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La conexión en la sombra que engrasa el diálogo entre el Gobierno y el Govern
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LASTRA Y RUFIÁN, INTERLOCUCIÓN CONSTANTE

La conexión en la sombra que engrasa el diálogo entre el Gobierno y el Govern

La portavoz del PSOE y el portavoz de ERC en el Congreso han generado una relación de confianza que será clave para superar los escollos de la negociación que el Gobierno y la Generalitat están a punto de iniciar

Foto: El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, conversa con la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, en el pleno del Congreso de los Diputados. (EFE)
El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, conversa con la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, en el pleno del Congreso de los Diputados. (EFE)

Fue en el verano de 2019 cuando Adriana Lastra, portavoz del PSOE en el Congreso, comprobó que ERC había cambiado. Gabriel Rufián acudió a su despacho para comunicarle que quería apoyar un programa de reformas progresistas en todo el país.

El encuentro en uno de los edificios contiguos al palacio del Congreso de los Diputados resultó muy esclarecedor por otros dos motivos. El primero tuvo que ver con el contexto en el que se produjo. PSOE y Unidas Podemos libraban entonces una guerra de trincheras política para dilucidar el Gobierno de coalición. El acuerdo no llegó a tiempo para la primera votación de la investidura, ni tampoco para la segunda, el 25 de julio de 2019, el día que España supo que habría repetición de elecciones.

El segundo motivo lo creó el propio Rufián. El portavoz de ERC medió durante aquellos días para que el líder de Podemos aceptara la oferta del Partido Socialista y se implantara en Moncloa una coalición progresista. No logró su propósito, pero no fue un fracaso. Lastra y él habían tejido ya una relación política y parlamentaria de privilegio en el lugar donde se cocinan las leyes.

Como reconocen fuentes de las dos partes, el compromiso es inequívoco: la idea compartida es llevar el diálogo hasta el final

La conexión permanece dos años más tarde, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez (PSOE) y la Generalitat de Pere Aragonès (ERC) están a punto de iniciar una nueva operación de diálogo que permita aflojar la tensión entre las dos administraciones y, más adelante, la tensión territorial. Los dos presidentes se entrevistarán en la Moncloa este martes para sentar las bases del proceso: plazos, formatos de las mesas de negociación e identidades y cargos de los interlocutores. Las suspicacias y temores seguro que interferirán en el curso de los trabajos; habrá trampas y amenazas. La desconfianza es mutua.

Sin embargo, como reconocen fuentes de las dos partes, el compromiso es inequívoco: la idea compartida es llevar el diálogo hasta el final. ¿Qué final? "El objetivo es que salga un acuerdo de la mesa; iremos viendo", responde un dirigente al tanto de un proceso que no empezará de cero el martes, pues mucho se ha hablado ya, aunque nada ha trascendido.

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La seguridad de que el diálogo, pese a las trampas, los traspiés, las patadas en el tobillo y las traiciones, desembocará en algún tipo de acuerdo se basa, en gran medida, en el grado de confianza, lealtad y sinceridad que han alcanzado Adriana Lastra y Gabriel Rufián en el Congreso. Aunque es más que probable que no formen parte de los equipos titulares del plan de diálogo Moncloa-Generalitat, ambos son conscientes de que jugarán un papel determinante llegado el momento. Manejan mucha información y hablan directamente con sus jefes: Pedro Sánchez, el de ella; Oriol Junqueras, el de él.

Los problemas iniciales de Adriana Lastra

Una vez que la legislatura se asentó, a partir de enero del 20, la portavoz del grupo socialista diseñó un mapa de mayorías con un notorio sello de izquierdas. ERC se convirtió en el compañero de viaje más importante, dando por descontado a Unidas Podemos, grupo con el que la relación ha fluctuado en exceso, más de lo que hubieran querido el Partido Socialista y el propio Gobierno.

Sobre esta base de 168 diputados, la dirección parlamentaria del PSOE dibujó un segundo escalón con el PNV (seis escaños) y, justo después, con EH Bildu (cinco). Por primera vez, en el Congreso, dos formaciones vascas bregan por desarrollar sus programas y sus idearios. En un tercer escalón, debido a su peso numérico en el hemiciclo, situaron a Más País, Comprimís, BNG, PRC (Partido Regionalista de Cantabria), Nueva Canarias y Teruel Existe.

La cuenta atrás para entrar al Congreso ha comenzado en los casos de las leyes 'trans' o de memoria democrática

Sobre estos cimientos, los socialistas han intentado siempre construir su programa político. Aunque las formas de interlocución son discutibles para varios diputados de los partidos citados, en especial por la imprevisión con la que creen que actúa el PSOE ante leyes trascendentales, el equipo de dirección de Lastra considera que superará la primera mitad de legislatura con nota, y eso a pesar de la pandemia, que lo ha trastocado todo. Tres normas rememoran como esenciales las fuentes consultadas: la de infancia, la de cambio climático y la de eutanasia. Y, por encima de todas ellas, los presupuestos.

El objetivo para la segunda mitad de la legislatura es dar consistencia a este bloque. Llevar hasta el final la agenda progresista de la que hablaron Lastra y Rufián en el verano del 19. La cuenta atrás para entrar al Congreso ha comenzado en los casos de las leyes 'trans' o de memoria democrática.

Justo lo que la diputada asturiana ha intentado desde el minuto uno de la legislatura, aunque durante el trayecto ha habido pasajes que mostraban intenciones contrarias. Moncloa, para negociar las prórrogas del estado de alarma, dio prioridad, sobre todo al final, al PNV y a Cs. Esquerra, en esta fase, se descolgó y a la portavoz socialista le temblaron las paredes del edificio. Tampoco fue sencillo el trámite de los presupuestos, dado el interés de la formación de Inés Arrimadas en ser decisiva e influyente. El bloque de izquierdas nuevamente se resintió. Pablo Iglesias y Gabriel Rufián fueron muy vehementes al respecto. Con el diputado independentista, Lastra tuvo que apelar a la paciencia.

Los problemas iniciales de Gabriel Rufián

La apuesta del portavoz de ERC por la participación en una agenda estatal progresista no es exclusiva. Está hablada y pactada con las altas instancias de su partido, y por supuesto con Oriol Junqueras. La lectura es tan lógica como pragmática: los avances sociales para Cataluña no pueden impulsarse solo desde su Parlamento; es necesaria, además, una voluntad clara en el Congreso.

Esquerra no disimula en las Cortes Generales que anhela la independencia. Tampoco ha ocultado o edulcorado su animadversión a la monarquía. Sin embargo, ha logrado combinar este discurso con una serie de posiciones a favor de leyes que refuercen el estado de bienestar en todo el territorio nacional. El voto de los 13 diputados/as de ERC en las votaciones sociales ha sido casi siempre el sí. Ahora, Rufián tiene entre ceja y ceja la aprobación de una nueva ley de vivienda, para lo que ha contactado directamente con el ministro del ramo, José Luis Ábalos. A la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en una reciente reunión, le pidió priorizar la reforma laboral.

Foto: Imagen: Raquel Cano.

Rufián ha alcanzado un nivel de interlocución notable con varios miembros del Gobierno, así como con el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños. Sin embargo, con quien habla a diario es con Lastra. Su influencia se hizo ostensible, y fue muy comentada en la Cámara, cuando, para declarar el estado de alarma hasta el pasado 9 de mayo, el portavoz de ERC acordó con su homóloga del PSOE que Sánchez compareciera bimestralmente para explicar los avances de la lucha contra la pandemia. Los socialistas facilitaron que Rufián se colgara esa medalla a pesar de que Íñigo Errejón había vendido a la prensa la idea como suya.

Esta apuesta por el diálogo, el encaje que ha tenido en el entramado parlamentario e institucional, no ha sido bien entendido en algunos sectores de su partido. Rufián se ha convertido en una especie de alma blanda del independentismo. En las bases y en algunos sectores orgánicos de Esquerra esta posición sigue sin encajar. Al diputado por Barcelona le explotaron los prejuicios en plena cara cuando acudió a un acto de rechazo a la sentencia del 'procés' en la capital catalana. Le insultaron y tuvo que irse. Fue en octubre de 2019.

Un futuro legislativo compartido

Tras el acuerdo que Sánchez e Iglesias firmaron el 12 de noviembre de 2019 para formar un Gobierno de coalición, apenas dos días después de la repetición electoral, Lastra pilotó una serie de negociaciones a varias bandas. Ayudada por Rafael Simancas, comenzaron a hablar con el bloque de izquierdas que las urnas propiciaron. Al mismo tiempo que Moncloa se ganaba la complicidad del PNV, el grupo parlamentario se trabajó la de los demás. Con ERC tuvieron que redoblar los esfuerzos.

Moncloa y PSOE formaron una mesa de negociación en la que estuvieron José Luis Ábalos y la propia Lastra. Con un pie en Madrid y otro en Barcelona, y con un papel muy diluido del PSC, que con Esquerra lleva años sin establecer una relación fructífera, tramaron un pacto para la investidura muy complejo, pues, antes de concretar los términos políticos, tuvieron que pulir la semántica. El PSOE aceptó la referencia a la situación de Cataluña con la palabra 'conflicto'. También tuvo que evitar las alusiones al Estatut y a la Constitución, y así, tanto Sánchez como otros dirigentes, comenzaron a hablar del respeto al ordenamiento legislativo y jurídico. Esquerra necesitaba tener calmadas a sus bases, pues se había embarcado en una operación de alto voltaje.

Foto: El secretario de Organización del PSOE y ministro de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos. (EFE)

Pero, a cambio, el PSOE logró un compromiso no menor: que Esquerra fuera pragmática en el Congreso y que sus 13 diputados ayudaran a impulsar el programa electoral socialista. Lo que Rufián comunicó a Lastra en el verano del 19. Lo que Lastra pidió a Rufián en enero de 2020. También desde entonces ha habido momentos más difíciles. La relación se interrumpió, de hecho, con motivo de las elecciones catalanas del 14 de febrero. Una vez resuelta la gobernabilidad, con Aragonès al frente de la Generalitat, la interlocución entre los grupos parlamentarios ha vuelto a ser diaria.

En unos días llegará un proceso decisivo para ambos. Puede que el vínculo PSOE-ERC en el Congreso salte por los aires. O puede que no. Pudo haber sucedido antes, varias veces, pero precisamente el entendimiento entre Lastra y Rufián lo evitó siempre.

Fue en el verano de 2019 cuando Adriana Lastra, portavoz del PSOE en el Congreso, comprobó que ERC había cambiado. Gabriel Rufián acudió a su despacho para comunicarle que quería apoyar un programa de reformas progresistas en todo el país.

Generalitat de Cataluña Moncloa Adriana Lastra Gabriel Rufián Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)
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