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El 'misil' del covid irrumpe en la batalla Casado-Abascal por liderar la derecha
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la crisis altera las estrategias previas

El 'misil' del covid irrumpe en la batalla Casado-Abascal por liderar la derecha

Ambas formaciones se encuentran inmersas en una carrera de fondo, alterada por la pandemia, por ver quién se convierte en la primera fuerza dentro de la derecha próximamente

Foto: Imagen del mitin de Vox del pasado 8 de marzo. (Reuters)
Imagen del mitin de Vox del pasado 8 de marzo. (Reuters)

Abascal y Casado. Vox y el PP. Las dos formaciones comenzaron en diciembre de 2018 una batalla que se antojaba larga, con altibajos y con un sinfín de factores que determinarían quién se hace con el cetro de principal partido de la derecha española en los próximos años. Pero un año después de que se iniciara esa disputa, en China germinaba una pandemia global que lo ha puesto todo patas arriba, también las luchas políticas. Antes de que se decretara el estado de alarma, el debate giraba sobre el pin parental, el feminismo o la violencia de género. Incluso Vox aprovechó el 8 de marzo, cuando la epidemia ya azotaba, para presentarse en un mitin multitudinario como la única alternativa al bloque "progre", un día en el que el PP acudió con perfil bajo a las manifestaciones por el Día de la Mujer. Mucho ha llovido desde entonces, en tan solo dos meses, pero la carrera en el espectro de la derecha española continúa y el covid cambia el escenario.

En los primeros compases del Gobierno de coalición, el principal debate residía en cómo iba a afrontar esta situación el PP, en si marcaría perfil propio o buscaría competir con el tono de Vox para que no le arrebatara la imagen de oposición. El coronavirus parece haber acelerado este debate. Si bien los de Casado han apoyado al Gobierno en las primeras prórrogas del estado de alarma, en las últimas fechas ha ido endureciendo el tono frente al Ejecutivo hasta optar por no apoyar la última extensión de la medida.

Este mismo viernes, la formación anunciaba que denunciaría al Ejecutivo por el reparto de mascarillas defectuosas, una práctica en la que también han incurrido comunidades en las que gobierna el PP como Andalucía. Los populares pasan a la ofensiva en los tribunales como muestra de su rechazo y siguen la estela de Vox en la pandemia.

Foto: Abascal, durante su intervención este domingo. (EFE)

Si la estrategia es o no efectiva lo dirán unas futuras elecciones, para las que —'a priori'— queda mucho aún. Pero las encuestas sí empiezan a reflejar una tendencia positiva para Casado y los suyos, que aventajan en historia, diputados y poder territorial a Vox. El último CIS dio aire a los populares, pasando del 19,6% al 21,1% y frenó en seco las aspiraciones de los de Abascal, que registraban una bajada desde el 14,8 hasta el 13% en intención de voto.

El 2 de mayo, el diario 'ABC' publicó una encuesta realizada por GAD3 en la que Isabel Díaz Ayuso se dispararía en unas elecciones a la Comunidad de Madrid, con una estimación de voto del 41,1% frente al 22,2% actual y pasando a depender únicamente de Ciudadanos para llegar a la mayoría. Otro estudio de Sociométrica para 'El Español' de finales de abril registraba también un ascenso de Casado, que llegaría al 25,4%, a menos de tres puntos de los socialistas. Los sondeos parecen apuntar a una línea ascendente para Génova frente a Abascal.

El líder del PP parece haber optado en las últimas semanas por acentuar su papel de oposición. Así lo cree la politóloga Berta Barbet. "Casado ha tenido una estrategia bastante más de hacer oposición (que de hombre de gobierno)", opina la experta, que explica que son algunos presidentes autonómicos y cargos locales del partido quienes han asumido ese tono institucional más destacado como es el caso del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, o el presidente andaluz, Juanma Moreno.

"El PP (a nivel nacional) está reforzando (en la crisis) la estrategia de intentar captar el espacio de Vox", apunta Barbet, que pese al buen pronóstico de los populares que reflejan las encuestas no tiene claro que esta vía termine beneficiando a Casado. "No creo que vayan a ser más creíbles que Vox en este espacio y terminarán reforzando a Abascal", comenta la investigadora, que cree que el líder popular ha optado por este camino en lugar de ensalzar la imagen de buen gestor: "Opta por una oposición más clara".

placeholder Casado pasa por el sitio de Abascal en el Congreso. (EFE)
Casado pasa por el sitio de Abascal en el Congreso. (EFE)

Antonio García Maldonado, analista político y exasesor de Pedro Sánchez en Moncloa, añade un elemento que puede inquietar a Casado y que ha podido determinar su estrategia en este contexto: la hiperbolización constante dentro de los medios que puedan considerarse afines a la derecha, es decir, "exagerar una situación que ya es tremendamente exagerada". "Lo que hacen es poner la apuesta demasiado alta y en esa apuesta siempre está Vox por encima del PP", asegura el experto, que compara la situación de crispación con la legislatura de 2004-2008. "Lo que pasa es que entonces el PP no tenía un partido a la derecha, no estaba Vox".

Otro de los elementos que puede mermar las aspiraciones de Casado por aglutinar el centroderecha es el giro dado por Ciudadanos durante la pandemia, con una Inés Arrimadas que mira al centro cuando ya se intuía una suerte de absorción por parte del PP. Esta situación, corroborada con el apoyo de los naranjas a la prórroga del estado de alarma, podría abrir de nuevo la competencia por el centro cuando ya se pensaba terminada.

Antes de la pandemia, la profesora de Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya, Ana Sofía Cardenal, explicaba que ya entonces PP y Vox buscaban cada día convencer al electorado de que son la mejor —la única— opción y la oposición más clara al Ejecutivo de Sánchez. En esta batalla, tenía dudas del beneficio que pudieran obtener los populares. "Parece que el PP queda diluido entre un discurso mucho más fuerte de Abascal, que utiliza mensajes más simples y más claramente opuestos y polarizados contra el Gobierno", incidía en conversación con El Confidencial. "El PP tiene que conseguir ser el partido de la oposición", apuntaba Cardenal, que considera que la diferencia de casi cuarenta escaños entre ambos partidos puede ser secundaria en esta batalla por la oposición dado el peso que tiene hoy Vox.

El coronavirus ha borrado del mapa mediático uno de los temas clave de los últimos años: Cataluña. Cardenal no tenía dudas de que un mayor conflicto entre Gobierno central e independentistas beneficiaría a Vox por encima del PP: "Si la legislatura continúa y el tema es Cataluña, Cataluña y Cataluña, esto va a beneficiar (...) más a Vox", apuntaba a finales de febrero. El hecho de que hoy por hoy la crisis territorial haya desaparecido casi por completo de la actualidad puede ser otro de los aspectos que esté dando un respiro en las encuesta a los populares.

¿Reforzar la imagen de gestor?

Esta coyuntura —y la estrategia adoptada por el PP— lleva a dejar en un segundo plano ese ideario de los populares como los buenos gestores que fueron capaces de sacar al país de las últimas crisis. García Maldonado abogaba hace dos meses por que Casado explotara esta experiencia frente al Gobierno de Sánchez y la utilizara para reforzarse ante Vox. Pero ahora considera que el contexto específico actual puede cerrar esta vía estratégica para el PP. En concreto, por la importancia de Europa en la reconstrucción poscovid.

"Esta crisis es distinta porque no tiene una mala gestión económica previa (...), pero además se ha interiorizado mucho que gran parte de la solución económica posterior pasa por Europa y ahí el PSOE sigue siendo percibido como un partido europeísta y Sánchez como alguien que lucha cosas en Europa". A esto se le podría unir la importancia de la sanidad pública para salir de la crisis y la vinculación de los recortes con el PP en los últimos años.

En este contexto en el que Casado no ha conseguido explotar la imagen de gestor en periodo de crisis, el peso territorial del partido puede ayudar a fortalecer esa imagen institucional. Barbet, que no cree que el covid vaya a beneficiar en exceso a PP o Vox, percibe que "al tener poder autonómico, en estos territorios sí están reforzando esa posición institucional y de que el Gobierno son ellos". "Creo que les va a beneficiar", comenta la politóloga de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Foto: Iván Espinosa de los Monteros, en el Congreso. (EFE) Opinión

Es aquí donde entra una de las paradas que se esperaba para el mes de abril y que probablemente termine llegando este mes de julio: las elecciones gallegas y vascas. Se trata de un escenario en el que, salvo catástrofe política, Pablo Casado debería salir ampliamente beneficiado. La mayor implantación de la formación en Euskadi y que Feijóo parta como favorito para seguir al frente de la Xunta elevarían al PP como la gran alternativa a Sánchez y su gestión, mientras que Vox tendrá dificultades para lograr representación en ambos territorios y puede ser visto como una opción que no siempre es segura.

"Vienen años en los que va a haber elecciones en Cataluña, País Vasco y Galicia, que son tres espacios en los que Vox debería ser débil. Eso daría al PP cierta capacidad de parecer más fuerte", apunta Barbet, que recuerda el caso de las elecciones andaluzas en las que Vox dio el salto a las instituciones en 2018 y cómo estas catapultaron a Abascal. "Ahora debería ocurrir lo contrario". A García Maldonado le sorprende la falta de templanza en las filas del PP en los últimos meses, más allá del coronavirus, dada la cercanía de estos comicios. "Me ha extrañado mucho que no tenga más calma pensando en que en Galicia probablemente Vox no tenga representación ni en el País Vasco.... el hecho de que no haya esperado a la decepción electoral de Abascal".

¿El momento para el giro chovinista?

Al contexto de crisis sanitaria, se le suman las dificultades que pueda tener la derecha para sumar una mayoría suficiente en un arco parlamentario plagado de formaciones minoritarias y nacionalistas. Así, todo hace prever que para que el PP o Vox puedan gobernar, ambos deberán sumar una mayoría amplia para no necesitar de otras siglas y es aquí donde entran las fórmulas que puedan llevar a un ensanchamiento de los electorados.

En este entorno de posibles giros estratégicos en busca de otros perfiles de votantes más allá del centroderecha y la derecha extrema entraría un elemento que no ha incluido Vox, pero que sí está en otras formaciones de ultraderecha del entorno como la Agrupación Nacional de Marine Le Pen: el chovinismo del bienestar y la lucha por el votante de izquierdas.

Hasta el momento, Santiago Abascal ha presentado la propuesta económica más liberal, poco atractiva en cuanto a niveles de protección social para las clases trabajadoras y se ha limitado a lanzar consignas sobre que los inmigrantes se llevan las prestaciones. Antes de la pandemia, la revuelta del campo parecía ponerle de cara a Vox que apostara por una estrategia más proteccionista frente a Europa e intentar capitalizar ese descontento para ser percibido como un partido más transversal. Esta fórmula "lepeniana" ha buscado generalmente proyectar la idea de protección de los nacionales frente a los foráneos.

Ahora, la pandemia vuelve a abrir una vía en esta línea, aunque habrá que esperar a ver cómo se plasma la gestión poscrisis de Moncloa y si, de consolidarse la línea ascendente del PP, Vox se ve obligado a buscar otros nichos. Así lo piensa Berta Barbet: "Dependerá mucho de si el Gobierno tiene herramientas para hacer una ofensiva de redistribución económica fuerte o no y eso lo sabremos dentro de un año. Si el Gobierno es capaz de hacer un discurso marcadamente de izquierdas en términos económicos, habrá menos espacio para que Vox haga un giro así. Pero si, por contra, el Gobierno tiene que aplicar algún tipo de austeridad, Vox podría dar este giro y le podría salir relativamente rentable".

Foto:  Nicasio Gómez, alcalde de Cardeñuela Riopico. (J.B.)

Sin embargo, la experta incide en que el peso del eje cultural en nuestro país puede dificultar este giro de Vox. "Ha ido bien a otros partidos cuando lo han hecho, pero en España tengo dudas de que sea factible porque a diferencia de otros países aquí el eje cultural —feminismo, formas de vida más progresistas...— ha sido muy importante. (...) Si te sitúas en la derecha extrema cultural, no sé si podrás captar por la izquierda en lo económico", reflexiona la politóloga, que también considera que los perfiles de los dirigentes del partido de Abascal pueden complicar un hipotético cambio hacia esta línea por su vinculación con las clases altas.

Es una incógnita si Vox virará en algún momento hacia estas posiciones en materia socioeconómica. En las últimas semanas, se han podido ver las diferencias en cuanto a la concepción socioeconómica que hay dentro de la formación en el debate de si es necesario regular o no el precio de las mascarillas. El pasado 26 de febrero, el eurodiputado Jorge Buxadé, recientemente ascendido a portavoz del Comité de Acción Política, cargaba contra el precio inflado de unas mascarillas en la crisis sanitaria e ironizaba con que "las leyes de la economía" se convertían en "enemigas de la libertad y la justicia". El 17 de abril, su compañero en el Parlamento Europeo Hermann Tertsch criticaba al Ejecutivo de Sánchez por regular el precio de estos artículos de protección individual: "Como Maduro", aseguraba.

Más allá de todos los elementos que puedan estar relacionados con la crisis del covid-19, volverán a la palestra temas como la crisis territorial catalana y otro de los factores esenciales será la duración del actual Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos: si este logra aprobar unos presupuestos que permitan que la legislatura siga en marcha o si, por contra, la coyuntura precipita unas nuevas elecciones anticipadas en plena crisis.

Abascal y Casado. Vox y el PP. Las dos formaciones comenzaron en diciembre de 2018 una batalla que se antojaba larga, con altibajos y con un sinfín de factores que determinarían quién se hace con el cetro de principal partido de la derecha española en los próximos años. Pero un año después de que se iniciara esa disputa, en China germinaba una pandemia global que lo ha puesto todo patas arriba, también las luchas políticas. Antes de que se decretara el estado de alarma, el debate giraba sobre el pin parental, el feminismo o la violencia de género. Incluso Vox aprovechó el 8 de marzo, cuando la epidemia ya azotaba, para presentarse en un mitin multitudinario como la única alternativa al bloque "progre", un día en el que el PP acudió con perfil bajo a las manifestaciones por el Día de la Mujer. Mucho ha llovido desde entonces, en tan solo dos meses, pero la carrera en el espectro de la derecha española continúa y el covid cambia el escenario.

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