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La dualidad del lobo en Castilla y León: al sur del Duero se concentran el 85% de los ataques
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Prohibición desigual de la caza

La dualidad del lobo en Castilla y León: al sur del Duero se concentran el 85% de los ataques

Al sur del río que divide la comunidad vive el 15% de las manadas pero la prohibición de caza dispara sus ataques: 3.685 cabezas de ganado muertas el año pasado en la región

Foto: En total hay 179 manadas censadas en toda la región. (EFE)
En total hay 179 manadas censadas en toda la región. (EFE)

"Vas por la mañana con miedo y cuando ves volar a los carroñeros ya sabes que te han matado alguno". Es la realidad de la ganadera zamorana Dolores Martín y la de tantos compañeros de profesión que sufren los ataques del lobo en Castilla y León, una región donde este animal produce hasta siete altercados al día y trae de cabeza a todas las explotaciones rurales. Fueron 2.578 los ataques que provocaron la muerte a 3.685 cabezas de ganado a lo largo de 2020 según datos facilitados por la Junta de Castilla y León, una cifra que se incrementa cada año y que curiosamente tiene mayor presencia al sur del río Duero, donde hay menos lobos y su caza lleva décadas prohibida.

Actualmente son 27 las manadas censadas al sur del río que parte en dos la comunidad, el 15,1 por ciento del total (179 manadas en toda CyL)

Actualmente son 27 las manadas censadas al sur del río que parte en dos la comunidad, el 15,1 por ciento del total (179 manadas en toda Castilla y León según el último censo, realizado en 2012 y 2013). A pesar de suponer una presencia prácticamente testimonial respecto a las 152 manadas reconocidas al norte del río, las que se encuentran al sur provocaron el año pasado el 85,3 por ciento de todos los ataques reconocidos por la Administración autonómica. La problemática en esta zona va unida al asentamiento de la especie que lleva años colonizando; prueba de ello es que en tan solo un lustro los ataques al ganado se han duplicado, pues fueron 930 en 2015.

Dolores Martín relata a El Confidencial cómo en apenas siete días al comienzo del mes de marzo le mataron un ternero recién nacido, otro de tres meses y le desapareció un tercero sin dejar rastro, en una explotación en la que cuenta con unos 180 animales. Se encuentra en Cabañas de Sayago (Zamora), un pueblo de 160 habitantes que está al sur del Duero y donde siempre han estado habituados a los ataques del cánido, aunque desde hace dos años se ha convertido en “una salvajada”. Denuncia que en la explotación sufren entre 12 y 15 ataques al año, y otras tantas desapariciones cuando saben que ha nacido un ternero y al día siguiente ya no lo encuentran.

placeholder Un ternero devorado por el lobo en una ganadería familiar de Zamora
Un ternero devorado por el lobo en una ganadería familiar de Zamora

“Te da rabia y muchas veces acabas hasta las narices. Sabes perfectamente que tienes que seguir porque es tu medio de vida y ya tenemos una edad y no sabemos hacer otra cosa. Al final te ves yendo al día siguiente con la misma pregunta en la cabeza, ¿habrá desaparecido alguno más?”, confiesa Dolores. Lleva casi tres décadas dedicada a la ganadería extensiva y asume que ha acabado acostumbrándose a convivir con los ataques al ganado, e incluso en varias ocasiones los ha presenciado.

Tras incluir al lobo en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial (LESPRE) con el voto a favor del Ministerio de Transición Ecológica y de comunidades autónomas donde no hay presencia del animal, las organizaciones profesionales agrarias (OPAS) de Castilla y León han sacado los tractores a las calles para exigir a las administraciones que den marcha atrás, puesto que esta decisión prohibirá su caza en toda España. “Si no se hace control poblacional se va a expandir la especie. Lo estamos viendo los últimos 30 años en Castilla y León, hemos pasado de tener el lobo solo en la sierra de la Culebra (Zamora), con cientos de ejemplares, a tener ahora miles”, argumenta el responsable autonómico de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Aurelio González.

El líder autonómico de UPA avisa que, aunque los datos de la Junta ofrecen una imagen certera del sufrimiento de los ganaderos, especialmente al sur del Duero, no son del todo ciertos. Entre las razones por las que hay registrados más ataques al sur cuando cuentan con el 15 por ciento de los ejemplares de lobo, González explica que al norte ha disminuido mucho el número de explotaciones ganaderas, y en algunas zonas la ratio llega a ser de un ganadero por cada tres pueblos. Además la tradicional presencia del lobo hace que los profesionales estén más acostumbrados y el manejo sea distinto, con más perros mastines y diferentes horarios. “También está el ganadero de continuo como lo estaba antaño, sin tener vida social, solamente cuidando del ganado”, ejemplifica.

Las organizaciones agrarias y ganaderas luchan para que se pueda controlar la población del lobo mediante la actividad cinegética

Por encima de estas razones, alude a que en el norte del Duero, al estar hasta ahora permitida la caza, si un lobo ataca al ganado fuera de una reserva natural el responsable es el coto de caza y por tanto la Junta no lo indemniza, como sí ocurre al sur del Duero. “Un ganadero que vive en un pueblo no quiere enfrentarse a los cazadores, son sus vecinos”, aclara el secretario autonómico de UPA. Además, en muchas ocasiones no es posible discernir si el animal muerto ha sido por ataque de un lobo o de otra especie, por lo que finalmente no entran en la estadística de la Junta.

Foto: El ministro de Agricultura, Luis Planas (i), y la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera (d), en una rueda de prensa del Consejo de Ministros. (EFE)

“He visto a ganaderos y ganaderas llorando. En Castilla y León hay siete ganaderos diarios que sufren ataques y que se plantean si merece la pena seguir con las explotaciones”, lamenta González, quien no entiende que en Francia se establezca el control de la especie a partir de 400 ejemplares, y solo en la provincia de Zamora ya se supere esa cifra. Sobre las pretensiones del Ministerio de Transición Ecológica y las organizaciones animalistas, en las OPAS piensan que “quieren que haya lobos en Andalucía”, y que para ello irremediablemente debería haber sobrepoblación en Castilla y León y presencia en zonas intermedias como Madrid, Extremadura o Castilla-La Mancha. Ante este posible objetivo, sería complicada la conciliación entre el lobo y la presencia de ganadería extensiva, por lo que desde las organizaciones agrarias y ganaderas aseguran que lucharán para que se pueda controlar la población del lobo mediante la actividad cinegética.

placeholder Fotografía facilitada por la Junta de Castilla y León de la loba 'Dakota'. (EFE)
Fotografía facilitada por la Junta de Castilla y León de la loba 'Dakota'. (EFE)

Organizaciones como Ecologistas en Acción, a favor de la prohibición de la caza del lobo, han propuesto medidas para trabajar en la coexistencia de la especie y la actividad ganadera. En concreto, recogen en su web acciones como implementar ayudas a los costes derivados del manejo adaptado a la presencia de lobos, reconocer a los mastines como animales de trabajo, pagar indemnizaciones “justas en tiempo y forma”, promover la prevención de daños, fomentar el uso de canales cortos de comercialización a la ganadería extensiva, desarrollar una ley adaptada a las pequeñas explotaciones y a un manejo sostenible, y fomentar en la sociedad el conocimiento y la empatía con la ganadería extensiva y el papel de los ganaderos para la coexistencia con grandes carnívoros.

"Vas por la mañana con miedo y cuando ves volar a los carroñeros ya sabes que te han matado alguno". Es la realidad de la ganadera zamorana Dolores Martín y la de tantos compañeros de profesión que sufren los ataques del lobo en Castilla y León, una región donde este animal produce hasta siete altercados al día y trae de cabeza a todas las explotaciones rurales. Fueron 2.578 los ataques que provocaron la muerte a 3.685 cabezas de ganado a lo largo de 2020 según datos facilitados por la Junta de Castilla y León, una cifra que se incrementa cada año y que curiosamente tiene mayor presencia al sur del río Duero, donde hay menos lobos y su caza lleva décadas prohibida.

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