El independentismo radical cambia de estrategia debido a la desmovilización
El cambio busca un revulsivo electoral y alcanzar a Esquerra Republicana, que parte como favorito dentro del independentismo en los comicios catalanes
El independentismo radical, del que se nutren las estrategias de Carles Puigdemont y sus acólitos, ha cambiado de estrategia. Los gurús ideológicos del 'expresident' elaboraron este otoño un contundente documento de autocrítica donde reconocen que "el movimiento independentista se encuentra, en cierta manera, desorientado con los últimos acontecimientos: la destitución de la máxima representación de la ciudadanía, que es el propio 'president' de la Generalitat". En esa desmovilización, aseguran, también tiene protagonismo la "pandemia global".
El documento, fechado el 16 de octubre pasado, fue realizado por el grupo Desobediencia Civil y apunta como el hecho más relevante del curso político que comenzó después del verano que la destitución de Quim Torra, "sorprendentemente, no comportó un alzamiento revolucionario de la sociedad, más allá de movilizaciones espontáneas en la plaza Sant Jaume y alguna acción un poco más contundente por el territorio".
Desobediencia Civil es el grupo que impulsó la estrategia, en junio pasado, de la "confrontación inteligente con el Estado". Días después de proponerla, el propio Carles Puigdemont y sus principales colaboradores comenzaron a lanzar mensajes en redes sociales, discursos y ruedas de prensa popularizando esa ‘confrontación inteligente’, que jamás llegaron a desarrollar completamente ni a explicar con detalle en qué consiste.
Ante la situación de desorientación del soberanismo, el grupo propuso este mes de octubre un cambio radical de las tácticas. "Se trata no solo de salir a protestar en respuesta o para defenderse, sino de recuperar la iniciativa y la proactividad para conquistar poder institucional, ciudadano y, en definitiva, recuperar el territorio. Y para ello, se ha de disponer de equipos de personas dispuestas a jugársela para ir poniendo contra las cuerdas a quien corresponda". De momento, según reconocen desde el propio grupo, solo hay un centenar de activistas que están trabajando en la estrategia de "realizar acciones proactivas y no tanto de respuesta a los ataques del Estado". En estos momentos, se encuentran en fase de coordinación para lograr el máximo efecto con sus iniciativas.
Apoyo a las tesis de JxCAT
Esta táctica permitiría conquistar dos objetivos fundamentales. "Por un lado, mostraremos a nuestro rival que hemos cambiado la estrategia y la táctica y que somos capaces de debilitarlo y realizar acciones de fuerza que no es capaz de contrarrestar". Por otro lado, el grupo espera, así, "empujar a los representantes de los partidos políticos a avanzar hacia la independencia con un claro apoyo a aquellos que no demoren la conquista del Estado independiente a años, sino lo más rápido posible".
Esta estrategia concuerda al milímetro tanto con los mensajes y postulados de Carles Puigdemont como con los del número tres de la lista de JxCAT, Joan Canadell, que desde hace una semana abrió el fuego contra ERC por su posicionamiento de pretender llegar a la república dentro de unos años. "Para mí, ser independentista quiere decir querer serlo mañana, no de aquí a 20 años", dijo también Canadell en el programa 'Café d’Idées', de TVE, poniendo en duda la voluntad soberanista de ERC. Las teorías de Desobediencia Civil, pues, refuerzan la campaña y la estrategia de JxCAT frente a sus rivales.
En otro documento fechado en el mes de septiembre, después de la Diada, el grupo alertaba de que "querer vivir en paz no quiere decir ser pacifista. Querer vivir en paz es no querer una guerra civil. Pero el pacifismo, si bien ha sido uno de los factores, que no el único, que han permitido aumentar el número de adeptos a la causa independentista, es a la vez uno de los techos de vidrio del independentismo para autodeterminarse del Estado autoritario español".
Realizar operaciones clandestinas
Aseguraba también que "nos hemos equivocado, como movimiento de liberación nacional, al creernos el discurso de que haciendo las cosas que gusten al máximo de gente, de golpe nos convertimos en un Estado independiente. Por un lado, con la falacia de que el Estado español aceptaría los resultados del referéndum de autodeterminación del 1 de octubre de 2017 o de cualquier referéndum que realicemos, y se decidirá a repartir los activos y pasivos del territorio catalán. Eso no ha pasado ni pasará hasta que efectuemos un golpe de fuerza sostenido que obligue a los poderes estatales e internacionales a reconocernos como Estado independiente".
El radicalizado grupo aboga también por realizar "operaciones de Estado no necesariamente a la vista del público" para alcanzar la independencia. Eso implicaría la utilización de la guerra sucia contra los intereses de España a partir de ahora. La estrategia, añade el texto, habría de copiar técnicas y tácticas tanto de los movimientos de independencia de la India como de Irlanda, y apunta a que es preciso apoderarse de los edificios de Fiscalía, TSJC, Hacienda, Seguridad Social, Renfe, Fronteras, aeropuertos y puertos. "Lo que es preciso es apoderarnos de estas infraestructuras o crear otras paralelas que nos permitan hacer el día a día de un Estado", remata el texto.
En definitiva, Desobediencia Civil (que ha comenzado a distribuir entre sus acólitos las guías de resistencia de Lituania frente a Rusia o un 'Manual de supervivencia' que distribuye Suecia a la ciudadanía, "por si llega una crisis o un conflicto") propugna la 'defensa civil catalana', que serviría tanto para "aumentar la resiliencia y la capacidad de resistencia de la sociedad" como para "incrementar drásticamente los costos de los atacantes al limitarnos las libertades, así como causarles problemas diplomáticos e internacionales".
El independentismo radical, del que se nutren las estrategias de Carles Puigdemont y sus acólitos, ha cambiado de estrategia. Los gurús ideológicos del 'expresident' elaboraron este otoño un contundente documento de autocrítica donde reconocen que "el movimiento independentista se encuentra, en cierta manera, desorientado con los últimos acontecimientos: la destitución de la máxima representación de la ciudadanía, que es el propio 'president' de la Generalitat". En esa desmovilización, aseguran, también tiene protagonismo la "pandemia global".
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