Colas eternas y sin distancia: temor a brotes en comisarías por el colapso en extranjería
Unas 2.000 personas se agolpan a diario, sin miedo al virus, para tramitar papeles de Extranjería en el centro de Aluche. CCOO ha presentado 38 denuncias por no cumplir las medidas
Nueve de la mañana de un martes de julio frente al CIE de Aluche, ahora vacío de internos por el covid. La antigua cárcel de Carabanchel, reconvertida y pintada de amarillo y azul eléctrico, no sirve únicamente de Centro de Internamiento para Extranjeros, sino que es uno de los principales puntos de la Policía Nacional para el papeleo relacionado con extranjería en Madrid. El imponente edificio no es pequeño -todo el complejo tiene alrededor de una hectárea de terreno-, pero la cola de personas que espera bajo el sol mañanero le da la vuelta. Y lleva así más de una semana. A diario, desde que se reabrieron los trámites presenciales para permisos de residencia y trabajo para extranjeros que se interrumpieron durante la pandemia, cientos de personas esperan a ser atendidos para que les renueven sus permisos de residencia o trabajo, registren sus huellas o, simplemente, recoger la tarjeta de residencia. Y aunque el sistema funciona con cita previa, cada mañana miles de personas se hacinan sin respetar las medidas de seguridad contra el covid y la escasez de funcionarios de Policía Nacional lo ralentiza todo.
Al colapso que ya había en extranjería en diciembre se ha sumado la pandemia y conseguir cita es -aún más que antes- una misión imposible. Los sindicatos policiales han presentado este martes 38 denuncias por incumplimiento de las medidas de seguridad anticovid en varios centros de la Policía Nacional y entre ellos está este centro de la Avenida de los Poblados, el más grande de todo el país para extranjería. "Es uno de los que tiene más papeletas para sufrir un brote que esperemos que no ocurra", dice Fernando García, secretario general de FSC-CCOO en el Ministerio del Interior.
El hacinamiento a las puertas es brutal desde hace días. "Cuando llegó el covid cancelaron todas las citas y no las aplazaron, simplemente se cancelaron", explica Ramón, que es dueño de una tienda de fotocopias justo en la estación de Renfe de Aluche y reparte publicidad de su negocio frente al edificio. Unos flyers con colores en los que se lee "fotocopias, tasas, citas previas... y trámites de extranjería". En apenas diez minutos entran a la tienda tres personas. Una de ellas, una mujer que apenas habla español, alcanza a decirle que necesita la tasa 790, una autorización de regreso. Es un trámite muy sencillo pero muchas personas no tienen ordenador, su conexión es lenta, la página se cuelga o no saben rellenar el documento. En dos minutos y con tres preguntas ya está hecho. "Esta gente ya tiene cita, pero necesitan el documento de la tasa. Cobramos un euro por rellenarlo con todos sus datos e imprimirla para que ellos solo tengan que firmar y entregarla", cuenta Ramón, que asegura que no ha querido meterse en el negocio paralelo de citas, aunque es muy lucrativo, simplemente porque es imposible conseguirlas y él "necesita dormir".
Y es que no hay citas. Puedes estar horas y horas refrescando la página de Extranjería sin conseguir nada. Cien, doscientas veces, y de repente a las dos de la mañana aparece una cita. "Todos los días me llegan mensajes ofreciéndome hasta doscientos euros por una, pero aquí no hacemos eso", asegura mientras me muestra un papel con las instrucciones de cómo pedirlas a través de la web. "Si vienen pidiendo que les consigamos una cita, les doy este papel y les explico cómo hacerlo". El colapso ha hecho que los precios de la reventa de citas vayan en aumento.
Olga es ucraniana, lleva 18 años en España y este miércoles tiene cita en Aluche para renovar sus huellas. Un proceso que tiene que hacer cada cinco años. Explica que ha pagado 30 euros por la hora y que tiene mucha suerte, porque una amiga, también procedente de Ucrania, ha tenido que pagar 250 euros. Ella lleva esperando su cita desde abril, cuando contactó por internet con "una chica que me lo ha conseguido", no sabe más de ella, solo tiene su número de teléfono. Para asegurarse escribió a cinco personas diferentes, con precios diferentes. Cuenta que otra amiga, por curiosidad, le preguntó un día a un policía que si la gente tenía cita, por qué se agolpaba en las puertas. "Las colas son por la mañana siempre pero es culpa de ellos", dice Olga, "porque cuando llegas te dicen que no importa a qué hora es tu cita, solo que la tengas, entonces la gente prefiere venir muy por la mañana, entrar primero y luego a lo mejor tiene que ir a trabajar, hay gente esperando desde las seis de la mañana".
"Tengo miedo, sí, pero ¿qué hago? Si vuelve el virus por lo menos ya tengo mis huellas hechas", dice una mujer ucraniana que ha pagado por conseguir cita
Denunciados por incumplir las medidas
El centro de Aluche es concretamente la Brigada Provincial de Extranjería de Madrid, es la más grande de toda España, la única para la zona centro de Madrid y una de las más colapsadas. La Policía Nacional asegura que no maneja cifras públicas sobre un aumento de volumen en las demandas de cita en extranjería y, en el momento de publicar este reportaje no hay respuesta a la petición de información sobre el tema por parte de este diario. Los sindicatos sí que manejan cifras. En concreto, explican desde CCOO, se calcula que, en un horario de 9 de la mañana a 7 de la tarde se están dando en el centro de Aluche más de 540 citas para la toma de huellas y 670 para la recojida de tarjetas, los trámites más comunes. Sin embargo, por la comisaría se calcula que pasan a diario más de 2.000 personas. "Está totalmente prohibido atender sin cita -por las medidas anticovid- pero se hace", dice Fernando García, "además ahí se tiene que ir a coger presencialmente la cita de asilo y aparte se está atendiendo a más gente, se están entregando muchas más tarjetas". Y es que hay un 'stock' de tarjetas de residencia ya emitidas que están sin recoger desde el inicio del estado de alarma y que habría que entregar... si fuese posible encontrar citas.
David Ripoll, delegado de prevencion de los servicios centrales de la Dirección General de la Policía, explica que el incumplimiento de las medidas de seguridad no es solo la falta de distancia de seguridad en las colas. "En el interior no hay señalizacion, tampoco caminos de entra y de salida y dentro del propio edificio la gente se agolpa", explica, "por alli pasan cerca de 2.000 personas diarias y.consideramos que es un potencial foco" si la situación no se revierte. "Responde a una falta total de personal", denuncian los sindicatos que calculan que en Madrid deberían abrirse al menos otros dos centros, con personal administrativo incluido, para este tipo de trámites.
"Pero en lugar de crear empleo público, lo que se hace es mover a los policías de la calle, aunque esto no es nuevo", dice Fernando García. "Hemos interpuesto 38 denuncias a la inspección de trabajo por los incumplimientos de las medidas de prevención frente a al covid-19 detectados en las unidades dependientes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid", dicen desde el sindicato. “Además de falta de mascarillas o hidrogeles, en la mayor parte de oficinas de expedición de DNI, pasaportes o NIE no se aplican las medidas recogidas en las Resoluciones de la Secretaría de Estado de Política Territorial y Función Pública para evitar la exposición al covid-19”, lamenta García. “Hemos pasado el estado de alarma y las fases de la transición comunicando y reiterado estas incidencias, y nos hemos visto obligados a denunciar estos hechos por la inacción de la Dirección General de la Policía para proteger la seguridad y la salud de las empleadas públicas, los empleados públicos y la ciudadanía que asiste a requerir la prestación de servicios públicos”.
La reventa de citas no es nueva pero el covid y la paralización por el estado de alarma han colapsado todo y han disparado los precios
Mientras, las 2.000 personas que acuden allí cada día no tienen más remedio que exponerse -y exponer- al virus. Olga lo tiene claro. "Tengo miedo, sí, pero ¿qué hago? Ahora dicen que hay muchos contagios. Yo no lo sé. Pero me alegro de conseguir esta cita, ahora si vuelve el virus por lo menos ya tengo mis huellas hechas". Eso sí, en agosto tendrá que volver a pagar por otra cita para poder recoger la tarjeta. Ya lo tiene ausmido.
Sin trabajar o sin cobrar el ERTE
Según avanza la mañana la cola ha ido disolviéndose desde que se han abierto las vallas y se ha trasladado al interior del complejo. En la puerta, un policía nacional explica a una intérprete a través del manos libres del móvil de un joven negro que claramente no habla español que debe coger una cita. "No sé si se la darán porque ya tiene abierta un proceso en otra comunidad", le dice. Mientras, en las pocas sombras que rodean el edificio amarillo se ve deambular a algunas personas que, según cuenta una persona que pide que no se publique su nombre, son los que venden las citas. También se pueden encontrar en locutorios o incluso en Wallapop o Mil Anuncios. El mercado negro de citas para realizar trámites de extranjería no es nuevo, pero el confinamiento y la paralización de la atención presencial lo han agravado. Ahora la situación ya es desesperante.
Lo cuenta Guillermo Morales, abogado de Legalteam, uno de los mayores despachos de España especializados en extranjería. "Tenemos cientos y cientos de expedientes solo pendientes de cita. Antes ya había problemas pero como ahora no lo había visto nunca", dice. A la espera de cita, estas personas que en muchos casos ya tienen una resolución favorable -es decir ya están residiendo legalmente en España- no pueden viajar, cobrar un ERTE, acceder a un trabajo o incluso tienen sus cuentas bancarias bloqueadas. La cita más recurrente y la que más difícil es conseguir es la del registro de huellas. Con la llegada del covid se han ampliado las medidas de seguridad y, además se ha incluido el recoger la tarjeta en uno de los trámites que también necesita cita y que antes no.
Los empleadores no quieren contratar si tienen la tarjeta caducada aunque legalmente sí puedan trabajar. Acaban pagando citas por desesperación
A los abogados no les cuadran los números de las horas que se supone que se dan al día. "Tenemos gente en el despacho haciendo turnos de madrugada y refrescando la página 24 horas y aún así apenas conseguimos una cita al día, a veces solo tres a la semana", dice Morales. ¿Cómo es posible si se dan más de 700 citas diarias solo en Aluche para hacer las huellas? Sospechan que hay sistemas informáticos que reservan las citas para después revenderlas e incluso aseguran que han dado parte a la Unidad de Delitos Informáticos de la Policía. "El sistema de citas de extranjería es una chapuza", coincide García desde CCOO, donde no se sorprenden de que se revendan citas de esa manera. "Llevamos ya dos años pidiendo que se implemente un sistema como el del DNI para gestionar las citas y evitar esto", dicen. "Los permisos de residencia caducados durante el estado de alarma se prorrogaron seis meses, pero sólo se dio bombo a lo del DNI y mucha gente no lo sabe, así que se aprovechan de ellos y les sacan el dinero", explica García que dice que aunque el de Aluche es el caso más sangrante es una situación "extensible a todo el país" y que se está viviendo también muy intensamente en Barcelona, la segunda comisaría que más trámites de este tipo gestiona.
La realidad es que muchos empleadores tampoco se han enterado y cuando un extranjero consigue, pese a la situación acutal del empleo, que le contraten el empresario recula al ver su tarjeta caducada. No se arriesgan por mucho que les expliquen que están prorrogadas y que no hay nada ilegal. Muchas personas, advierten en Legalteam, "ni tan siquiera a la posibilidad de tener un TIE (Tarjeta de Identificación de Extranjeros) y tendrán luego que renovar o modificar sus permisos simplemente con la resolución favorable por una sencilla razón: la policía solo nos permite tomarnos las huellas para la confección del TIE, es decir, del plástico, si nos quedan por delante de la resolución emitida más de seis meses de residencia o de estancia pues no se expiden TIEs si el tiempo que nos queda es inferior a los seis meses". La primera resolución favorable suele ser de un año, por eso, si se tarda más de seis meses en conseguir cita ya nunca podrá conseguirse, porque quedan menos de seis meses para que se agote y tenga que ser renovada de nuevo. Un bucle en el que se encuentran cientos de personas desde que se inició el confinamiento y para el que, por ahora, no hay solución. Solo seguir refrescando la página web de Extranjería sine die.
Nueve de la mañana de un martes de julio frente al CIE de Aluche, ahora vacío de internos por el covid. La antigua cárcel de Carabanchel, reconvertida y pintada de amarillo y azul eléctrico, no sirve únicamente de Centro de Internamiento para Extranjeros, sino que es uno de los principales puntos de la Policía Nacional para el papeleo relacionado con extranjería en Madrid. El imponente edificio no es pequeño -todo el complejo tiene alrededor de una hectárea de terreno-, pero la cola de personas que espera bajo el sol mañanero le da la vuelta. Y lleva así más de una semana. A diario, desde que se reabrieron los trámites presenciales para permisos de residencia y trabajo para extranjeros que se interrumpieron durante la pandemia, cientos de personas esperan a ser atendidos para que les renueven sus permisos de residencia o trabajo, registren sus huellas o, simplemente, recoger la tarjeta de residencia. Y aunque el sistema funciona con cita previa, cada mañana miles de personas se hacinan sin respetar las medidas de seguridad contra el covid y la escasez de funcionarios de Policía Nacional lo ralentiza todo.