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"Yo no hablo con una ministra comunista, hablo con una ministra del Gobierno de España"
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Antonio Garamendi, presidente de CEOE

"Yo no hablo con una ministra comunista, hablo con una ministra del Gobierno de España"

Desayuna Coca Cola, presume de buena mano en la cocina y toca el piano. "También he hecho cine. ¡Joder, es que he hecho de todo!", bromea durante las fotos el empresario

Foto: Foto: A. Martínez Vélez
Foto: A. Martínez Vélez

Antonio Garamendi (Getxo, 1958) preside CEOE y parece un tipo cercano. "La cara afable de los empresarios", tituló un medio cuando le nombraron al frente de la patronal. Mantiene la distancia durante la charla, la de seguridad y también un poco la otra. Contesta y mira de reojo constantemente a su directora de comunicación. Amable, educado y bromista pero contenido, se relaja cuando hablamos de música y de hijos.

Desayuna Coca Cola, presume de buena mano en la cocina y toca el piano. "También he hecho cine. ¡Joder, es que he hecho de todo!", bromea durante las fotos. Entre su sofá y el de la que escribe, una mesa baja presidida por un marco de plata con una foto en la que aparece con Felipe VI. Las estanterías de su despacho, repletas de libros, están llenas de fotos con políticos.

PREGUNTA. Tengo la sensación de que vivimos pegados a una especie de amortiguador, que son los ERTE. Pero ¿qué pasará a partir de junio?

RESPUESTA. Cuando empezó la pandemia, se paró el país porque había una crisis sanitaria, que no económica. Hubo que tomar medidas, ya sean ERTE o créditos ICO, porque las empresas tenían un problema de liquidez y se suponía que en breve se arreglaría. Pero a estas alturas, cuando ya llevamos varias prórrogas, no podemos hablar de un problema de liquidez, sino de solvencia. Las empresas ya no piden nada porque no lo pueden devolver, no facturan… Es cierto que es por culpa de una enfermedad, pero también de una serie de decisiones administrativas que te obligan a cerrar. Los ERTE son una protección para los trabajadores, pero también para que las empresas puedan volver a recuperarlos cuando esto acabe. El problema es saber cuándo, porque ya hay empresas que no aguantan más y tendrán que hacer ajustes. Lo digo desde la tristeza pero también desde la realidad. Yo no me presento a las elecciones, debo decir las cosas como son.

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Foto: A. Martínez Vélez.

P. ¿Cuánto pesa el tamaño de las empresas en España? La mayor parte son micropymes, con menos de diez empleados…

R. Efectivamente. El 95% de las empresas en España son pymes y de ellas el 90% tiene menos de diez empleados. Hay que hacer un esfuerzo entre todos para que crezcan. Y eso se consigue, entre otras cosas, con mucha menos regulación. Un problema que viene de antes de la pandemia.

P. En la negociación de los ERTES muchos han mencionado el buen entendimiento entre ustedes, los sindicatos y la ministra de Trabajo. Sin embargo, algunos les acusan de venderse al poder y traicionar al liberalismo e incluso al capitalismo en su conjunto. ¿Esto le quita el sueño o le hace gracia?

R. Mira, nosotros no estamos en política partidista y nos mueven tres principios: la independencia, el sentido de Estado y la lealtad institucional. Yo no hablo con una ministra comunista, hablo con la ministra de Empleo de España, y antes hablaba con la anterior. Yo no les pongo, tengo que tratar con quien nos toque. Nos pasa lo mismo con las comunidades autónomas y en los municipios. Tenemos 4.500 mesas de negociación abiertas con los sindicatos y eso demuestra que los empresarios sabemos hablar y llegar a acuerdos. Eso significa plantear tus ideas, oír las del de enfrente e intentar llegar a los mejores espacios. Y nos guste o no, hay un Gobierno que ha ganado las elecciones.

P. ¿Cuándo tendremos superada la imagen del empresario como el explotador que saliva al hacer despidos?

R. Los empresarios de hoy tienen poco que ver con esa imagen de señor con un puro, tirantes…

"En España todo el mundo dice que la empresa tiene que crecer, pero critica cuando lo hace. Ojalá tuviéramos el IBEX 800, en vez de 35"

P. No se olvide del Rolex…

R. Mira (enseña las muñecas), no llevo ni reloj, podrías prestarme el tuyo (sonríe). Los empresarios de este país son personas que levantan la persiana cada día, son familias, gente muy normal. Hay un tema que me parece profundamente injusto y peligrosísimo. En España todo el mundo dice que la empresa tiene que crecer, pero critica cuando lo hace. Debería importarnos que haya grandes empresas para que hagan tracción con las pequeñas. Ojalá tuviéramos el IBEX 800, en vez de 35.

P. ¿Esos estereotipos de dónde vienen?

R. Son cosas que no pasan en otros países, y vienen de una mezcla de demagogia y de envidia. Todo el mundo habla de cuando un empresario triunfa, ¿pero sabes cuántos están ahora en la calle? ¿Cuántos han perdido empleo y hasta la casa? Llevaría a los escépticos a que vean cómo viven muchos, como en 'El Cuento de Navidad'.

placeholder Foto: A. Martínez Vélez.
Foto: A. Martínez Vélez.

P. No me resisto a preguntarle por la figura del emprendedor, la versión aseada y 'cool' del señor del Rolex. Algunos de ellos incorporan un modelo laboral digamos que poco recomendable, con empleados desprotegidos y mal pagados. ¿Es ese tipo de empresas a las que hay que aspirar?

R. Yo siempre hablo de empresarios, porque es una palabra que va más allá, y emprendedor también es un señor que hace cosas dentro de una empresa. La política pervirtió y distorsionó el mensaje y no paraba de hablar de emprendedores, porque quedaba muy guay. Pero está demostrado que el efecto emprendedor puede ser serio o muy poco serio, o que puede rozar la ilegalidad del empresario que juega el partido con las reglas del juego habituales. Ahora mismo estamos viendo que se han ido de España unos cuantos señores que no son empresarios y parece que se lo perdonan. Si lo fueran, entonces sería una vergüenza.


P. El mensaje que llega a los jóvenes de los nuevos e ilustres vecinos de Andorra es algo preocupante, creo, porque hacer patria también es pagar impuestos. ¿Qué hacemos?

R. Soy patrono de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y me preocupa mucho la falta de espíritu crítico de los jóvenes, los mensajes que reciben de las noticias y de las redes sociales. Necesitamos que la sociedad se haga preguntas.

Foto: Vistas de Andorra. (Pixabay)

P. La reina Letizia hablaba en un vídeo de un concepto que no había escuchado nunca, la "obesidad digital".

R. Es un tema principal y tiene que ver con la educación. Hemos entrado en una dinámica de no saber discriminar las noticias, de manipulación de la verdad…

P. Igual que hay negacionistas del covid, los hay con la brecha salarial. Sáquenos de dudas, por favor.

R. Si te dijera que no hay, te estaría mintiendo. Pero también hay que fijarse a qué edades ocurre. Es más evidente en mujeres más mayores, porque afortunadamente en las de veintipico pasa casi al revés. Donde sí hay un problema es en la falta de vocaciones STEM (acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Y cuando las hay, prefieren Medicina a cualquier ingeniería. Son peleas que hay que ganar. También se dan brechas salariales por tipos de trabajo o por jornadas. Por ejemplo, en el sector de la limpieza, las mujeres limpian más en horizontal y los hombres en vertical. Ahí la diferencia salarial no tiene tanto que ver con el género como con la peligrosidad del trabajo que hacen.

P. Me cuentan que ejerce mucho del lugar en el que nació…

R. Puedes tutearme. En el País Vasco somos así (sonríe).

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Foto: A. Martínez Vélez.

P. Hace poco salió una encuesta que revelaba que muchos españoles desconocen quién fue Miguel Ángel Blanco y qué fue ETA. He empezado a ver 'Patria' con mi hija y le deja perpleja que sus padres hayamos vivido con los terroristas en activo. En esa historia la víctima es un empresario, como usted y buena parte de su familia. ¿Cómo vivió esos años?

R. Creo que la memoria es buena para que haya cosas que no se repitan. Cuando empiezas a vivir esto desde que tienes diez años hasta los cincuenta y tantos, acaba formando parte de ti. Por eso defiendo la libertad por encima de todo, porque en el País Vasco mucha gente que piensa diferente hizo frente al terrorismo para preservarla. He de confesar que ni he leído el libro ni he visto la serie, porque lo he vivido. Ha habido amigos a los que han secuestrado, padres de amigos a los que han matado, bombas cercanas... Es una maravilla que se haya acabado y muy importante mostrar un cariño permanente a las víctimas, porque hay gente que sigue sufriendo por aquello. Lo primero que hice al llegar a CEOE, en mi primera asamblea, fue darles reconocimiento. De las ochocientas y pico víctimas, 45 eran empresarios, hubo casi 50 secuestros y del orden de 10.000 extorsionados. Es importante que se sepa.

P. ¿Cómo se siente con Bildu en el Congreso?

R. Han estado siempre, aunque se llamaran de otra manera. Creo que tienen una asignatura pendiente, tan sencilla como rechazar y condenar la violencia que se ejerció. Es lo que todos estamos esperando que hagan.

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Foto: A. Martínez Vélez.

P. Cambiemos de tercio. Hablemos de su pasión por la música y del hijo que se llama igual que usted…

R. Yo toco el piano y en mi casa siempre nos ha gustado la música, pero mi hijo Antonio es un fenómeno. Tiene varios discos, es compositor y en estos momentos está haciendo música para informativos de la NBC; es el autor de la sintonía de 'La brújula', de Onda Cero... Hace su propia música y produce para terceros. Creo que, además de cultura, la música es empresa; por eso hemos montado una comisión de cultura en CEOE, porque no había. Una de las cosas más importantes y en la que hay mucho por hacer son los derechos de autor, porque sorprende que el talento de la gente se pisotee de esta manera. Afortunadamente a mi hijo le va fenomenal y también a su mujer, que es productora de cine. Ahora está con la película 'El comensal', de Ángeles González-Sinde.

P. Vaya, un hijo músico y una nuera cineasta, dos titiriteros. A alguno se le acaba de cortocircuitar el cerebro.

R. (Sonríe) Es que si te dice: "Mira, papá, a mí esto del Derecho ni fú ni fa", y con la música es brillante…

Antonio Garamendi (Getxo, 1958) preside CEOE y parece un tipo cercano. "La cara afable de los empresarios", tituló un medio cuando le nombraron al frente de la patronal. Mantiene la distancia durante la charla, la de seguridad y también un poco la otra. Contesta y mira de reojo constantemente a su directora de comunicación. Amable, educado y bromista pero contenido, se relaja cuando hablamos de música y de hijos.

Desayuna Coca Cola, presume de buena mano en la cocina y toca el piano. "También he hecho cine. ¡Joder, es que he hecho de todo!", bromea durante las fotos. Entre su sofá y el de la que escribe, una mesa baja presidida por un marco de plata con una foto en la que aparece con Felipe VI. Las estanterías de su despacho, repletas de libros, están llenas de fotos con políticos.

PREGUNTA. Tengo la sensación de que vivimos pegados a una especie de amortiguador, que son los ERTE. Pero ¿qué pasará a partir de junio?

RESPUESTA. Cuando empezó la pandemia, se paró el país porque había una crisis sanitaria, que no económica. Hubo que tomar medidas, ya sean ERTE o créditos ICO, porque las empresas tenían un problema de liquidez y se suponía que en breve se arreglaría. Pero a estas alturas, cuando ya llevamos varias prórrogas, no podemos hablar de un problema de liquidez, sino de solvencia. Las empresas ya no piden nada porque no lo pueden devolver, no facturan… Es cierto que es por culpa de una enfermedad, pero también de una serie de decisiones administrativas que te obligan a cerrar. Los ERTE son una protección para los trabajadores, pero también para que las empresas puedan volver a recuperarlos cuando esto acabe. El problema es saber cuándo, porque ya hay empresas que no aguantan más y tendrán que hacer ajustes. Lo digo desde la tristeza pero también desde la realidad. Yo no me presento a las elecciones, debo decir las cosas como son.

Antonio Garamendi CEOE