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Casado y los barones se vuelcan en Cataluña para cortar el temor de un mal resultado
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VOX AMENAZA CON EL SORPASO

Casado y los barones se vuelcan en Cataluña para cortar el temor de un mal resultado

Tras la visita de Ayuso y Almeida, dirigentes de primera línea se desplazarán a Cataluña. Casado decide volcarse y asumir en primera persona el riesgo de lo que pase el 14-F

Foto: Pablo Casado, junto a José Luis Martínez-Almeida y Alejandro Fernández. (EFE)
Pablo Casado, junto a José Luis Martínez-Almeida y Alejandro Fernández. (EFE)

Mientras la atención de las elecciones catalanas sigue centrada en el 'efecto Illa' y la disputa del independentismo, el espectro de la derecha se somete a un examen que podría tener muchas consecuencias. El PP, que pondrá a prueba por primera vez su estrategia de ruptura con Vox, centra todos sus esfuerzos en evitar un sorpaso que algunas encuestas (como el CIS de hace unos días) reflejan. Pablo Casado se ha volcado por completo en la cita electoral y estará en Cataluña hasta siete veces durante la campaña. Lleva 15 semanas seguidas visitando la comunidad autónoma, casi cuatro meses, convencido de que el PP necesita reforzarse en esa comunidad si quiere mejorar sus perspectivas nacionales.

Isabel Díaz Ayuso, convertida en azote del Gobierno de Pedro Sánchez y en referencia para los hosteleros catalanes tras meses de cierres intermitentes, acompañó el sábado al candidato del PPC, Alejandro Fernández. El alcalde madrileño, José Luis Martínez-Almeida, lo hizo el domingo junto a Casado. Hoy es el turno de Alberto Núñez Feijóo y el resto de barones autonómicos harán lo mismo en estas dos semanas. La presencia de Cayetana Álvarez de Toledo, diputada por Barcelona a pesar de su destierro como portavoz parlamentaria, también está asegurada. Y en ella también residen muchas esperanzas de pararle los pies a Vox.

El candidato popular ha buscado un revulsivo en su candidatura, fichando a dirigentes de Ciudadanos (que hasta ahora atesoraba la candidatura del constitucionalismo en Cataluña, tras la victoria de Inés Arrimadas en 2017). La primera fue Lorena Roldán, portavoz de Ciudadanos en el Senado y del grupo naranja en el Parlament. Después, sumó a su lista a Eva Parera, número dos de Manuel Valls en las elecciones municipales, con el objetivo de trasladar la idea de que la candidatura transversal en el centro derecha era la del PP, mientras Ciudadanos se mantenía en caída libre.

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado. (EFE)

El partido naranja, sin embargo, se muestra convencido de que su batacazo no impedirá seguir aventajando a los populares con cierta amplitud. Y por la derecha, el peor de los temores, continúa asomando Vox. La actitud del partido de Santiago Abascal pasa por mantener perfil bajo y dar por hecha su irrupción en el Parlament. Pero poco más. Evitan a toda costa hablar de sorpaso al PP, aunque fuentes de la dirección reconocen en privado que esperan "un muy buen resultado" que podría "dar un susto" al partido de Casado. Santiago Abascal también ha estado este fin de semana en Tarragona y hoy sigue de campaña en Barcelona.

En Génova existe preocupación, de ahí que el líder del PP haya decidido también volcarse por completo en Cataluña y en su apoyo a Fernández, asumiendo también el coste en primera persona si finalmente hay un mal resultado. Los populares catalanes intentan no caer en el desánimo, confiados en que mejorarán sin mucha dificultad el resultado de 2017, cuando se quedaron en cuatro diputados. El objetivo está en doblar esa cifra y situarse en los ocho o nueve escaños, precisamente el vaticinio del CEO (el barómetro preelectoral hecho público este viernes). La misma encuesta sitúa a Vox entre los cinco y seis escaños, lo que supondría una irrupción potente de Abascal, pero daría cierto aire al PP.

placeholder Isabel Díaz Ayuso participa este sábado en un acto junto al candidato del PPC. (EFE)
Isabel Díaz Ayuso participa este sábado en un acto junto al candidato del PPC. (EFE)

Otras encuestas, como el CIS de hace días, sí auguraban que Vox podría superar al PP. Dirigentes populares reconocen que la tranquilidad solo llegará si hay una cierta distancia. Si evitan el sorpaso pero Vox les pisa los talones, no habrá mucho que celebrar. Y eso inquieta, especialmente teniendo en cuenta que se trata del primer examen en las urnas de la nueva hoja de ruta de Casado, tras romper con el partido a su derecha definitivamente. Cataluña es un territorio particular por muchos motivos. Pero el principal es que los votantes de PP y Vox comparten el sentimiento antiindependentista.

Ciudadanos también jugará esa baza, pero ya ha optado por otro camino desvelando que hará elegir al candidato del PSC, el exministro Illa, entre ellos y ERC si hay posibilidad numérica. Alejandro Fernández respondió a esa sugerencia afirmando que con sus votos Illa no será investido 'president', consciente de que se jugaba mucho con Vox.

El PP insistirá en las próximas dos semanas en sacar pecho por la gestión de sus gobiernos autonómicos. Casado mostraba el camino: "Cataluña lo que necesita es una buena gestión. Las mismas recetas que Madrid, Galicia, Andalucía, Castilla y León o Murcia. ¿Por qué Cataluña no puede tener algo similar?". El PP se reivindica como la única novedad posible tras años en bucle con gobiernos independentistas, la amenaza del 'tripartit' si el PSC puede gobernar con ERC y los comunes, y tras la inacción de Ciudadanos a pesar de haber ganado unas elecciones y ni siquiera haber peleado una investidura. La propia Ayuso hacía suyo ese argumento el sábado cuando hablaba de Alejandro Fernández como "la verdadera oportunidad" de que "algo nuevo" empiece en Cataluña.

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado. (EFE)

Pero la libertad educativa, la defensa del castellano en las aulas o la bajada de impuestos no solo van en el programa popular. Y eso en el partido de Casado lo saben. La gran diferencia con Vox, además de señalarlos como populismo "equivalente al de Podemos", está marcada en la gestión. Esa será la verdadera baza que exhiban los barones autonómicos junto a Alejandro Fernández en los próximos días, además de insistir en que si el PSC gana, gobernará con los independentistas aunque ahora lo niegue.

El giro de guion de Vox esta semana en el Congreso, absteniéndose en el decreto de los fondos europeos y evitándole al Gobierno una gran derrota parlamentaria, también ha sido un balón de oxígeno para el PP. No solo porque permite acusar a Vox de "entregar un cheque en blanco" a Sánchez para manejar el dinero de Europa (el decreto no permitía traer los fondos, puesto que ya están aprobados, sino que recogía cómo y quién los gestionará), sino que les permite sacudirse de encima los continuos reproches de la formación de Abascal sobre que el PP es una "derecha blanda" que sirve de muleta a Pedro Sánchez. Y ese es un mensaje muy valioso en el arranque de una campaña electoral.

Mientras la atención de las elecciones catalanas sigue centrada en el 'efecto Illa' y la disputa del independentismo, el espectro de la derecha se somete a un examen que podría tener muchas consecuencias. El PP, que pondrá a prueba por primera vez su estrategia de ruptura con Vox, centra todos sus esfuerzos en evitar un sorpaso que algunas encuestas (como el CIS de hace unos días) reflejan. Pablo Casado se ha volcado por completo en la cita electoral y estará en Cataluña hasta siete veces durante la campaña. Lleva 15 semanas seguidas visitando la comunidad autónoma, casi cuatro meses, convencido de que el PP necesita reforzarse en esa comunidad si quiere mejorar sus perspectivas nacionales.

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