Agricultores de 80 años y abuso laboral: la pandemia dispara las muertes en el campo

Un hombre de 69 años falleció este jueves en Marchana, pedanía de Yeste (Albacete), tras volcar con su tractor y quedar atrapado bajo el vehículo. Al lugar acudieron efectivos de la Guardia Civil y bomberos, así como un médico de Urgencias, un helicóptero sanitario y una ambulancia de soporte vital básico. No pudieron hacer nada por el hombre y su muerte engrosa un fenómeno que comienza a ser preocupante: el incremento de la mortalidad laboral en el sector agrario. En 2020, murieron 108 personas según cifras del Ministerio de Trabajo. Eso es un 83% más que el año anterior. ¿Qué está pasando?

La realidad es que el número global de defunciones en el trabajo ha aumentado en el último año, pasando de 561 fallecidos en 2019 a 595, de los cuales 21 se atribuyen al coronavirus. Que esto ocurra en un año laboral marcado por un confinamiento estricto que obligó a todos los trabajadores no esenciales a quedarse en casa, debería encender algunas alarmas. Sin embargo, ningún sector ha disparado su mortalidad como el agrario. El sector industrial, que también funcionó durante gran parte del año, incrementó su mortalidad un 8,8%.

Patronal y sindicatos no saben encontrar una explicación exacta, aunque se intuyen como mar de fondo las dos grandes plagas que asolan el campo desde hace tiempo: el envejecimiento de los agricultores y los muy dudosos estándares de protección de riesgos laborales que sufren los jornaleros, que las restricciones de la pandemia pueden haber agravado.

"Cuando uno habla de accidentes mortales en el campo, no debe pensar en la estructura social clásica de los agricultores, ahora el mayor porcentaje se produce en trabajadores por cuenta ajena con unas condiciones de trabajo muy precarias", afirma Ángel Muñoa, responsable de Salud Laboral de CCOO. "No hay más que ver el campo de Murcia o Almería. Son estos jornaleros contratados por las empresas quienes sufren los accidentes, ya que no se cumple en absoluto la ley de prevención de riesgos laborales y apenas hay visitas de la Inspección de Trabajo ni sanciones".

Las cifras presentadas por el Ministerio de Trabajo a finales de diciembre son alarmantes. De las 1.647 visitas a los centros de trabajo desde mayo, una vez levantado el confinamiento hasta final de año, se produjeron 1.178 infracciones por "economía irregular". Eso es el 71,5% de las inspecciones realizadas. Esta misma semana, la Guardia Civil ha imputado a diez personas en Murcia que conseguían trabajo a extranjeros indocumentados de forma fraudulenta. Los inmigrantes eran empleados en una finca de Puerto Lumbreras para realizar tareas agrícolas. El pasado agosto, también en Murcia, la muerte por golpe de calor de un temporero nicaragüense que había estado descargando un camión de sandías a más de 40 grados puso el foco en el descontrol laboral en el campo.

El doble de mortalidad

La tasa de mortalidad en el sector agrícola este año ha sido casi el doble que la del resto de sectores. Son 12,55 por cada 100.000 trabajadores por los 8,34 en construcción, 6,15 en industria o 1,9 en servicios. Salvo en 2019, cuando esta tasa fue de 7,78 para la agricultura, desde 2014 se observan cifras por encima de 10 fallecidos por cada 100.000 afiliados. Y, como apunta el responsable de CCOO, los peor parados son los jornaleros: un 83% de los fallecidos son trabajadores por cuenta ajena. El otro 17% son casi todo agricultores que sufren un accidente con el tractor o manejando maquinaria pesada.

"Es un trabajo muy expuesto a los golpes y a las tomas de fuerza. Además, las condiciones de frío y calor suelen ser extremas y se maneja mucho peso. La maquinaria pesada, aunque no estés subido a ella, tiene mucha peligrosidad; antes se hacían muchas más cosas a mano, pero ahora hay que estar pendiente de no dañarte con la máquina o de que no te atropellen o te den un golpe con la pala. También es cierto que la gente hoy está más preparada", explica Ignacio Arias, presidente de la Unión de Campesinos en Valladolid.

El 83% de fallecidos son asalariados, casi todos jornaleros, y el 17% restante son agricultores que padecen accidentes con maquinaria

Según la Encuesta de Población Activa (EPA) casi uno de cada cuatro trabajadores del sector agrario tiene más de 55 años. Es la tasa más elevada entre los sectores de actividad, y eso que incluye a todo el sector primario, entre ellos miles de temporeros y operarios de campaña de edades muy jóvenes. Si nos centramos en la edad media de los empresarios, es decir agricultores y ganaderos, es cuando las alarmas se disparan.

El envejecimiento de los agricultores es, de hecho, la otra gran causa de muertes laborales junto a la precariedad de los temporeros. En las estadísticas no computan los agricultores jubilados que siguen faenando y que fallecen en un vuelco con sus tractores. El último fallecido en Albacete tenía 69 años, pero el goteo de hombres de 75 u 80 años que fallecen en accidentes es incesante. "Se sale mucho más a la carretera que antes", prosigue Arias. "Algunos siguen siendo propietarios de la explotación y mueven remolques o tratan de ayudar al hijo o al sobrino que gestiona ahora el negocio. Muchos accidentes son por tonterías: cambiar un remolque, darle a una palanca hacia adelante en vez de hacia atrás…".

"Es un sector envejecido y el relevo generacional está costando que llegue. El alto porcentaje de agricultores con más de 65 años es muy preocupante. Estamos viendo cómo solucionamos este tema, pero las líneas de ayuda necesitan ser más atractivas", indican desde Asaja en Castilla-La Mancha. La antigüedad del parque de tractores juega un papel importante en la mortalidad de los agricultores también. Muchos aparatos hace años que llegaron al final de su vida útil y en cualquier momento pueden generar una desgracia.

"El 65% de los agricultores son personas en edad laboral y el 35% son pensionistas"

"Ahora ves a los quads que van como locos y no están preparados para este trabajo, eso pasa mucho en el olivar. Hoy, el 65% de los agricultores son personas en edad laboral y el 35% son pensionistas", indica Muñoa, de CCOO. "Los picos de muertes son oscilatorios, pero con la pandemia todo se multiplica por dos. El campo padece un problema de precios y un problema de mano de obra. Si tú cada vez tienes menos ingresos lo primero que haces es reducir costes, y ahí lo primero que cae es la salud laboral".

Desde el año 2000 el número de accidentes mortales en el sector ha mostrado una tendencia a la baja, con incrementos en la mortalidad en ciertos años. Sin embargo, esta variación del 83% es la cifra más alta de los últimos 20 años y viene a redundar en el patrón de crisis económica y precariedad que vive nuestro sector primario.