia, pero la legislación actual lo permite. Hay que cambiarla cuanto antes”, advierten desde Promociones Perelló.

Por ahora, la extorsión de okupar pisos días antes de la entrega de llaves la sufren principalmente promotoras pequeñas. Aunque puede afectar también a las grandes, ya que no disponen de seguridad las 24 horas del día. “Estamos empleando el control de acceso a la propiedad, pero ni ellos tienen la capacidad de detener a una persona o de interponerse si te vienen 14 tipos con muy mala pinta. Para frenar la okupación de viviendas aún no entregadas, habría que tratar el caso a nivel judicial, no como okupación de vivienda sino como allanamiento de un lugar de trabajo, como si fuera una fábrica", propone el directivo de la APCE.

Los okupas han dado con la tecla definitiva para extorsionar a los propietarios: asaltar edificios nuevos o recién rehabilitados días antes de la entrega de llaves. Así se aseguran de que el promotor de la obra les pagará lo que ellos pidan para largarse. No hacerlo significaría la ruina del empresario, ya que tendría que cancelar la venta de todas las viviendas e iniciar un largo proceso judicial para expulsar a los okupas. Un negocio redondo del que algunas bandas ya han empezado a sacar provecho. Esta semana, dos casos simultáneos en Palma y Barcelona hacían saltar las alarmas.

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