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Una testigo sitúa a las desaparecidas Anna y Olivia en Cádiz junto a su padre
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Una testigo sitúa a las desaparecidas Anna y Olivia en Cádiz junto a su padre

Ocurrió el pasado martes 4 de mayo. Una persona llamó para denunciar que había visto a las menores, acompañadas de su padre en la Playa de Roche

Foto: La Guardia Civil registra la casa del padre desaparecido en Tenerife. (EFE)
La Guardia Civil registra la casa del padre desaparecido en Tenerife. (EFE)

Sobre las once de la mañana del pasado martes 4 de mayo, una mujer, acompañada de una amiga, bajó a dar un paseo por la playa, concretamente en la Playa de Roche, entre las localidades gaditanas de Chiclana y Conil. En aquella zona las playas son muy anchas y en estos meses, debido a la pandemia, hay muy poca gente, están casi desiertas. Cuando caminaba distraída, charlando con su amiga, a la altura de Torre del Puerco se fijó en los únicos seres humanos que había a su alrededor en ese momento: un hombre y dos niñas, una muy pequeña, que estaban cerca del mar. Ambas se pararon y les observaron un rato, a ellos y al mar. Luego siguieron caminando sin reparar en nada.

Aproximadamente, a la misma hora, Joaquín Amills, presidente de SOS Desaparecidos, comenzaba a distribuir entre los periodistas un vídeo de Anna y Olivia. Se trata de una secuencia de extraordinaria ternura en la que la mayor juega con su hermana a darse besos. Las imágenes se reprodujeron primero en los medios de comunicación y luego inundaron la red. El propósito no era otro que dotar de vida a las desaparecidas, que no solo fuesen un nombre más, y además permitir a la opinión pública conocerlas en movimiento, fijarse en los detalles de su cara por si alguien pudiese aportar alguna pista que ayudase a la Guardia Civil a determinar su localización actual.

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Muchos famosos compartieron el vídeo en sus redes sociales: Georgina Rodríguez, pareja de Cristiano Ronaldo; la actriz Paula Echevarría, la modelo Ariadne Artiles y un largo etcétera. Artiles, nacida en Las Palmas de Gran Canaria y con más de 530.000 seguidores colgó el vídeo en su cuenta de Instagram con el siguiente mensaje: “Cómo es posible que se siga haciendo daño a una madre a costa de la vida de unas niñas. ¡No hay derecho! @bringbackhomeannaandolivia Por favor, difundid este vídeo todo lo que podáis, en todos los canales posibles. Su madre y familia nos ha enviado este vídeo pidiendo auxilio para sus hijas y el único deseo de su familia es que esto se difunda en el mundo entero, son dos niñas de 1 y 6 años que su padre se ha llevado de Tenerife no sabemos a dónde. El dolor mata, por favor si alguien las ve que hable con la Policía”.

Y eso precisamente es lo que hizo la testigo. Cuando llegó a su casa, puso la televisión y, al ver el vídeo, dio un respingo. Las de la pantalla eran las niñas que había visto hacía un rato en la playa. Antes de hacer nada, repasó las imágenes de las pequeñas que tenía en la cabeza y cuando se convenció de que podían ser ellas decidió hacer algo. Llamó a la Fundación ANAR, una organización sin ánimo de lucro que ayuda a niños y adolescentes en situación de riesgo o desamparo, que tiene una línea de teléfono gratuita de ayuda 24 horas al día durante todo el año. Les contó lo sucedido y ellos le hicieron la siguiente recomendación: “Debes llamar inmediatamente a la Policía”.

La testigo hizo caso al consejo y llamó a la Policía Nacional de Cádiz, quienes, ante la gravedad del caso, derivaron inmediatamente la llamada y la información a la Guardia Civil, que son los responsables de las pesquisas y quiénes acumulan todos los datos de la investigación. Su testimonio habla de dos niñas, de uno y seis años, en su opinión, acompañadas de un hombre de unos 40 años, con barba de pocos días (Tomás Antonio tiene 37). Esta persona insiste en que los pudo ver durante un buen rato y que, a sus ojos, eran las menores desaparecidas de Tenerife.

Foto: La Policía Científica analiza el barco propiedad del padre de las menores. (EFE)

Siempre que se producen desapariciones inquietantes con enorme difusión, ya sea a través de los medios o de las redes sociales, se producen numerosos avistamientos. Ocurrió con Madeleine McCann, Marta del Castillo, Yéremi Vargas y otros muchos casos. Ahora habrá que esperar a los resultados de las pesquisas para saber si el avistamiento coge cuerpo o se trata de un error de identificación.

Sobre las once de la mañana del pasado martes 4 de mayo, una mujer, acompañada de una amiga, bajó a dar un paseo por la playa, concretamente en la Playa de Roche, entre las localidades gaditanas de Chiclana y Conil. En aquella zona las playas son muy anchas y en estos meses, debido a la pandemia, hay muy poca gente, están casi desiertas. Cuando caminaba distraída, charlando con su amiga, a la altura de Torre del Puerco se fijó en los únicos seres humanos que había a su alrededor en ese momento: un hombre y dos niñas, una muy pequeña, que estaban cerca del mar. Ambas se pararon y les observaron un rato, a ellos y al mar. Luego siguieron caminando sin reparar en nada.

Aproximadamente, a la misma hora, Joaquín Amills, presidente de SOS Desaparecidos, comenzaba a distribuir entre los periodistas un vídeo de Anna y Olivia. Se trata de una secuencia de extraordinaria ternura en la que la mayor juega con su hermana a darse besos. Las imágenes se reprodujeron primero en los medios de comunicación y luego inundaron la red. El propósito no era otro que dotar de vida a las desaparecidas, que no solo fuesen un nombre más, y además permitir a la opinión pública conocerlas en movimiento, fijarse en los detalles de su cara por si alguien pudiese aportar alguna pista que ayudase a la Guardia Civil a determinar su localización actual.

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