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Más de 200 ataques desde 2015: la gamberrada que atemoriza a los guagüeros de Las Palmas
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Una joven herida la semana pasada

Más de 200 ataques desde 2015: la gamberrada que atemoriza a los guagüeros de Las Palmas

Los conductores convocaron una huelga hace dos meses para alertar de la falta de seguridad. Lo que empezó como una moda se ha convertido en un problema

Foto: Una guagua tras recibir una pedrada. (Foto: Guaguas Municipales)
Una guagua tras recibir una pedrada. (Foto: Guaguas Municipales)

Imagine que coge el autobús para volver a casa tras un largo día de trabajo o tras quedar con unos amigos. Va escuchando música, mirando el móvil o leyendo. Y de repente una piedra impacta contra una de las lunas. Eso está lejos de ser lo normal en ninguna ciudad española, pero en Las Palmas de Gran Canaria hace unos años que sucede con demasiada frecuencia, hasta el punto de provocar una huelga de conductores hace un par de meses. El último incidente sucedió hace una semana y dejó un herido.

Un ataque a una de las guaguas de la línea 33 rompió un cristal y dañó a una joven de 19 años, que tuvo que ser trasladada al hospital, informó 'Canarias7'. Incidentes como ese no son un hecho aislado, aunque hasta ahora no había habido heridos. En los últimos cinco años se han producido más de 200 actos vandálicos contra vehículos de Guaguas Municipales, según los datos facilitados a El Confidencial por la empresa de transportes de la capital grancanaria tras una solicitud de información pública. Los sindicatos de conductores denuncian que casi nunca se coge a los responsables y que algunos compañeros ya tienen temor a pasar por la zona en la que suceden la mayor parte de los ataques y piden el traslado a otras líneas.

"Esto es como una moda", dice Rafael Marrero, guaguëro y miembro del comité de empresa por el Sindicato Unificado de Guaguas (SUG). "Se dedican a tirar piedras a las guaguas, a hacer la gracia". Ante la falta de seguridad y un repunte de los ataques tras el confinamiento, los sindicatos convocaron una huelga desde las 17:00 horas del 31 de octubre a las 09:00 del día siguiente. La elección tenía su motivo: esa noche es Halloween, uno de los días en los que más ataques se producen. "Esa noche se desmadra todo el mundo", señala Salvador Santana, miembro del comité de empresa por Comisiones Obreras.

Entre enero de 2015 y octubre de 2020 hubo 227 ataques, la mayoría entre las 18:00 y las 23:00 horas, con el viernes como el día más habitual. Las líneas más afectadas fueron la 12 y la 33, y la mayoría de los ataques se produjeron en la zona del Cono Sur, al sur de la ciudad. Hubo 154 ataques con piedras y 14 con huevos, y 117 provocaron daños en las lunas de los vehículos. El coste para la empresa ascendió a 112.445,77 euros.

"Estamos francamente preocupados, sobre todo a raíz del año 2019. Era un fenómeno que comenzó como una gamberrada de niños y ha ido poco a poco creciendo. Ha pasado de los huevos a las piedras, que es mucho más peligroso", explica el concejal de Movilidad de Las Palmas de Gran Canaria y presidente del consejo de administración de Guaguas Municipales, José Eduardo Ramírez. "(Otras ciudades) Han tenido algún episodio de vandalismo, pero no tan continuado como aquí".

placeholder Un vehículo de la línea 33 de Guaguas Municipales. (Foto: Antonio Villarreal)
Un vehículo de la línea 33 de Guaguas Municipales. (Foto: Antonio Villarreal)

"Este año ya teníamos previsto, alrededor de las fechas de Halloween, un dispositivo de seguridad. Funcionó, creemos, bastante bien. El año pasado, solo esa noche, tuvimos más de 100 incidencias, y este año solo tres. Y en dos se produjeron identificaciones y detenciones", señala Ramírez, que cree que lo que sucede "no es un tema exclusivamente policial". "También tiene que llevarnos a una reflexión social. Son mayoritariamente menores de edad. Son hijos de alguien, alumnos de alguien, vecinos de alguien... Tenemos que hacer algo por atajar este fenómeno".

Salvador Santana cree que la empresa está actuando bien, pero la Policía no. Pide más presencia policial en las zonas donde ha habido más ataques y un seguimiento "más rotundo y eficaz". "Se debe reclamar el dinero. Que la gente entienda que el daño causado a un servicio público no puede ser gratuito", dice. "Los conductores se sienten desprotegidos", dice Rafael Marrero. "Solicitan cambiar de línea. Si trabajan por esa zona, al menor incidente se van al médico. Hay mucho estrés". Las guaguas son los vehículos más atacados, pero este fenómeno también ha afectado a taxis y algún vehículo particular.

El ayuntamiento ha reforzado la seguridad y prevé conectar los vehículos con la Policía para acortar el tiempo de respuesta cuando haya algún incidente. "Pondremos todos los mecanismos que tengamos a nuestra disposición —dice Ramírez—, pero es imposible que tengamos un policía en cada vehículo". Mientras, los trabajadores de Guaguas Municipales esperan que se apague una moda que comenzó como una gamberrada y se ha convertido en un problema de seguridad ciudadana.

Imagine que coge el autobús para volver a casa tras un largo día de trabajo o tras quedar con unos amigos. Va escuchando música, mirando el móvil o leyendo. Y de repente una piedra impacta contra una de las lunas. Eso está lejos de ser lo normal en ninguna ciudad española, pero en Las Palmas de Gran Canaria hace unos años que sucede con demasiada frecuencia, hasta el punto de provocar una huelga de conductores hace un par de meses. El último incidente sucedió hace una semana y dejó un herido.

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