El PSOE cree que el 4-M puede abrir la puerta a elecciones andaluzas en otoño
Los socialistas temen que Moreno busque sorprenderles sin haber resuelto el conflicto entre Susana Díaz y Juan Espadas por el liderazgo del partido en Andalucía
Hubo un tiempo, no hace muchos años, en que la estabilidad era un valor político. Por ejemplo, a los gobiernos les venía bien que hubiera periodos sin elecciones para poder aplicar sus programas, asentar sus posiciones y evitar los riesgos de las convocatorias anticipadas. Además, las elecciones autonómicas estaban agrupadas en fechas tasadas y solo podían adelantar los comicios las llamadas comunidades históricas, es decir, Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucía. Incluso había cierta costumbre de celebrar las elecciones en alguna de esas comunidades coincidiendo con las generales, lo que despejaba ligeramente el calendario electoral, ya bastante cargado.
Luego se cambiaron los estatutos de autonomía para poder anticipar elecciones en todas las comunidades y, a su vez, la política española comenzó a encadenar elecciones generales. Desde 2015, se han repetido en dos ocasiones por imposibilidad de cerrar acuerdos de investidura. Una vez quitado el precinto a esa opción de repetición electoral, se baraja ahora con naturalidad para Cataluña, pues lleva camino de estar tres meses sin que haya investidura tras los comicios del 14 de febrero. Ni negociaciones visibles hay siquiera.
Por si fuera poco, los expertos en campañas electorales llevan ahora el timón de gobiernos y partidos, cuando antes su función era asesorar a los que dirigían el rumbo. Se ha caído en una especie de ludopatía electoral que convierte la política en lo que ocurre entre elección y elección. El efecto obvio es que partidos y gobiernos no miran tanto el día a día como al siguiente proceso electoral.
Al comenzar 2021, se previeron casi dos años de paz electoral, pero tras las elecciones catalanas llegaron las de la Comunidad de Madrid, y ya se especula con la opción de comicios en Andalucía en otoño, además de la citada posibilidad de repetición en Cataluña en julio si no hay antes un acuerdo de investidura. Esta última opción tiene que ver con el interés de Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat, de mantener la tensión obstaculizando la formación de Govern, según temen los dirigentes de ERC.
Música andaluza de adelanto electoral
Si efectivamente Cataluña vuelve a las urnas este verano, el siguiente paso será Andalucía. Teóricamente, no debe celebrar elecciones autonómicas hasta finales de 2022 y el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, no admite nunca en público esta opción, como es preceptivo políticamente, incluso aunque se tenga decidido hacerlo.
El PSOE y el Gobierno consideran muy probable que Moreno quiera adelantar las elecciones autonómicas a este otoño, y la dirección nacional del PP lo admite como posibilidad. Dependerá, en todo caso, de lo que ocurra en las elecciones autonómicas de Madrid del 4 de mayo. Una victoria del bloque de la izquierda en Madrid alejaría esta opción, dejaría tocado al PP y, además, se comprobaría el enorme riesgo que tiene convocar elecciones anticipadas incluso aunque las encuestas previas den un favorito claro. La fragmentación y la polarización hacen difícil el cálculo.
Si ganara la derecha y pudiera gobernar en Madrid, el PP saldría reforzado, con la tentación de seguir adelante con la operación para acabar con Ciudadanos y frenar a Vox, incluso aunque Isabel Díaz Ayuso tenga que pactar con el partido de Santiago Abascal.
Este es el análisis de los socialistas, al que habría que sumar el cálculo que hacen sobre los tiempos políticos de designación de candidatos. Es decir, el PSOE de Andalucía está en pleno proceso de lucha interna por el liderazgo del partido. La dirección federal quiere que el candidato a la presidencia de la Junta sea el actual alcalde de Sevilla, Juan Espadas, pero la expresidenta Susana Díaz se resiste a renunciar y da la impresión de querer ir a la batalla interna.
Todo depende de Juanma Moreno
El temor de los socialistas es que Moreno haga el movimiento de la convocatoria para coger al PSOE sin candidato o en proceso de transición. Por eso, está por decidir si el proceso se produce antes o después del congreso federal del 17 de octubre. Por el momento, trabajan con la hipótesis del adelanto electoral. La decisión de Moreno se conocería en otoño, cuando deba presentar los Presupuestos para 2022, para los que depende de Vox.
Tampoco Unidas Podemos tiene candidato, aunque fuentes de este partido barajan la opción del ministro de Consumo, Alberto Garzón. El líder de Izquierda Unida ya rechazó encabezar la lista de Madrid y parece claro que no podrá evitar hacerlo en Andalucía. Obviamente, supondría un nuevo ajuste en el Gobierno como consecuencia de unas elecciones autonómicas, como ocurrió con Salvador Illa en Cataluña, Pablo Iglesias en Madrid y quizá Reyes Maroto para el Gobierno de la Comunidad de Madrid.
Hubo un tiempo, no hace muchos años, en que la estabilidad era un valor político. Por ejemplo, a los gobiernos les venía bien que hubiera periodos sin elecciones para poder aplicar sus programas, asentar sus posiciones y evitar los riesgos de las convocatorias anticipadas. Además, las elecciones autonómicas estaban agrupadas en fechas tasadas y solo podían adelantar los comicios las llamadas comunidades históricas, es decir, Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucía. Incluso había cierta costumbre de celebrar las elecciones en alguna de esas comunidades coincidiendo con las generales, lo que despejaba ligeramente el calendario electoral, ya bastante cargado.